Por Eduardo Difonso.-

Según OETEC-ID (Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo) la oferta interna de:

-energía primaria de la República Argentina se compone en un 86% por petróleo y gas natural.

-energía secundaria, el gas distribuido por redes es la primera y estratégica fuente, con un 44%, seguido por los combustibles fósiles dieseloil y fueloil y, en tercer lugar, la electricidad.

Si nos proponemos, como plan estratégico, reducir drásticamente el consumo energético, se debe reducir la oferta interna de combustibles fósiles (petróleo y gas natural), esto es «energía primaria».

Para ello, el procedimiento es el siguiente:

-Primero provocar una caída de la demanda a través de políticas publicas gubernamentales de ajuste socioeconómico y del mercado interno, con destrucción del aparato productivo e industrial nacional, con el argumento del faltante del insumo básico por agotamiento del recurso natural.

-En segundo lugar, mercantilizar la energía, convertirla en una mercadería más como bien del mercado, encarecer su precio y las tarifas de los servicios públicos, comparándolas con otros países y lugares no comparables entre si; redirigir la producción y las inversiones con objetivos exportadores, como ya se realizó en años anteriores sin tener en cuenta las inversiones necesarias para mantener las reservas suficientes para las generaciones futuras; desregulación y privatización, desplazando al Estado y su poder regulador y de control, a todo nivel, empresas nacionales y entes reguladores.

A juzgar por las medidas adoptadas por el gobierno PRO-RADICAL de Cambiemos en este año y tres meses de gestión, el objetivo perseguido es reducir el consumo energético mediante el procedimiento explicado. Ambas vías, como es de público conocimiento, están siendo aplicadas desde diciembre de 2015. La meta de reducción del consumo y de retorno a la exportación de energéticos ha sido comunicada en reiteradas oportunidades por el Poder Ejecutivo.

Este proceso nos conduce, irremediablemente, a fracasar en la pretensión el presidente Macri de convertir a la Argentina en el «Supermercado del Mundo», según sus declaraciones, ya que sin energía abundante, accesible y barata nunca se pondrá en marcha el aparato productivo industrial que impulsaría el crecimiento económico nacional. Y mucho menos se mejorara la calidad de vida de los argentinos consumidores de ese servicio básico como un derecho humano.

Si reducimos el consumo de «energía primaria»

De acuerdo con el informe OETEC-ID, si reducimos los consumos per capita de energía primaria en argentina nos convertiremos en Uruguay con un 29% menos, en Paraguay con un 60% menos, Etiopía si lo hacemos en un 73%.

Esto es si comparamos directamente los consumos energéticos pero no podemos dejar de remarcar que Uruguay tiene cerca de 3,5 millones de habitantes y un PBI (PPA) menor a 55.000 millones de dólares, y para el caso de Etiopia la población de esta nación africana más que duplica la argentina, su PBI no llega al 10%del PBI argentino, (PPA) ronda los 86.000 millones. Ademas, y según el Banco Mundial, el 30% de sus habitantes están bajo la línea de pobreza, hoy es casi coincidente con el nivel de pobreza alcanzado por nuestro país (32,2%). Es importante recordar que en la República Argentina habitan unos 43 millones de personas y que su PBI (PPA) rozó los 965.000 millones de dólares en 2015.

Si reducimos el consumo de «energía eléctrica»

Al igual que en el caso anterior si reducimos, en este caso, los consumos per capita de energía eléctrica en un 34% nos ubicaríamos en el nivel de consumo de Paraguay, nación con 6,9 millones de habitantes y con un PBI de 58.000 millones de dólares. Si la reducción es del 82% estaríamos consumiendo lo mismo que en Zambia y si la pretensión fuera disminuir el consumo a la mitad de lo que hoy consumimos, según declaraciones del Ministro Aranguren, se producirían mas muertes por congelamiento tal cual el antecedente registrado en España y en Inglaterra o en la provincia de Córdoba como ejemplo en argentina el año pasado.

En un contexto de empobrecimiento generalizado y escandaloso del pueblo argentino, la administración PRO-RADICAL volvió a anunciar nuevos incrementos del gas que por cierto, no será el último ajuste de tarifas para 2017.

Se espera que en agosto se implementará un nuevo incremento de la tarifa eléctrica y en octubre el segundo aumento gasífero y otro en abril del año que viene.

Estamos frente a una lucha por la supervivencia. Es decir, no se trata ya de mantener una vida digna, sino de evitar vivir con frío que es un factor de riesgo terminal.

Definición de Pobreza Energética

Según un documento especializado de la Unión Europea, «Energy Poverty Handbook – 2016»: «…un hogar sufre de Pobreza Energética si para mantener satisfactoriamente una temperatura adecuada (régimen de calefacción adecuada), requiere gastar más del 10% de sus ingresos totales en energía. Si es 20% del ingreso lo requerido, entonces el hogar pasa a estar en situación de extrema pobreza. De acuerdo a estándares de la OMS, (Organización Mundial de la Salud) un régimen de calefacción satisfactorio para un hogar es de 23 grados centígrados en el living y 18 en otros ambientes.

Lamentablemente en la Argentina del ex CEO de Shell, el ministro Juan Aranguren, en los meses de mayor consumo serán cientos de miles de hogares, tal vez más de 1 millón, los que se vean obligados a decidir si calefaccionarse para no morir congelados o alimentarse para no morir por inanición.

Si se logra el objetivo planteado por el Ministerio Energia y Mineria y aprobado por el Poder Ejecutivo Nacional de reducir el consumo eléctrico per capita, cuando la reducción alcance el 80% vamos a estar entre las ultimas diez naciones del mundo con pobreza energética.

Tomar la decisión de avanzar en sentido contrario, esto es, en dirección a los países «serios» implicaría incrementar en un 25% el consumo per capita y así igualar el promedio de las 10 primeras naciones/regiones mas desarrolladas, industrializadas, y más avanzadas del mundo como Noruega, Canadá, Finlandia, Suecia, EE.UU., Australia y Japón.

Creo que ese es el deseo de la mayoría de los argentinos y existe un modelo distinto y opuesto al impulsado por la gestión del Ing. Macri que esta probado exitosamente en el mundo.

Por razones de espacio será descripto el modelo alternativo en una próxima nota de opinión, pretendiendo realizar un aporte para que sea debatido y mejorado por argentinos de buena voluntad que piensen en bien de la Argentina y sus habitantes.

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