Por Carlos Tórtora.-

El tratamiento de la Ley Bases pasó para la semana que viene ante los numerosos pedidos de reformas de la oposición. Algunos se preguntan si el silencio de Javier Milei sobre el tema no obedece a la presunción de que la ley no será aprobada por el Senado. De hecho, el presidente actúa como si el tema no existiese más y se dedica en cambio a sus incursiones en política internacional.

¿Qué consecuencias tendría para el gobierno la no sanción de la ley ómnibus? La primera y tal vez la más importante sería el crecimiento de la desconfianza de los mercados ante un gobierno que no puede negociar una ley fundamental. En segundo lugar, la apelación a los DNU será intensa y esto aumentaría a su vez la conflictividad con el Congreso. También se puede apuntar que Milei, resentido, enterraría a corto plazo cualquier mecanismo de acuerdo con los gobernadores, después de ver que, al menos por ahora, los gobernadores dialoguistas no obligan a los senadores de sus provincias a que voten a favor del gobierno.

La tendencia de Milei al aislamiento y a hacer política sin alianzas es natural en él, pero podría acentuarse en este cuadro negativo. Sin la ley Bases, la sociedad entre LLA y el PRO podría relativizarse en la medida en que los macristas no pueden en realidad garantizarle nada a la Casa Rosada.

Si se diera este panorama, para muchos se reproduciría la situación de los primeros sesenta días de gobierno. Es decir, un presidente que batalla a diario contra las maniobras de la casta con la única alianza con el PRO.

El DNU es la clave

En realidad, el gobierno hoy por hoy se sustenta en la aplicación del DNU 70/23, que contiene la mayor parte de las reformas en marcha. Milei puede soportar no contar con la Ley Bases pero no puede prescindir del mega DNU. La mayoría transitoria que el gobierno tiene en Diputados es, en este sentido, una barrera indispensable que evitar que la cámara pueda derogar el DNU. Germán Martínez le pidió a Martín Menem una sesión especial para tratar el tema pero no obtuvo respuesta. Como oposición, es al kirchnerismo a quien corresponde presionar contra el DNU. El silencio actual se presta a sospechas de distinto tipo.

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