Por Hernán Andrés Kruse.-

En su edición del 4 de junio, Página/12 publicó un artículo de Horacio Verbitsky titulado “La tupacamarización”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “Abocada de lleno a la campaña electoral, la Alianza Cambiemos no pierde de vista objetivos de largo plazo, para los que una victoria en octubre es requisito ineludible. Los planes que estudia el gobierno incluyen la tupacamarización de la provincia de Buenos Aires y del municipio de La Matanza, los más poblados del país.” (…) “La regionalización no es una idea nueva. No ha habido gobierno que no haya impulsado alguna forma de reordenamiento según distintos parámetros, a partir de la descripción de la Argentina como un enano con cabeza de gigante que frecuentó las polémicas de Sarmiento y Alberdi. La constitución de 1994 estableció como facultad de las provincias la creación de regiones para el desarrollo económico y social y la celebración de convenios internacionales “en tanto no sean incompatibles con la política exterior de la Nación” (…) “Pero esas regiones no implican la partición de las actuales provincias, una idea que sí se discutió en los finales de la convertibilidad, bajo las sucesivas presidencias de Carlos Menem y Fernando De la Rúa” (…) “Esas discusiones vuelven a animarse ahora, y no por casualidad. Esto ocurre cuando las alucinantes cifras del endeudamiento externo contraído en apenas un año y medio del gobierno de Mauricio Macri dibujan en el horizonte un ominoso signo de interrogación sobre la sustentabilidad del esquema de financiar gastos corrientes con la emisión de deuda interna y externa” (…) “Durante la campaña electoral de 2015, el precandidato presidencial de la UCR, Ernesto Sanz, planteó la división en tres de la provincia de Buenos Aires, inspirado en trabajos académicos de su compañero de fórmula, Lucas Llach, y del politólogo filoradical de la universidad de Lisboa Andrés Malamud. Más allá de las razones de gobernabilidad (o en realidad explicitando qué es ese comodín terminológico) ninguno de ellos oculta su preocupación por la hegemonía política del peronismo, al que Malamud caracteriza como el elefante en el bazar de la política argentina” (…) “Conviene no olvidar que Llach es el vicepresidente del Banco Central, cuya política monetaria de endeudamiento exponencial es uno de los instrumentos que restan viabilidad no sólo a algunas provincias sino a la propia Nación Argentina. La propuesta de Llach no es nueva. La formuló en su blog “La ciencia maldita” en 2005” (…) “Llach tituló su propuesta “Acabemos con el engendro” y presentó un mapa con la hipotética división en tres provincias nominadas Atlántica (que tendría 6,5 millones de habitantes), Cien Chivilcoy (5,6 millones) y Tierra del Indio (con 1,7 millones)” (…) “Las ventajas que enumeró el diletante: “Eliminamos el engendro que pone palos en la rueda desde Mitre a Duhalde” (…) “No tenemos un monstruo que puede sitiar a la Capital y voltear el gobierno del país con sus 70 diputados” (…) “Eliminamos para siempre la frase “la primera provincia argentina”. Eliminamos el Banco de la Provincia que desde 1822 viene rompiendo las pelotas” (…).

