Por Mario Cadenas Madariaga.-

El papel de las ideologías.

Las ideologías juegan un papel esencial en la política. Su función es clarificar el acierto de algunas ideas para resolver los problemas de la época y sus correlaciones internas, de manera de constituir un sistema coherente que ayuda a resolver las nuevas situaciones que se puedan presentar.

Frente a las ideologías, se puede sostener un criterio contrario, fundado en las virtudes del empirismo que son generalizaciones que resultan del conocimiento de la realidad.

En el campo político y en los países desarrollados  predomina la concepción democrática, republicana o parlamentaria, y en el campo económico el liberalismo, fundado en las virtudes del mercado y la libertad comercial, complementado con el principio de la propiedad privada, por una parte y por la otra una concepción socialista no marxista, que aboga por un sistema de protección social hacia los mas débiles en el conjunto de la sociedad.

En los países iberoamericanos, que se encuentran en una etapa intermedia entre el desarrollo y el subdesarrollo, en el campo político rigen sistemas híbridos en los que la idea de la democracia republicana se mezcla con la demagogia y el personalismo, más la ineficiencia del Estado para el cumplimiento de todas sus funciones esenciales, tendiendo a descargar la responsabilidad de sus defectos sobre las influencias externas. En el orden económico en general rige el sistema liberal, al menos teóricamente, porque en la practica se desconocen sus principios, lo que provoca crisis periódicas.

La nueva concepción política no ideológica, del principal partido gobernante

Con una notable perspicacia y realismo político, el nuevo partido formado por Mauricio Macri y un grupo de jóvenes profesionales, en el año 2003, se organizaron para presentar una nueva alternativa, fundada en el estudio y solución de los problemas concretos del país, comenzando por los de la Ciudad de Buenos Aires, cuyo gobierno conquistaron en las elecciones del 2007 y lo mantienen hasta el 2019, según las recientes elecciones del 2015.

Pero el fenómeno difícil de prever, fue que con una base territorial, limitada al distrito de la Capital Federal, cuya población es sólo el 6% del total del país, en definitiva, en la primera campaña presidencial, ganaron las elecciones nacionales y en dos jurisdicciones estaduales, cuyas poblaciones representan más del 50% de la población total del país.

La idea fuerza que representa el nuevo partido en la del cambio, situándose fuera de las antinomias conocidas,- peronismo-antiperonismo, radical-peronismo, conservadorismo-progresismo, republicanos-populistas, oligarcas-populares -, abriendo sus filas a los jóvenes no comprometidos, o  con algunos antecedentes, en los partidos tradicionales, pero que estaban dispuestos a renunciar a ellos.

Su criterio fue puro pragmatismo: estudiar los problemas y resolverlos dentro de su realidad, atendiendo el criterio de los vecinos, pero aplicando conceptos más elaborados,  de gran especialización técnica, en algunos casos,  como el desagüe de las zonas inundables de la Ciudad de Buenos Aires, o la mayor eficiencia del sistema educacional o de la salud, o el desarrollo de las zonas más postergadas o los barrios más pobres. En muy pocos casos las soluciones fueron extraordinarias, pero en todos representaron progresos efectivos.

La idea del cambio no está explicada más allá de lo que se ha registrado en la administración de la Ciudad de Buenos Aires, pero es suficiente para señalar una diferencia.

En muchos temas muy sensibles, políticos o económicos, se mantienen indefiniciones notorias, o se incurre en contradicciones, pero siempre se destaca una alternativa para mejorar lo realizado, eludiendo la contradicción entre las soluciones propuestas.

 

En la elección de sus candidatos se prefirió a los jóvenes formados dentro de sus filas, pero también a algunas figuras del deporte, del teatro, o de la actividad sectorial para algunas funciones electivas. Pero ya en el gobierno se dio franca preferencia a jóvenes empresarios, con antecedentes exitosos en la actividad privada.

El arte de gobernar fundada en la eficiencia de la gestión

Ha sido la causa del el éxito de Deng Xiaping frente al puro ideologismo de Mao Zedong, que ha regido la transformación de la China moderna. “Lo importante del gato no es su color sino que cace ratones”. China es hoy por su PBI el país económicamente más grande del mundo, pero no el más poderoso, gracias al crecimiento experimentado luego de las reformas de Deng, que se introdujeron como reformas prácticas, pero en realidad tenían un alto contenido ideológico.

Si Mauricio Macri, por la eficiencia de su gestión logra un resultado parecido al de Deng, va a poder conservar el gobierno para su partido por un largo período, sin meterse en  los problemas ideológicos tradicionales de la Argentina.

Pero no por ello escapará a la fuerza lógica de las ideologías. El primero y mas importante pronunciamiento inicial de Macri fue pedir la aplicación de la cláusula democrática del MERCOSUR a Venezuela -cuya oportunidad no ha pasado-, pues lo colocó a frente al mundo como el gran defensor de la democracia en Ibero América

Pero en realidad el PRO responde en lo esencial a una ideología

El Pro lo que ha logrado fue independizarse de las luchas partidarias -fundamentalmente del peronismo/anti peronismo-, que tienen una inmensa fuerza social, porque toda la ciudadanía, con mayor o menor intensidad, ha quedado atrapado en estas diferencias, en algún momento de su vida.

No tomar esta herencia ha sido su mayor acierto. Pero esto no significa que no valora ni aplica los grandes aciertos del pensamiento liberal en materia política y económica, modernizados por un reconocimiento de las desigualdades sociales, y la necesidad de atenderlas con la ayuda del Estado.

El cambio ha consistido esencialmente en esta apertura hacia las diferencias partidarias, sin distinciones, que habían creado profundas grietas en la sociedad argentina. Solamente podía ser cumplido por un partido nuevo y no por una división de los partidos tradicionales.

