Por Hernán Andrés Kruse.-

El miércoles 17 de abril el presidente de la nación ordenó que el 75% de las Prepagas bajen el precio de sus cuotas ya que deberán recalcular tales incrementos que comenzaron a aplicar a partir de diciembre en función del Índice de Precios al consumidor. En la red X el ministro de Economía señaló que las Prepagas deben retrotraer precios fuertemente de acuerdo al dictamen de la comisión Nacional de Defensa de la Competencia., Gran trabajo de Juan Pazo y Pablo Lavigne en la Secretaría de Comercio, utilizando las herramientas institucionales como corresponde y por supuesto un gran alivio para la clase media” (fuente: Infobae, 17/4/024).

El jueves 18, miles de personas abrazaron de manera simbólica al Hospital de Clínicas de Buenos Aires, que en estos momentos está funcionado sólo al 40% de su capacidad por los recortes presupuestarios impuestos por el gobierno nacional. Entrevistado por varios canales de televisión, un histórico médico del hospital universitario reconoció que se estaban viviendo momentos angustiantes. Afirmó que, al funcionar sólo cuatro quirófanos, no hubo más remedio que postergar la operación de cáncer de colon a medio centenar de pacientes. Sí, de cáncer de colon, una enfermedad mortal. ¿Cómo es posible que el gobierno nacional no reaccione frente a tamañaza tragedia sanitaria? ¿Tan inhumanos son el presidente, la vicepresidenta y los ministros?

Estos hechos han puesto dramáticamente en evidencia las nefastas consecuencias que provoca la concepción mercantilista de la medicina. Para los dueños de las Prepagas la medicina es un negocio, muy lucrativo por cierto. Para ellos los afiliados son clientes y la atención médica está en relación directa con su poder pecuniario. Para los dueños de las Prepagas los médicos que trabajan para ellos son meros empleados fácilmente reemplazables. Esta concepción mercantilista implica, lisa y llanamente, la más completa deshumanización de la medicina. La salud queda reducida a una mercancía, como una heladera o un televisor. De igual forma, la inacción del gobierno nacional frente al precario funcionamiento del Hospital de Clínicas también pone dramáticamente en evidencia su nula empatía por los enfermos. Estamos en presencia, qué duda cabe, de un agravio a la memoria de ilustres galenos como René Favaloro, por ejemplo.

Buceando en Google me encontré con un ensayo del médico Pablo R. Justich titulado “¿Medicina basada en el mercado o medicina basada en el paciente?” (Hospital La Vega-Murcia- España.2014). Se adecua perfectamente a lo que está aconteciendo en nuestro país en materia de salud.

INTRODUCCIÓN

“Si entendemos a la medicina como arte y ciencia de curar, aceptamos que una parte esencial de nuestra profesión implica un acto profundamente humano. No hay arte sin nuestro compromiso afectivo y creativo. Resultaría difícil aceptar que practicamos una “técnica” de curar, o que justifiquemos todo por la ciencia sin valorar el impacto que tiene la palabra y el gesto en cada acto nuestro. Para que el médico y el paciente gocen de una relación humanizada debe existir deseo y voluntad de que esto ocurra, en un entorno que facilita y recrea condiciones adecuadas para ello. Por diversas razones, en ocasiones actuamos de tal modo que nuestro paciente no recibe el trato más humano posible, y a la recíproca, no nos sentimos tratados “humanamente”. El objetivo de este trabajo es analizar las principales causas de esta situación, partiendo del análisis del contexto y sus condicionamientos al individuo”.

GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL Y SOCIEDAD

“Durante las últimas décadas las sociedades occidentales sufrieron profundas transformaciones socioeconómicas, en las cuales la salud no está exenta. Una de las principales es la instalación de la llamada globalización neoliberal, que atravesó la economía y prácticamente todos los niveles de acción y participación social. En el modelo ecológico de determinación de la salud, hay un impacto de estos cambios en casi todos los niveles de la misma, y la atención humanizada de la salud es un reflejo claro de ello. La economía centrada en el “mercado” instaló al consumo de bienes, las transacciones económicas, la posesión de objetos, etc. como el eje en torno del cual se deben organizar las sociedades. Aquellas cuestiones que se regían por lógicas o concepciones no centradas en lo económico, debieron adaptarse a reglas de la hipotética “mano invisible” que supuestamente regula las economías modernas”.

CONTEXTO HISTÓRICO DE LA ATENCIÓN DE LA SALUD

“En sus orígenes el cuidado de la salud tuvo como eje la religión (modelo “teocéntrico”). Luego pasó a ser concebida como un fenómeno del hombre y su relación con el entorno (Hipócrates: aguas, aires y lugares), pasando a constituir un modelo “antropocéntrico”. A finales del siglo XVIII y principios del XIX la salud comenzó a ser comprendida como un fenómeno social: el eje era el hombre, su entorno familiar y ambiental, todo en relación con el marco social. La salud deja de entenderse como un fenómeno solo individual y es interpretada como un hecho también colectivo. Con Johann Peter Frank (Alemania, 1745-1821) surge el concepto de Salud Pública y el estudio sistemático de la relación entre pobreza y enfermedad, Estado y salud, etc. En este proceso se destacan dos hitos: 1) 1902. Se crea la Organización Panamericana de la Salud, primer organismo sanitario supranacional de importancia (PAHO-OPS). 2) 1946. Se funda la Organización Mundial de la Salud (WHO-OMS). Desde entonces se vivió una verdadera revolución en la medicina, acompañada por la comunidad científica y por muchos Estados que dieron pasos fundamentales hacia un nuevo modelo sanitario. La salud pasó a tener su eje en el hombre como parte de un tejido social, superando las fronteras de los Estados.

Se logró, entre otras cosas, un mayor conocimiento de las enfermedades, especialmente las predominantes en la primera etapa de la transición epidemiológica; una marcada disminución de la mortalidad materno-infantil; un aumento sostenido de la esperanza de vida al nacer, etc. El primer gran éxito de esta estrategia es la erradicación de la viruela en 1977. Durante la conferencia de Alma Ata de 1978 se definió un camino viable para lograr el objetivo principal “Salud para todos en el año 2000”. Todo parecía ir a mejor. Sin embargo nuevos vientos de cambio modificaron negativamente ese rumbo con el surgimiento de un nuevo fenómeno social en occidente: la globalización neoliberal. Con el final de la guerra fría, se produce un cambio determinante en la economía occidental: el poder se vuelve unipolar e impone el establecimiento de reglas político-económicas basadas en el liberalismo neoclásico. El “mercado” se transforma en el principal actor de la economía y todo control o participación estatal es denostado. La salud fue transformándose conceptualmente en una mercancía y como tal, regida por reglas mercantilistas. En América estas reglas fueron definidas en 1989 bajo la firma del “Consenso de Washington” y en Europa, en 1992 con la firma del “Tratado de Maastricht”. Ambos obligaban a los Estados firmantes a implementar planes económicos centrados en políticas monetarias y fiscales restrictivas; liberalización de la actividad económica, financiera y el comercio; privatización de organismos estatales y desregulación de los marcos legales y normativos de la economía.

