Por Luis Alejandro Rizzi.-

“Por eso, la Argentina, una sociedad acostumbrada a los liderazgos fuertes, acaso necesite saber pronto, como aquellos personajes de Pirandello, si dispone de un autor que, sin maltratarla ni corromperla, le restituya la brújula y el libreto” (Eduardo Fidanza, La Nación, 30/4/2016)

En algún momento, dijimos en este portal que el gobierno de “cambiemos” debería “pasar el verano”, porque en esos meses caniculares se deberían haber tomado decisiones muy duras, para recomponer las distorsiones existentes en nuestro sistema económico. Desde el cepo al dólar, pasando por las retenciones, la sentencia judicial favorable a los hold outs, al desorden extremo de los precios relativos.

Se sabía que las consecuencias serían complicadas y había que tener en cuenta la experiencia de la década del 90, en cuanto a la necesidad de tejer una red de protección para los sectores más desfavorecidos.

En verdad, el gradualismo debió haberse dado no en los tiempos para ir ajustando los precios sino para la necesaria protección social de los sectores más vulnerables, incluido ese 25 a 35% que trabaja en la informalidad. Digo gradualismo en el sentido que esas ayudas deberían ser decrecientes, a medida que la inversión pública y privada vaya produciendo efectos positivos.

Parecería que esa red de protección se debería extender hasta fines del año próximo. Simultáneamente habrá que pensar en una reforma laboral y gremial y en sistemas fiscales diferenciados para grandes empresas, pymes y pequeños comercios.

Creo que se confundieron las cosas y la aplicación gradual de las medidas no hace más que prolongar los sucesivos “shocks” que equivale a operar sin anestesia, al tiempo que se anuncian algunas medidas para amortiguar los últimos aumentos de precios que hará que abril de este año haya tenido una inflación similar a la de abril de 2002, superior al 8%.

Ahora, habrá que pasar el otoño, si en ese lapso, el gobierno tiene la decisión de terminar con la cirugía mayor que significa una reducción del déficit fiscal de por lo menos un 2,5, comparando con el precedente ejercicio presupuestario. Como lo dijo Mauricio Macri reiteradamente es el estado el que genera la inflación al emitir dinero de modo irresponsable y para que la inflación comience a descender, el déficit fiscal deberá reducirse hasta donde sea razonablemente financiable.

En mi opinión nos faltan dirigentes cultos, en el sentido que Ortega le daba al concepto de “cultura” y los errores y los miedos en afrontar la tarea de reconstruir nuestro sistema económico se debieron a esas carencias que suelen ser decisivas al momento de gobernar una Nación.

Nuestra sociedad carece de dirigencias cultas y la prueba mayor la acaba de dar un tal Ricardo Forster que se atribuye ser una persona “culta” y dirigente intelectual que declaró que “no quiere que le vaya bien al gobierno de Macri”, bastaría que un 0,01% le crea a este verdadero energúmeno para que pensemos que Venezuela podría ser un ejemplo de un país venturoso.

Podremos tener funcionarios idóneos en su profesión pero como también decía Ortega, son una suerte de nuevos bárbaros, más sabios que nunca, pero más incultos también y esa incultura los lleva a no saber o querer medir las consecuencias de sus decisiones. Esto llevado a la prudencia significa que no todos estamos capacitados o posibilitados para soportar las consecuencias de, no lo pongo en duda, buenas y necesarias decisiones técnicas.

Y esta carencia cultural es lo que genera reacciones cuya desmesura puede generar mayores perjuicios.

En los gobiernos deben enfrentarse las cuestiones de una sola vez al tiempo que debe convocarse a esa tarea a toda la población exponiendo con claridad la llamada hoja de ruta.

La confianza que necesita el país, estará dada por la calidad de las decisiones de sus dirigencias y no por las intenciones o esperanzas en que todo se arreglará.

En ese sentido no solo deben ponderarse las decisiones del gobierno sino también las privadas y en ese sentido el sector privado parecería estar en falta, tanto el empresario como el gremial.

El sector empresario parecería que estuviera buscando a sus tutores en el gobierno que les garanticen buenos resultados y en ese sentido la dirigencia gremial comete el mismo pecado al reclamar por una ley que encarezca los despidos por un plazo de seis meses para garantizar las fuentes de trabajo.

Los empresarios deberán demostrar su audacia y su capacidad de verdaderos emprendedores en estos momentos de “crisis” o de dificultades severas, como el piloto de un avión demuestra su pericia al atravesar una zona de turbulencias severas y los dirigentes gremiales deberían negociar con los dadores de trabajo condiciones que sin afectar el llamado “orden público laboral”, faciliten la creación de nuevas formas laborales que apunten a facilitar la productividad y el perfeccionamiento profesional.

En una palabra se debe superar esa filosofía del que “no llora no mama y el que no roba es un gil” y todos los argentinos nos deberíamos auto convocar para emprender esta difícil tarea de comenzar a crecer de una buena vez.

Deberemos asumir que una sociedad crece cuando se esfuerza, se estanca cuando falsamente cree o se ilusiona en creer que llegó a la cima y decae y atrasa cuando gasta más de lo que produce como es nuestro caso, por eso no aprovechamos ni las primaveras ni los veranos y vivimos en inviernos permanentes.

Ahora se tratará de pasar el otoño…pero como decía el sábado pasado Eduardo Fidanza, somos una sociedad desperdigada en la búsqueda de una dirigencia culta…

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