Por Luis Alejandro Rizzi.-

Hablemos con franqueza. El paro del miércoles próximo es “político”, pero con diferentes finalidades.

“El paro” tiene tres protagonistas: la CGT, el peronismo y el cristikirchnerismo.

Para la CGT y el peronismo, el paro es un medio para establecer una “mesa de negociación”. Para el “cristikirchnerismo”, el paro es una estación de un recorrido que tiene como punto final desestabilizar al gobierno.

Como lo dice el diario Clarín, la CGT puede haber sido funcional al cristikirchnerismo, pero asimismo es cierto que, pese a la Bancaria, la UOM y Smata, nunca fue “K”. Gerardo Martínez es esencialmente negociador y tiene una sensibilidad especial para buscar equilibrios. Probablemente después del 24, Martínez podría ser protagonista político de una negociación gobierno CGT.

Es razonable pensar que la marcha que acompañará al paro pueda ser infiltrada. Cualquier incidente, por mínimo que fuera, jugaría a favor del gobierno.

Héctor Daer cometió una grave imprudencia cuando hizo una advertencia de tinte mafioso a los diputados que voten a favor de la ley “bus”, pero quizás su intención haya sido otra: compensar la supuesta intransigencia del gobierno en la negociación y sobre todo en la intención de obtener una media sanción antes o el mismo día 24.

Es obvio que el gobierno de Javier Milei debe reacomodarse y ya la excusa del tratamiento legislativo del DNU 70 y la ley “bus” no son argumentos válidos, ya que en el orden administrativo se podrían haber emitido directivas y políticas para el transporte, el aéreo sitiado por la falta de dólares lo mismo que los ferrocarriles, que ven afectadas sus prestaciones por falta de repuestos y mantenimiento.

Si vemos la realidad con optimismo, podría ser que el “paro” le sirva al gobierno como el personaje central de Hombrevida, de Chesterton, como una advertencia seria.

El gobierno debe entender de una buena vez, que la realidad existe y el otro también.

Es la política.

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