La salud no quedó exenta de esta nueva forma de pensamiento hegemónico. Mediante los Programas de Ajuste Estructural (PAE) se impuso: 1) Desregular los sistemas sanitarios. 2) Convertir los centros públicos en privados. 3) Implementar co-pagos por la atención. 4) Reducir la cobertura sanitaria implementando seguros privados. 5) Desarticular los programas de seguridad social y programas de salud de carácter público. La agenda sobre intervención en políticas de salud a nivel internacional pasó a ser gobernada por el Banco Mundial (BM) creado en 1944 (Acuerdos de Bretton Woods) en detrimento de la OMS (documento invertir en salud 1993, objetivos para el desarrollo del milenio, etc.). Un banco pasó a decidir cómo, cuánto y dónde invertir en salud. Tan lógico como que la OMS se encargase de definir las nuevas reglas financieras internacionales. A nivel macroeconómico se establecieron nuevas reglas de juego: 1. Los presupuestos de salud deberían ser dinamizadores de la economía. 2. El gasto en salud debería administrarse según reglas del mercado. 3. El derecho a la propiedad intelectual estará por encima del derecho a la vida. Una nueva moral se establece en torno a la salud pública: “…Nosotros no desarrollamos estos fármacos para el mercado indio, seamos honestos, los desarrollamos para los pacientes occidentales que se lo pueden permitir…”. (Foro para la Industria Farmacéutica, Londres, 2013). En 1995, con la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se impone para la industria farmacéutica y tecno-sanitaria la misma lógica de protección de patentes que para la industria en general. En 2001 la Ronda de DOHA (Qatar) restringe a una mínima expresión las excepciones humanitarias a las patentes de medicamentos y tecnología médica. Podríamos decir que la evolución final de la salud tiende hacia un modelo mercadocéntrico”.

IMPACTO DE LA EVOLUCIÓN D EUN MODELO SANITARIO CENTRADO EN EL MERCADO

“Vamos a proponer un análisis basado en un modelo ecológico. Desde el punto de vista social, existe una clara interacción entre el modelo de globalización neoliberal (GN), la determinación social de la salud y la transición epidemiológica. La economía de mercado influye en casi todos los niveles de determinación de la salud, con mayor impacto en los llamados determinantes sociales. En relación a la influencia sobre el modelo de transición epidemiológica, se ha observado que los cambios socioeconómicos inherentes a este modelo, no solo no han generado una evolución hacia instancias superadoras, sino que en casos como Argentina o Brasil, lo han hecho hacia modelos de polarización epidemiológica o inversión del proceso de transición, con el crecimiento relativo de patología infecciosa, carencial o relacionada con parto y puerperio”.

ANÁLISIS DEL IMPACTO DE LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL SOBRE LOS DIFERENTES ACTORES DEL SISTEMA DE SALUD

“Proponemos realizar un análisis en 5 niveles y sus interacciones directas, partiendo desde lo macro (Instituciones gubernamentales), pasando por diferentes niveles de acción, hasta llegar al paciente. El mercado, imperfecto por la presencia de monopolios, oligopolios y reglas de juego asimétricas, afecta a todos los niveles de atención de la salud”.

MERCADO, ORGANISMOS INTERNACIONALES Y GOBIERNO

“Si observamos la evolución de las políticas de salud propuestas por los diferentes organismos sanitarios internacionales (OIS), notamos que más allá de iniciativas específicas, no parece haber un proyecto sanitario a la altura de Alma Ata. Las políticas se reducen a programas que en mayor o menor medida atienden a cuestiones concretas, pero no a una cosmovisión sanitaria. Hay un silencio preocupante ante las graves discordancias entre las necesidades de acciones, tecnologías sanitarias y desarrollo industrial farmacéutico que demanda la población mundial y los intereses de la industria tecno-sanitaria. Tanto los OIS como los gobiernos occidentales en general, dejan librado al mercado el desarrollo tecno-sanitario, lo que deriva en un desvío de conocimientos y recursos desde lo necesario hacia lo rentable. La imposición del consumo de tecnologías novedosas (no siempre adecuadas desde el punto de vista costo-beneficio), obliga a desviar porciones importantes de los presupuestos de salud, restándolas a medidas del alto impacto sanitario. Sabemos que lo que se invierte en prevención, promoción y protección de la salud redunda en una población más sana, mientras que la utilización de recursos de última tecnología tiene costos elevados y beneficios más individuales que colectivos. Numerosos estudios demostraron los efectos devastadores que han tenido los PAE exigidos por WB-BM y IMF-FMI, especialmente en países en vías de desarrollo”.

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