Por Hernán Andrés Kruse.-

Desde hace décadas el Coloquio de IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina) es el templo del establishment. Se trata de un cónclave conformado por los empresarios más poderosos del país, por quienes, al decir de José Luis de Imaz, ejercen el mando, tienen el poder. Con el correr de los años pasó a ser una tradición que los representantes más conspicuos del gobierno de turno (incluido, obviamente, el presidente) se acerquen al templo para exponer su visión de la marcha de la economía. Pero se trata más que eso. Se trata, en realidad, de un examen que los empresarios le toman a la clase política. Cuando se ve a un ministro de economía, por ejemplo, hablar en el Coloquio de IDEA pareciera que estuviera sentado delante de una mesa examinadora en la facultad. Lo notable es que muchos políticos se sienten a gusto delante del poder real. Cómo no lo van a estar si algunos de sus oyentes seguramente les financiaron la campaña electoral. Y la mejor manera de retribuirles tamaña “generosidad” es arrodillándose delante de ellos en señal de sumisión. Es en ese momento cuando emerge en toda su magnitud la obsecuencia de la clase política. Dicha obsecuencia se observa tanto en oficialistas como en opositores. Todos coinciden en decir “Amén” mientras sus dueños no ocultan su satisfacción.

Ello explica la carencia de vigencia en nuestro país de la soberanía del pueblo, uno de los principios vertebradores de la democracia liberal. La clase política no le rinde cuentas al pueblo sino al establishment empresarial. Para oficialistas y opositores el veredicto del Coloquio es muchísimo más relevante que el veredicto de la Plaza de Mayo. Tanto para unos como para otros la toma de decisiones debe orientarse en función de los intereses de los que mandan. En esto han coincidido militares y civiles. Recurramos a la memoria histórica. Tanto José Alfredo Martínez de Hoz, como Juan Vital Sourrouille, Domingo Felipe Cavallo, José Luis Machinea y Nicolás Dujovne, coincidieron en tener como prioridad absoluta el bienestar de los organizadores del Coloquio. Siguieron su ejemplo Martín Guzmán y Sergio Massa. Diferentes signos políticos, la misma obsecuencia.

¿Tomó la decisión de cortarse solo?

Alberto Fernández fue el encargado de cerrar la cita empresaria de Mar del Plata. Afirmó que la inflación está bajando y que la calidad institucional está mejorando. Embistió contra el ex presidente Macri, precisando que “desde 2019 nadie los mandó a espiar o usó la AFIP”. “¿Por qué no tienen en cuenta todo esto? que no hay más espías, no hay más operadores judiciales, no más presiones”. “Todas las curvas van para arriba, ¿por qué pensar que el vaso está medio vacío?” “Muchas veces me dicen: sos un débil, tenés que ser más fuerte, tenés que ser más corajudo, y yo siempre digo que no quiero ni la prepotencia de los soberbios ni el coraje de los mercenarios”. “Debo ser débil, pero el que afrontó la deuda con el FMI se llama Alberto Fernández, el que afrontó la pandemia se llama Alberto Fernández, el que fue a buscar las vacunas y el que ahora enfrenta las consecuencias de la guerra se llama Alberto Fernández”. “Asumí con la inflación en 54% y estamos trabajando, ahora está bajando”. “Ustedes son empresarios. Los desafíos: en este gobierno ¿alguien les pidió un centavo para hacer obra pública? ¿Alguien les pidió algo? ¿Alguien los mandó a espiar? ¿Alguien llamó a un juez para que los persiga?” “Venimos de un tiempo muy difícil”. “Entiendo que en muchos prensa la idea de la decepción y la desesperanza pero podemos mirar el futuro con mucho optimismo” (fuente: Perfil, 14/10/022).

Alberto Fernández aprovechó el Coloquio para diferenciarse de Cristina Kirchner en un tema harto delicado. Lo que les dijo a los empresarios fue lo siguiente: “mi gobierno no es corrupto como el de Cristina. Yo no tengo a mi lado a los Lázaro Báez, a los De Vido, a los Jaime. Cristina sí. Saquen ustedes sus propias conclusiones”. ¿Por qué dijo lo que dijo? Porque el presidente sabe muy bien cuál será la reacción de Cristina. Qué duda cabe que la vicepresidenta no le perdonará semejante destrato. No sería para nada descabellado, aunque suene increíble, que Alberto está pensando en su reelección. Es probable que especule con una sentencia del tribunal negativa para CFK en la causa Vialidad, quedando su imagen severamente dañada. Es probable que especule, a su vez, con un leve mejoramiento de la situación económica de la mano de Sergio Massa. Especula, por ende, con un lento pero paulatino descenso de la inflación. Por el momento, su imagen positiva sigue besando la lona. Pero todavía falta mucho para la elección presidencial y en Argentina todo puede pasar.