“Pero antes que las teorías en la política actual prevalece la práctica. Desde que la Capital Federal elige a sus autoridades por el voto popular, es la primera vez que la Nación y las dos Buenos Aires son gobernadas por la misma fuerza política, lo cual permite una estrecha coordinación política, que se hizo visible de inmediato con el traspaso de la Policía Federal a la Ciudad Autónoma y con la planificación conjunta para el Área Metropolitana (AMBA) entre Rodríguez Larreta y el Hada Buena. Desgajado del resto de la provincia, el conurbano sentiría la atracción política y administrativa de la ciudad de Buenos Aires. Vidal cree que con el actual esquema sólo es posible administrar un polvorín con el objetivo vital pero modesto, de que no estalle” (…) “Hace apenas dos meses…el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, planteó la división de la Provincia de Buenos Aires como tema prioritario de una imprescindible “reforma estructural” (…) “Tan o más importante que esta definición es que Monzó haya confesado que coincide en un 80 por ciento de este planteo con “otros dirigentes peronistas” como Sergio Massa o Diego Bossio. Esto es imprescindible, porque no podría hacerse sin una enmienda constitucional. Sin esa reestructuración, agregó Monzó, ni El Hada Buena ni quien la suceda van a poder manejar la provincia, cuyo “conurbano es un tema explosivo”. Malamud también afirmó en un reportaje…que si los candidatos de Cambiemos pierden la elección bonaerense de octubre es improbable que Macri pueda concluir su mandato. Cuando se desciende de la torre de marfil al territorio la regionalización de Buenos Aires intentaría neutralizar el bastión peronista del conurbano mediante su eventual fusión con la Ciudad Autónoma, aunque los aprendices de brujo deberían meditar el riesgo de producir el resultado opuesto” (…) “Estas especulaciones sólo tendrían sentido si la Alianza Cambiemos tuviera un buen desempeño electoral. Sus estrategas se muestran confiados sobre el resultado nacional, aunque no es fácil sumar en una sola columna guarismos de fórmulas que concurrirán con denominaciones y alianzas distintas” (…) “Algo menor es el optimismo oficial acerca de la provincia de Buenos Aires. La certeza que transmite Jaime Durán Barba de que candidatos jóvenes y poco o nada conocidos puedan imponerse sobre los aparatos partidarios porque los votantes han tomado la decisión en sus manos, ilusiona al Hada Buena, pero no la obnubila. Cree que puede ganar, pero sabe que no será fácil y teme las consecuencias de una caída. De la boca para afuera, todos los dirigentes de Cambiemos afirman que una candidatura de la ex presidente CFK los favorecería. El razonamiento es que Cristina se impondría en las PASO de agosto, pero que su presencia reproduciría los alineamientos del balotaje presidencial de 2015 y todas las fuerzas se unirían para derrotarla en octubre. Esto no puede descartarse, pero contraría toda la experiencia nacional e internacional en la materia. En las elecciones legislativas se vota a favor y no en contra de un candidato” (…).

“Los proyectos oficiales de regionalización son una consecuencia del vertiginoso endeudamiento que constituye el rasgo principal de la gestión macrista. Desde su asunción, en diciembre de 2015 hasta ahora, ha duplicado tanto la deuda total en dólares como en pesos, con la colocación de bonos y las letras del Banco Central y los pases a los bancos. Nunca en toda la historia argentina se produjo un endeudamiento masivo en tan corto plazo y nadie en el mundo se endeudó de esa forma en el mismo año y medio. Contraer deudas en dólares para financiar gastos corrientes en pesos sólo tiene una explicación: los dólares financian la fuga de capitales y la bicicleta financiera o carry trade. Para comprar los dólares que ingresan…se emiten pesos y para retirar de circulación el exceso de pesos se emiten Lebacs (que ya equivalen a la mitad de las reservas del Banco Central). La tasa que se paga por ellas desestimula cualquier inversión productiva. Pero si disminuyera, los dólares emprenderían el viaje de regreso con las ganancias obtenidas y precipitarían una crisis cambiaria” (…) “La Argentina se ha introducido en forma voluntaria en un esquema Ponsi, con Macri como Bernie Madoff. Esto sólo se sostiene con un ingreso creciente de capitales, pero ese flujo se corta en cuanto se avizoran dificultades de repago por falta de generación de recursos genuinos. Los intereses que se pagan por esas deudas vuelven a ser un rubro significativo del presupuesto, luego de una década larga de desendeudamiento. Sólo los intereses de las LEBACS equivalen al presupuesto total de Salud y Educación. Un estudio del Centro de Economía Política (CEPA) titulado “Deuda, el asesino silencioso” pone la atención sobre el endeudamiento provincial, que se aproxima al 10 por ciento del total. Dada la caída de la actividad se han reducido tanto la recaudación provincial como la transferencia de recursos por coparticipación federal. Frente a este cuadro, el Estado Nacional ha facilitado el endeudamiento de las provincias para que financien sus déficits. Incluso, ha utilizado las autorizaciones como elemento de chantaje para conseguir los votos en el Senado para las medidas más impresentables, como el pago a los fondos buitre, la práctica desaparición del impuesto a los bienes personales y el blanqueo de capitales” (…) “Esto vuelve a colocar a la Argentina en una situación de extrema vulnerabilidad. La dolarización de la economía fue uno de los consejos de los organismos financieros internacionales en la agonía de la convertibilidad y vuelve a escucharse ahora. De producirse sería un cepo permanente, sin marcha atrás” (…) “La desaparición de algunas provincias, el reagrupamiento de otras, la tan reiterada meta de bajar el costo de la política, serían algunas de sus nefastas consecuencias”.

