Por Malú Kikuchi.-

“Fair play”. La definición en español sería, “juego limpio” o “respeto por las reglas de juego”. En la Argentina es bastante difícil de encontrar; en cualquier ámbito, tanto en el deporte como en la política.

En pleno mundial, cuando el futbol ocupa las noticias, la clasificación de Japón, por el hecho de tener menos tarjetas amarillas que Senegal, o sea por jugar “fair play”, enseña que el respeto por las reglas, vale la pena.

Cuando hay una elección de lo que fuere, en cualquier lugar, el que gana, gana y el que pierde felicita al ganador esperando su próxima oportunidad. Eso sería lo correcto. Algunos chicos de la FUBA, no lo saben.

Después de 5 años sin elecciones y de gobernar la FUBA durante los últimos 17 años una agrupación de izquierda (el Partido Obrero, PO y la agrupación La Mella), el sábado 23/6, los estudiantes, votaron.

Ganó la lista 1 Nueva FUBA, en defensa de la educación pública, formada por UCR, PJ, PS e independientes. Presidida por Francisco Strambini, del Movimiento Linealmente Independiente, de la facultad de ingeniería.

La izquierda, dueña del poder en la FUBA desde el 2001, no lo admitió. Al grito de ¡fraude!, alegando que votaron dos delegados que no tenían el derecho de hacerlo, unos 30 estudiantes tomaron la rectoría de la UBA.

Situada en Viamonte 444, la rectoría fue ocupada hasta que se reunió el Consejo Superior de la UBA y declaró las elecciones válidas. La reacción no se hizo esperar, un grupo de unos 300 militantes, atacó la rectoría.

Iracundos, violentos, desaforados, rompieron todo lo que encontraron. Fueron repelidos por personal de seguridad con matafuegos y la policía. Entre el personal del rectorado hay varios lesionados, los chicos, ilesos.

Los chicos no son tan chicos, si según la definición de los derechos del niño, estos lo son desde el momento de la concepción, hasta los 18 años, los líderes de la izquierda estudiantil están casi todos arriba de los 25.

Cuando los estudiantes se dedican a hacer política, por regla general no hacen carreras, hacen lentas caminatas, que pagamos entre todos. Al grito de “la FUBA no se toca” atacaron a la policía que no los dejó entrar.

El rector de la UBA, Alberto Barbieri (reelecto en 2018), los denunció por “usurpación, resistencia a la autoridad y daños y lesiones”. La UBA tiene 13 facultades, este año renovaron decanos 10, solo 3 quedaron igual.

Estas 3 facultades son Farmacia y Bioquímica, Filosofía y Letras y, Ciencias Exactas y Naturales. El Consejo Superior de la UBA, el que avaló las elecciones del sábado, está compuesto por los 13 decanos, 5 profesores, 5 graduados y 5 estudiantes. Los ex dirigentes de la FUBA encabezan un plan de lucha y exigen conseguir nuevas elecciones para fin de año.

Se espera que el poder judicial tome nota de la denuncia del rector. No es racional que los estudiantes que perdieron la elección y toda noción de “fair play”, no admitan que pueden quedar fuera del poder.

Recuerda a una presidente de la nación, que para no entregar los símbolos del poder (después de 12 años y medio entre su marido y ella en la Rosada), se fue al sur del país y se tuvo que inventar un presidente.

Presidente que duró unas 16 horas, desde que fue nombrado, hasta que entregó la banda y el bastón al nuevo presidente electo, Mauricio Macri. Con un ejemplo de tal magnitud, casi se entiende a los chicos de la FUBA.

Se espera que la justicia aparezca de una vez por todas en el poder judicial, que los estudiantes sean castigados por lo que hicieron y que finalmente aprendan que en democracia, se gana y se pierde.

Para que entiendan que la decisión de las mayorías, aunque sea una mayoría de 1, se debe respetar, guste o no. Es lo que hace gran parte de la ciudadanía, cuando en las elecciones gana el partido que no votó.

Hay que proponer una nueva materia en todas las facultades de la UBA, la materia “fair play”, cuya mejor definición sería, “asumir la derrota con dignidad y disfrutar la victoria con sencillez y respeto”.

Hasta ahora, en la prestigiosa UBA, esa materia no se enseña. Una Argentina decadencia y triste.

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