Por Carlos Andrés Ortiz.-

El contexto de las grandes hidrocarburíferas, sus acciones y presiones.

Además de las complejidades técnicas del amplio y muy estratégico tema de La Energía, que muchos ignoran, suelen ser no muy conocidas las acciones -muchas veces violentas- de las transnacionales de los hidrocarburos, diversas alianzas estratégicas y otros acuerdos semisecretos o de muy difícil comprensión para no especialistas en Energía, en Estrategia o en Economía Heterodoxa (los economistas ortodoxos liberales suelen desdeñar estos análisis). Así sucede con el mega acuerdo oligopólico de “Las Siete Hermanas”, que en 1928, en el castillo de Achnacarry (cerca de Glasgow, Escocia), fue rubricado para manejar en forma excluyente el gigantesco mercado petrolero mundial, asegurando el poder y altísimas rentabilidades, a las siete mega petroleras anglosajonas, y excluir o minimizar a otros competidores.

Ese poder casi omnímodo, fue capaz de voltear gobiernos, sobornar resortes del poder (incluyendo por supuesto a los medios de difusión “dóciles” o de propiedad del cartel), o impulsar el acceso al poder a gobernantes corruptos o de escasas convicciones nacionales.

Con la creación de muchas empresas petroleras estatales, y luego con la creación de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), algo se recortó del poder antes excluyente, de las hidrocarburíferas transnacionales, pero siguen teniendo una formidable capacidad de presión, que no dudan en aplicar, con guantes de seda y puños de hierro.

El golpe de Estado oligárquico-liberal de 1930 en Argentina, “tuvo fuerte tufo a petróleo”, siendo rápidamente beneficiadas las dos petroleras anglosajonas, en perjuicio de la muy eficiente petrolera estatal YPF, además de afectar a los consumidores al aumentar los precios de combustibles y lubricantes.

Pero no fue el único caso en Argentina. Algo similar en un marco mucho más violento, ocurrió en 1955 (revolución fusiladora, antinacional de antiperonismo visceral, festejada por Churchill); en 1962, para neutralizar el autoabastecimiento petrolero logrado por Frondizi, duramente criticado por el radicalismo “tradicional” golpista y liberal; muy clara y brutalmente en 1976, con un personero de los intereses oligárquicos de la SRA (Sociedad Rural Argentina) y de los intereses foráneos, como lo fue Martínez De Hoz, (con el General Videla como lacayo obediente), en particular del Sector Energético; dedicándose con ahínco digno de mejor causa, a demoler financieramente a YPF y otros entes y empresas del Estado.

YPF y todos los demás entes estatales, eran en el “proceso” endeudados para hacerlos inviables y transfiriendo los montos de los créditos recibidos, a la voracidad del Tesoro Nacional (o sea que perversamente quedaban los pasivos y los activos eran transferidos para enjugar los déficits de la demencial política destructiva neoliberal, impuesta a fuerza de bayonetas). Ese desmadre intencional fue después usado para tildar de “ineficientes” a los entes estatales, ocultándose que esas “ineficiencias” fueron intencionalmente causadas por personeros de los intereses antinacionales.

Posteriormente con gobiernos civiles cooptados por el neoliberalismo, como los de Menem, De La Rúa y Macri, siguieron los ataques intencionales a las Empresas y Entes del Estado.

En el menemato, se extranjerizaron empresas estratégicas -YPF entre ellas-, por precios subvaluados y sin importar la soberanía nacional. Con Macri se llegó al descaro total, al poner el Sector Energético Nacional al mando de Aranguren, alto ejecutivo, accionista y fuerte lobista de la empresa Shell, a la cual fue acusado de beneficiar, además de ser el instigador principal de los desaforados tarifazos que volvieron impagables a los servicios públicos, instalando un tétrico cuadro de pobreza energética.

Antes de eso, en la década del ‘30 del siglo XX, se atribuyó a petroleras anglosajonas el fogoneo de la fratricida guerra entre los pueblos hermanos de Bolivia y Paraguay, con nefastas consecuencias y odios perdurables que mucho nos dañan a todos los integrantes de la Patria Grande de Íbero América.