En la misma edición, Página/12 publicó un artículo de Alfredo Zaiat titulado “Campeones nacionales”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “Los principales miembros de la burguesía paulista son actores centrales de la actual crisis económica y política de Brasil. Los “campeones nacionales” ocuparon sectores estratégicos de la estructura productiva en la primera década del siglo XXI. Tuvieron condiciones para asumir el desafío de la acumulación internacionalizada desarrollando una agresiva política de exportación de capitales. La combinación de fuerte recesión y escándalos de corrupción está exponiendo con impiedad la relación que han tenido las burguesías nacionales con el Estado a lo largo de la historia del capitalismo. Cuando se expandieron, para ocupar un espacio relevante del desarrollo, fue a partir de la construcción de un vínculo privilegiado de intercambio de favores y fondos con el Estado” (…) “En la Argentina, quienes promueven la idea del desarrollo nacional, con cierta autonomía y diversificación productiva, han manifestado persistentemente una corriente de admiración hacia la burguesía paulista” (…).

“Casi el 90 por ciento de los 300 mayores grupos nacionales privados brasileños estaban bajo control familiar en la década del ´80. Desde entonces su participación en la economía ha ido aumentando en forma sostenida” (…) “Casi todos mostraron interés en las concesiones de servicios públicos y en las privatizaciones, particularmente en las áreas de telecomunicaciones y energía eléctrica, asociados con grupos extranjeros. Otra de sus características fue que gran parte de los grupos tuvieron una fuerte internacionalización” (…) “La lógica económica de esos grupos (JBS, Odebrecht, Camargo Correa, BRF, Baskem, Ambev, entre otros), apoyada por el Estado a través del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes), fue su internacionalización al ritmo de su veloz crecimiento. Así empezaron a adquirir importantes firmas de países de la región, destacándose el desembarco que hicieron en Argentina, y a participar activamente en grandes obras de infraestructura en Latinoamérica…El objetivo central del Estado liderado por el PT era fortalecer ya no sólo una burguesía dinámica para impulsar el desarrollo nacional consolidando el mercado interno, sino internacionalizarla para convertir a sus miembros en líderes mundiales” (…) “Ese proceso derivó también en que multinacionales adquirieran parte o el total de grandes firmas brasileñas, por casos la belga Interbrew asociada con Ambev o la india Arcelor Mittal absorbiendo varias siderúrgicas”.

“La crisis brasileña obliga a una evaluación del comportamiento de los grupos económicos denominados “campeones nacionales”, como así también la propagación de la financierización y la primarización de la economía…Ese esquema del desarrollismo, con los grupos económicos concentrando capital y contabilizando ganancias abultadas, en estrecho vínculo con el Estado, debería haber impulsado el crecimiento firme de la economía local, además de difundir beneficios al resto de la sociedad. Es la idea tradicional de una burguesía dinámica comprometida con el desarrollo nacional. Pero esa aspiración quedó trunca cuando la lógica de las finanzas pasó a ser hegemónica y la actividad agropecuaria se convirtió en dominante” (…) “La experiencia fallida de una burguesía paulista debilitada, al tiempo que se expande el negocio financiero y agropecuario, convoca a una revisión de la estrategia de fomentar los “campeones nacionales”. Es un espejo para pensar las controversias acerca del sendero económico y las alianzas sociales, políticas y económicas en Argentina” (…) “La actual fase del capitalismo dominado por las finanzas globales dictando la orientación de las políticas económicas, y la extranjerización de las economías nacionales, con las multinacionales ocupando un papel preponderante y extorsivo a los gobiernos, son dos potentes condicionantes, que no deberían ser ignorados en cualquier proyecto político que plantee la recuperación de márgenes de autonomía” (…).

“La burguesía ha sido un actor económico y social privilegiado por los proyectos políticos populares, opción conceptualizada en diferentes momentos históricos por las conocidas teorías económicas latinoamericanas: centro-periferia, teoría de la dependencia, el estructuralismo, el desarrollismo y el neodesarrollismo. Es el amor no correspondido de los proyectos económicos nacionales en Argentina. Es el deseo o ilusión de sumarla y terminó en frustración en diferentes experiencias, siendo la más reciente durante el kirchnerismo” (…) “Es un desafío necesario el abordaje crítico acerca del comportamiento de esa clase empresaria, que en el caso argentino es rentística, fugadora de capitales y colonizada por el neoliberalismo. La resistencia militante que ha tenido contra el ciclo político del kirchnerismo, que con sus fortalezas y debilidades, rupturas y continuidades, pretendió impulsar un proyecto nacional, se contrapone con el apoyo entusiasta que brinda al proyecto político del macrismo que desprecia el desarrollo industrial” (…) “El macrismo va ordenando los liderazgos de las cámaras patronales para neutralizar cualquier mínima resistencia. Así lo hizo en la conducción de CAME, que alteró el contenido crítico de sus informes para hacerlo amigables al gobierno, y en la de la UIA, donde influyó en la dinámica de su elección interna. De esa forma busca que el mundo empresario sea su aliado más firme para disciplinar al mundo del trabajo y para limitar cualquier organización empresaria crítica al neoliberalismo”.

