Por Luis Américo Illuminati.-

«La masa es siempre intelectualmente inferior al individuo aislado. Pero desde el punto de vista de los sentimientos, es totalmente insensible, temible y peligrosa cuando ha sido sugestionada por hábiles y perversos demagogos». Gustave Le Bon.

La ciudad de Salta se vio sacudida por una serie de cortes de ruta y calles llevados a cabo por agrupaciones piqueteras, generando un clima de profundo malestar entre los habitantes de la provincia. Uno de estos bloqueos tuvo consecuencias execrables cuando una madre en estado de angustia y desesperación les rogó llorando a los piqueteros que le permitieran pasar para llegar a la morgue y despedirse de su hijo, víctima de un homicidio en la ciudad de Orán. El incidente ocurrió en el norte provincial, sobre la Ruta Nacional 34, a la altura de la localidad de Gral. Mosconi. Los piqueteros -integrantes del Polo Obrero- se negaron rotundamente a dejarla pasar a la afligida madre quien, entre lágrimas y sollozos, les explicó que necesitaba llegar urgentemente a la morgue del hospital San Vicente de Paul para despedirse de su hijo fallecido. La respuesta de los piqueteros fue terminante. Sonó igual que una sentencia condenatoria impuesta a un reo. Uno de ellos dijo: «Que la señora espere del otro lado otro colectivo. No puede pasar nadie. Que se pague otro colectivo y que llegue, pero acá nadie pasará». Un verdugo hubiera tenido más piedad que estos desgraciados «enemigos del pueblo».

Esta situación pone de manifiesto la bajeza y la ruindad de estos individuos impiadosos ante el dolor de una madre que buscaba despedirse de su hijo fallecido. El hecho no tiene calificativo moral, un acto indignante, repudiable, que pone al desnudo la naturaleza maligna de la masa, conjunto de individuos que solos no valen nada, pero en masa son unos tremendos miserables, unos cobardes, unas rémoras que contaminan la tierra que pisan y apestan el aire que respiran, lo mismo que los Moyano y los Belliboni, con quien comparten los mismos malos fines.

Las autoridades de Salta están en falta, sobre todo, el gobernador Gustavo Sáenz jurídicamente es el depositario de la fuerza física para utilizarla en favor de los débiles y al mismo tiempo en contra los delincuentes y demás transgresores de la ley que perturban el orden y la tranquilidad pública. Bloquear una ruta es delito. Al no impedirlo, el gobernador entonces está incurso en delito (Incumplimiento de los deberes de funcionario público), motivo por el cual debe ser destituido mediante el Juicio Político respectivo.

Este ominoso hecho nos rebela la paciencia al estar aún fresca la memoria de la incontenible psicosis oficial ocurrida durante la terrorífica cuarentena impuesta totalitariamente por el kirchnerismo a raíz del coronavirus, donde los ciudadanos se sentían prisioneros de un poder desquiciado. Y como todo el mundo sabe -público y notorio-, los piqueteros son viejos aliados y compañeros de ruta del kirchnerismo.

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