A nivel mundial, abundan los casos de intervencionismo semi encubierto y de agresiones directas, siempre con algún pretexto “humanitario” o “democrático”, o “para defender al país ‘ayudado’ contra el peligro comunista”. Así sucedió en Irán, en 1953, cuando para abortar el manejo con visión nacional de los hidrocarburos, provocaron el golpe de Estado que instaló en el poder al Sha, quien fue funcionalmente dócil a los dictados de las potencias anglosajonas y las grandes petroleras basadas en esas potencias. Agresiones armadas directas, que destruyeron a sus países, fueron el alto costo que soportaron y siguen soportando, Libia e Iraq, grandes exportadores de hidrocarburos, que de distintos modos no fueron funcionales a los designios de los mega poderes transnacionales. Previo a eso, se fogoneó una larga guerra que desangró a Irán e Iraq, poco después que la revolución de los Ayatolahs expulsó del poder al Sha, poniendo a la riqueza hidrocarburífera iraní al servicio de los intereses nacionales. Nada fue ni es casual…

En Rusia, el desguace socio económico generalizado provocado por el neoliberalismo salvaje instalado después de la disolución de la Unión Soviética, provocó una descomunal crisis, que de haber proseguido era el camino directo al desguace del gigante euroasiático en al menos cuatro países, o más, debilitados, extranjerizados económicamente y desindustrializados.

En ese contexto, los cuantiosos activos de las petroleras y gasíferas, habían pasado a ser manejados por el sector de nuevos ultras ricos, llamados genéricamente “los oligarcas”, de los cuales tampoco por casualidad varios de ellos pasaron a radicarse en Londres, habiendo estado avanzados los trámites para transferir la propiedad de las inmensas riquezas rusas de petróleo y gas, a manos de empresas de Gran Bretaña y EEUU.

Esa mega maniobra de extranjerización a manos de petroleras del Poder Atlantista, fue abortada a tiempo por el gobierno de Putin, mediante el renacido Poder del Estado (antes en disolución), mediante diversas herramientas legales, entre ellas las tomas de la propiedad efectiva, en cancelación de abultadas deudas impositivas. Esa medida fue una de piezas angulares de la rápida recuperación del Poder Real por parte del Estado del gigante euroasiático.

Ese accionar de recuperación del Poder del Estado Nacional, retomando el control de las estratégicas empresas hidrocarburíferas, concretado en Rusia, fue la antítesis de la estatización de deudas de mega empresarios argentinos, perpetrada por Cavallo en el menemato, hecho vergonzoso ocultado por el periodismo concentrado, manejado por esos mismos grupos de poder económico, los cuales no por casualidad presionan para volver a malvender YPF y limitar aun más el accionar del Estado Nacional en todo el Sector Energético.

En 2013, el brazo agresor del poder anglosajón con formato pseudo ecologista, que es Greenpeace, montó el circo del abordaje a un barco ruso de exploración petrolífera en el Ártico, en cuya tripulación había dos argentinos, de los cuales la “cara bonita del abordaje” pasó después a militar en el neoliberalismo macrista. Todo cierra claro, si se analiza.

La ya prolongada guerra Rusia-OTAN, hasta ahora circunscripta a Ucrania, tiene un considerable componente energético, del cual hasta ahora la Unión Europea aparece como la gran perjudicada, y EEUU como el beneficiario principal, al abrir un mercado enorme a su costoso gas transportado en buques metaneros, para los cuales las instalaciones portuarias hoy existentes en Europa, parecen ser insuficientes, formando todo eso una crisis energética en el viejo continente sediento de Energía, que no parece tener solución en el corto plazo.