En su edición del 4 de junio, La Nación publicó un artículo de Morales Solá titulado “Cristina, el plan secreto de Macri”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “Si se apartan del trajín electoral de estos días sus partículas insignificantes, sobresalen dos constataciones. Una viene del Gobierno: es mejor para los oficialistas perder en la provincia de Buenos Aires frente a Cristina Kirchner que frente a cualquier otro candidato. La segunda le corresponde al peronismo: es preferible para los dirigentes alejados del kirchnerismo que pierda Cristina antes de que pierda Macri” (…) “Los dos, a pesar de todo, aceptan el peso electoral objetivo de la ex presidenta en el crucial distrito bonaerense, pero ambos saben, también, que ella carece de futuro presidencial” (…) “Un macrista que suele merodear las decisiones políticas lo explicó sin dar muchas vueltas: “si hay que perder, es preferible perder peleando contra Cristina”. Puede parecer una herejía según el decálogo macrista, pero no lo es. La competición con ella significa también la posibilidad de derrotarla. Si esto sucediera, Macri se convertiría en un imbatible líder político para los próximos años. Pero si fuera ella la que ganara en la homérica provincia, la renovación peronista se postergaría por muchos años. Cristina no puede ser presidenta de nuevo porque sencillamente la rechaza casi el 60 por ciento de la sociedad. El camino de la eventual reelección de Mari en 2019, en cualquier caso, se despejaría notablemente”. Según el autor, lo del gobierno “es pragmatismo puro y duro. Si los que triunfaran fueran, en cambio, Sergio Massa o Florencio Randazzo, la administración tendría que enfrentarse en el futuro con dos líderes sin tantos prontuarios como Cristina. El diagnóstico del Gobierno coincide en este punto con el del peronismo (aunque por razones distintas) que aspira a dejar atrás, muy atrás, al cristinismo. Ese peronismo está expresado sobre todo por gobernadores y senadores peronistas”.

“Pero, ¿será Cristina candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires? Es probable que ni ella lo sepa hasta ahora” (…) “Todo indica que venía con la intención de ser candidata cuando habló ante tres periodistas que perdieron el alma profesional. Fijó entonces las condiciones de su candidatura: debe haber lista de unidad y no debe haber elecciones internas” (…) “La novedad es que Randazzo aceptó el reto. Será candidato en una interna que la desafiará a ella, precisamente. La apuesta del ex ministro es inteligente. Si le ganara a Cristina, él se convertiría en un líder peronista de enorme envergadura. Pero si perdiera, lo más probable según las encuestas de ahora, podrá decir en el futuro, cuando el cristinismo haya demostrado su inviabilidad electoral y su rancio caudal intelectual, que fue el único que combatió cuerpo a cuerpo contra Cristina. Con otras palabras: ganaría si ganara y ganaría si perdiera. El último rumor que le llegó a Cristina es desalentador. Algunos encuestadores empiezan a pedir prudencia con los pronósticos de esa interna. Gran parte del antikirchnerismo podría volcarse en masa a votar por Randazzo” (…) “A Cristina la mantendría vigente sólo un triunfo en las elecciones bonaerenses. Todos los demás son escenarios resbaladizos, casi deleznables. Una derrota sería su sepultura definitiva. El triunfo de otro peronista, si ella no participara, construiría también una tumba. La victoria del Gobierno sobre cualquier otro peronista le dejaría la excusa de que no fue ella la que perdió” (…) “El otro riesgo de Cristina (y de Macri) es que crezca la fórmula de Massa y Margarita Stolbizer, la figura más popular del país, después de María Eugenia Vidal y Elisa Carrió. El peligro, en síntesis, es que la polarización sea un fenómeno atenuado o directamente desaparezca” (…) “El mejor escenario del gobierno (Cristina candidata) empieza el domingo de las elecciones y luego salta hasta 2019. El día después, si ganara Cristina, verá cómo cambia la propuesta de un acuerdo de gobernabilidad, que ahora le hacen gobernadores y senadores peronistas, por una oposición que llevará el helicóptero destituyente hasta el recinto del Senado. El día después será un problema para después”.

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