Pero no significó una resignación a los principios de la República, es decir al reconocimiento de la división de los poderes, de las libertades individuales, en particular de la libertad de prensa o  de la libertad de comercio;  ni de la economía privada -no creando ninguna entidad estatal, que compitiera con empresas particulares-. sumando la eficiencia del Estado en el cumplimiento de sus funciones.

También agregó flexibilidad ideológica, entre la oposición a la estatización de la administración privada de las jubilaciones, y el apoyo posterior al sistema; lo mismo en el caso de la expropiación de YPF y su apoyo ulterior; o en el caso similar de Aerolíneas. Se rindió tributo, a una simbología popular que relaciona esas empresas, con su seguridad económica.

Las ideologías en la historia argentina

La Argentina ha sido un país fuertemente dividido por ideologías políticas y económicas durante el régimen colonial y toda su vida independiente.

Bajo el gobierno de la monarquía española las ideologías fueron mas duras porque no reconocían los límites de la libertad de conciencia, y con tales características impusieron la intolerancia religiosa, la obediencia al poder real, y los privilegios y las restricciones a las libertades comerciales en el orden económico.

En el origen de nuestra vida independiente, se debió resolver entre la continuidad dentro del reino, pero  modificando el  absolutismo monárquico, por una forma de  monarquía constitucional u optar por la independencia. En los hechos se resolvió por esta última en mayo de 1810, pero formalmente se demoró seis años en adoptar la decisión de la independencia, en el  Congreso de Tucumán,  cerrándose  también la solución monárquica, incluida su variable autóctona o indígena.

En realidad se fue abriendo paso la idea de la República, en toda Hispanoamérica, no sólo por el antecedente de los EEUU sino porque conciliaba mejor con el espíritu igualitario de la población en todos  sus estratos.

También debió optar por continuar con un sistema económico fundado en la división de las funciones por gremios, estrictamente reglamentados y amparados por privilegios reales, de los que estaba  excluido la nobleza, que tenía un status propio y vivía de la explotación de sus propiedades a cargo de los siervos, y otros dependientes. En esto fue decisiva la influencia del liberalismo, tanto de origen español, francés e inglés, sumado al espíritu libertario de todos los sectores en materia económica.

Inmediatamente después sobrevino la honda diferencia entre una concepción de gobierno centralizada en la ciudad de Buenos Aires, que se llamó unitaria, y una organización descentralizada, con reconocimiento de las provincias, como centros de gobierno con autonomía, excepto para la conducción de los negocios externos, que fue la corriente federal.

Después de la batalla de Caseros, la solución se encontró en la Constitución de los Estados Unidos, imitada en el proyecto de Alberdi, que era una obra de derecho público de excepcional valor, pudiéndose superar los enormes antagonismos internos, que por lo menos absorbieron 30 años de luchas civiles muy sangrientas.

En el largo período de 1853 a 1930, hubieron diferencias y luchas  ideológicas en el tema de la capitalización de la Ciudad de Buenos Aires, al final del gobierno de Avellaneda; en la  reforma educacional durante la Presidencia de Roca, entre el positivismo de la época y el pensamiento católico;  entre los diferentes grados de liberación de la economía dentro del liberalismo predominante; en el orden democrático, una    por una ampliación de la base electoral – hasta la ley Sáenz Peña -; por la estabilidad de los precios al consumidor, sostenido por los socialistas, en defensa del salario; el pensamiento anarquista y sus ataques al orden publico.

La década del treinta fue  plena  de luchas ideológicas, derivadas del nacionalismo, las infracciones a la pureza del sufragio, y los graves problemas sociales y económicos producidos por la crisis mundial de esos años, más la proyección de los diferentes regímenes antidemocráticos que surgieron en Europa..

Los últimos setenta años fueron ocupados por  luchas ideológicas entre una concepción partidaria que no admitía limites a la voluntad de las mayorías populares y las demás instituciones y sectores de la sociedad argentina, que lucharon por defender los principios republicanos. Esto se derivó en violaciones graves a los derechos constitucionales con intervenciones militares, las que con un amplio respaldo civil, interrumpieron la continuidad de gobiernos elegidos por la voluntad popular. Y al final una guerra interna, no declarada, en la que se cometieron excesos por parte de los dos  beligerantes, con alrededor de 8.000 víctimas, una por un cambio proclive a instaurar una dictadura del proletariado, del tipo cubano, y la otra en defensa de la Constitución, cumpliendo órdenes del Estado. El éxito favoreció a las fuerzas del orden, y el sistema de la Constitución fue restablecido, pero las FFAA y de Seguridad fueron juzgadas y encarceladas, mientras las de la subversión nunca recibieron sanción alguna.

En la actualidad nos encontramos en una coyuntura excepcional porque ha terminado la gestión de doce años, de un gobierno populista, personalista, corrupto, que no reconoce los límites de la concepción republicana, que ha tenido unos primeros años económicamente muy favorables, durante los cuales se concedieron varios beneficios sociales importantes, pero que en los cuatro años finales, por el cambio de la situación internacional y sus propios errores, aumentó la pobreza, se alteraron las estadísticas oficiales, para evitar el conocimiento de la degradación de la situación y en definitiva se perdió el gobierno por una clara mayoría de la formula opositora (51% contra 48%).

La convocatoria final fue a la unidad

Los mensajes presidenciales del 9 y 10 de diciembre -de CFK y Mauricio Macri- y las asambleas populares que las escucharon con parecido entusiasmo, señalan el valor presente de la convocatoria a la unidad del actual Presidente.

Pero no hay que engañarse ello estará estrechamente vinculado al éxito de la gestión que se inicia.

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