Otros casos a analizar son los recientes de Sudamérica. Más allá de errores y limitaciones propias de Venezuela, que no pudo hasta hoy diversificar su economía, muy dependiente del petróleo, y sin dejar de lado que la pirotecnia verbal algo incontinente del Presidente Chávez, pudo no ser acertada, lo concreto es que las sanciones económicas de EEUU, en una clara acción de imperialismo de tipo decimonónico, parecen ser el alto costo que hacen pagar a la nación bolivariana, por tener una política exterior autónoma y manejar su propia gran riqueza hidrocarburífera.

Exportador de petróleo en escala menor que su vecino caribeño, la traición política del sucesor de Rafael Correa, Lenin Moreno, en Ecuador, volvió a dejar a su nación sumida en el neoliberalismo, con lo cual pasó a ser un proveedor “confiable” (léase dócil), del vital insumo energético, para las Potencias Atlantistas (también llamadas “occidentales”); proceso en el cual el poder de los medios hegemónicos de comunicación habrá tenido un rol preponderante. En Brasil, el neoliberal Bolsonaro está operando para desguazar al gigante estatal Petrobras, lo cual, si no fuera revertido, dejará la porción del león de las enormes utilidades del sector en manos privadas, preponderantemente extranjeras, y seguramente los grandes yacimientos del Presal, a disposición de los requerimientos de las Potencias Atlantistas y sus petroleras. Otros grandes exportadores de hidrocarburos, como Arabia Saudita y Nigeria, no están utilizando los cuantiosos recursos recibidos, para diversificar sus economías y no estarían mejorando en forma acorde, el nivel de vida general de sus poblaciones. Es la vieja historia de las riquezas fáciles, que desestimulan otras actividades económicas, conocida en Economía como “el mal holandés”. Noruega en cambio, estaría creando un fondo especial para el desarrollo y diversificación económica, previendo el agotamiento en el mediano plazo, del rico yacimiento de aguas profundas del Mar del Norte. Claro está que los nórdicos son pieza clave del Poder Atlantista, siendo limítrofes con Rusia, en las nuevas fronteras calientes de la revivida versión de la “guerra fría”, hoy en peligroso giro de la no declarada guerra OTAN-Rusia, en territorio de Ucrania.

En Argentina, la vergonzosa extranjerización de YPF, permitió a los especuladores de la española Repsol, dedicarse a “ordeñar” los cuantiosos yacimientos en su momento descubiertos por la petrolera estatal -en particular el mega yacimiento gasífero de Loma de La Lata-, y en el marco del programado descontrol neoliberal, las cuantiosas divisas de las exportaciones presurosamente implementadas, ni siquiera entraron a nuestro país.

Antinacional operatoria, cuyos prolegómenos fueron preparados por la dupla Videla-Martínez De Hoz y sus sucesores del “proceso”, no fueron solucionados por Alfonsín y sus asesores del sector energético afines al neoliberalismo, para ser luego perpetrados con alevosía en el menemato por los privatistas Dromi, Cavallo y otros. Trabajosamente reestatizada YPF en el 51%, tiene un rol esencial en el fuerte resurgimiento del sector hidrocarburífero, y no sorprende que quiera volver a ser extranjerizada y desguazada, si el neoliberalismo del macrismo vuelve al poder en 2023.

Desprecian la soberanía, y operan para la disolución nacional, esos personeros del neoliberalismo subordinado al Atlantismo neocolonialista.

Esa operatoria, de exportaciones sin límites durante largos años, sin obligación de ingresar los dólares a nuestro país, está volviendo a ser implementada, con muy poca difusión mediática. Se advierte en ello el accionar de tecnócratas neoliberales, incomprensiblemente puestos o dejados en funciones con poder de decisión, por el actual gobierno nacional.

El desafío es no pasar a ser simples exportadores de petróleo y gas en crudo, sino que esas enormes riquezas sirvan para nuestro pleno desarrollo, y exportar bienes industrializados con esas riquezas, como fertilizantes, plásticos, combustibles elaborados, energía eléctrica, etc. Pero nos están presionando para que no salgamos del subordinado rol de meros exportadores primarios.

El tema no se agota.

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