La postura de Jorge Macri

Jorge Macri, ministro de Gobierno de la ciudad, participó del ciclo de entrevistas organizado por estudiantes de la Escuela de Comunicación del Grupo Perfil. Extraje para comentar este párrafo (fuente: Perfil, 15/10/022):

Mauricio Macri no logró la reelección en 2015 “porque lo que hicimos no alcanzó, es tan simple como eso. Generamos una serie de mejoras que a mí me permiten evaluar que Mauricio Macri fue el mejor presidente desde el regreso de la democracia. Rompiendo, por ejemplo, el mito de que sólo el peronismo puede terminar un gobierno sin caos, haciéndolo institucionalmente de manera ordenada y habiendo logrado reconstruir vínculos internacionales, concepto que venía muy alterado en la Argentina. Pero en el día a día de la gente, sobre todo a partir del 2018 la economía no fue lo que la gente merecía y lo que nosotros deseábamos, esa fue la principal decisión del no voto. A su vez, hay un fenómeno sociológico que suele darse muchas veces en las sociedades, donde el concepto del cambio es un arma de doble filo o es una moneda de dos caras. Para muchos es muy atractivo, pero también el concepto del cambio genera mucha incertidumbre, donde las sociedades cuando uno las analiza en el tiempo emprenden procesos de cambio, se asustan un poquito, retroceden y después vuelven a recuperar ese camino que es lo que va a terminar ocurriendo en la Argentina”.

Le asiste la razón a Jorge Macri cuando afirma que logró algo inédito en la historia política argentina con posterioridad a la asunción de Perón el 4 de junio de 1946: que un gobierno no peronista culmine su mandato como corresponde. De esa forma, como bien expresa el primo del ex presidente, se quebró el mito de que únicamente el peronismo es capaz de garantizar la gobernabilidad. En lo que yerra, me parece, es cuando afirma que Macri fue el mejor presidente desde el regreso de la democracia. La herencia de Macri, fundamentalmente en el terreno económico, fue sencillamente espantosa. Basta con mencionar la astronómica deuda contraída con el FMI con el único propósito de financiar su continuidad en el poder. Las consecuencias están a la vista: el país quedó nuevamente a merced del histórico prestamista internacional de última instancia. Jorge Macri se permite semejante afirmación porque, en comparación con el gobierno de Alberto Fernández, el de su primo no sale tan mal parado.

Continúa la renuncia de funcionarios que no funcionan

Este fin de semana largo puso nuevamente en evidencia el desgaste del gobierno o, para ser más dramático, su avanzado estado de descomposición. En las últimas horas tres funcionarios coincidieron en su decisión de abandonar el gobierno. Primero fue Elizabeth Gómez Alcorta quien, en desacuerdo con la represión de las fuerzas federales en el sur, renunció de manera indeclinable al ministerio de la Mujer. Más tarde, renunciaron casi al unísono Juan Zabaleta (Desarrollo Social) y Claudio Moroni (Trabajo), desgastados por la presión del kirchnerismo. Por estas horas el atribulado presidente formal de la nación está tratando de resolver lo antes posible esta nueva crisis que se desata sobre su gobierno.

A esta altura de los acontecimientos poco importa quiénes serán los reemplazantes de los ministros renunciados. Se habla, por ejemplo, de la diputada nacional Victoria Toloza Paz como reemplazante de Zabaleta en Desarrollo Social. Por más empeño que ponga le resultará imposible revertir, de aquí a las elecciones presidenciales, el grave deterioro social que aqueja a la población. En consecuencia, los piquetes seguirán, al igual que los cortes de calles y los acampes. Ni qué hablar del reemplazante de Moroni en Trabajo. ¿Alguien puede suponer que logrará hacer entrar en razón a aquellos líderes sindicales, como el de Camioneros, que exigen una paritaria superior al 100%? Lo único que interesa, desde el punto de vista político, es si finalmente se produce la cristinización total del gabinete (*).

Mientras tanto, la crisis social y económica no hace más que agravarse con el correr de las horas. Todo parece indicar que en septiembre la inflación tendrá un piso del 7%. De confirmarse semejante porcentaje quedaría en evidencia la carencia de idoneidad de Sergio Massa para ocupar el cargo de Ministro de Economía. Pero al tigrense ese número parece tenerlo sin cuidado. Su prioridad es tejer buenos vínculos con el FMI, demostrarle a Georgieva que es un alumno aplicado, obediente, sumiso. Por eso no debe sorprender el fenomenal ajuste que está aplicando, con el apoyo no sólo del FMI sino también con el del presidente y la vicepresidenta, sobre la sufrida y resignada población. Sólo aspira, por ende, a evitar que el dañado buque se hunda en medio del océano.

El ánimo colectivo está por el piso. El pueblo está sufriendo mucho, demasiado. Consciente de ello el gobierno aguarda con ansiedad el inicio del mundial de fútbol a celebrarse en Catar. Aguarda con ansiedad que el talento de Messi le permita a la selección de Scaloni obtener el campeonato, para de esa manera lograr lo que hoy es un imposible: que la gente sea feliz algunos días.

(*) El presidente formal de la nación acaba de decidir quiénes reemplazarán a los funcionarios salientes. El cargo que dejó vacante Juan Zabaleta (Desarrollo Social) será ocupado por la diputada nacional Victoria Toloza Paz, mientras que Raquel Olmos y Ayelén Massina reemplazarán, respectivamente, a Claudio Moroni (Trabajo) y Elizabeth Gómez Alcorta (Mujeres, Diversidad y Género). Toloza Paz es una dirigente muy cercana al presidente formal y hasta ahora ocupaba una banca en la cámara de Diputados de la Nación. Ayelén Massina responde a Rodríguez Saá. En San Luis ejercía un cargo similar. Raquel Olmos, de pasado menemista, ocupaba hasta hace minutos la vicepresidencia del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE). Durante el primer gobierno de CFK ocupó la Secretaría de Asuntos Municipales de

El atentado a Cristina Kirchner: El diagnóstico de José Manuel Ubeira

En su edición del 9/10 Página/12 publicó un artículo de Irina Hauser y Raúl Kollmann titulado “Atentado a Cristina Kirchner: “Hay alguien por arriba y ya sabemos quién es”, dicen los abogados de la vicepresidenta”. Escribieron los autores:

“Alguien por arriba de este grupito planeó el ataque. Ya sabemos quién es. Y hay una relación directa con Revolución Federal, que, por lo que estamos viendo, tiene un financiamiento que está por arriba de la transferencia irracional, inexplicable, de Caputo Hermanos”. El diagnóstico de uno de los abogados de Cristina Kirchner, José Manuel Ubeira, avanza con extrema lentitud en la causa judicial, entre otras cosas porque en el expediente apenas trabaja una jueza, un secretario, un fiscal y cuatro empleados. Todos ellos tienen, además, otras causas que atender. En la hipótesis de Ubeira, está que efectivamente el youtuber El Presto influyó en el giro de Brenda Uliarte, que pasó de ser una chica a la que no le importaba la política a una obsesionada por asesinar a CFK. Pero los letrados afirman que no fue sólo influencia, sino que luego alguien de más nivel y vinculado a la oposición, tuvo intervención directa en la idea del homicidio de la vicepresidenta (…)”.

“La joven fue captada para las ideas de ultraderecha por Eduardo Prestofelippo, El Presto, tras un tórrido romance, frustrado, porque él terminó ignorándola. Brenda se obsesionó con el youtuber al punto que contrató a un especialista para investigarlo y, en verdad, saber de sus otras relaciones sentimentales. Al investigador le pagó por Mercado Pago. Aún así, lo que mantuvo fue la otra obsesión: matar a Cristina. Para Ubeira ese perfil la llevó a acercarse a Revolución Federal y no únicamente en aquella marcha de las antorchas, frente a la Casa Rosada. Los abogados sostienen que hay otro vínculo que derivó en el atentado. Por ahora, no trascendió en qué consiste la relación concreta ni con qué evidencia cuentan (…)”.

“En la causa por el atentado a la AMIA, transcurridos varios años, circulaba una ironía: el grupo que trabajaba en la investigación se autodenominó “Los Poquitos”, una ironía destinada a evidenciar que la causa por el ataque más mortífero de la historia argentina estaba en manos de apenas seis personas. Como es obvio, la investigación fue un fracaso, además de que se sembraron pistas falsas. El aparato judicial, hoy alineado con el macrismo, está repitiendo la historia. El equipo de la jueza Capuchetti debería llamarse “Los Poquitísimos”. Esta semana Ubeira presentó un escrito señalando, de hecho, que se tomó el caso dándole la misma relevancia que una tentativa de asesinato en una esquina cualquiera a una persona cualquiera (…)”.

“Pero el aparato judicial no sólo juega a favor, sino que patea en contra. La Cámara Federal resolvió que se investiguen por separado el atentado y las amenazas de Revolución Federal, o sea que se sigue considerando que el ataque a CFK fue virtualmente apolítico. A esto se agrega que, en lugar de sacarle el turno y los demás expedientes a Capuchetti, le mantienen todo como si lo ocurrido fuera un hecho cualquiera. Para la Corte Suprema lo sucedido en Uruguay y Juncal es pura rutina, no un ataque contra la vicepresidenta y la convivencia democrática”.

Lo sucedido en Juncal y Uruguay el jueves 1 de septiembre lejos estuvo de ser un hecho cualquiera, eminentemente apolítico. Se trató de un ataque contra la vicepresidenta de la nación y uno de los cuadros políticos más relevantes de las últimas dos décadas. La demora en la investigación demuestra que “los Copitos” no actuaron por su cuenta sino que contaron con apoyo económico y con apoyo político. Hubo alguien que ordenó el ataque, hubo un autor intelectual. Y ese autor intelectual goza de una protección monolítica. No es causal que, por ejemplo, desde hace varios días únicamente C5N se siga ocupando del intento de magnicidio. El resto de los canales pretende que caiga en el olvido. Hay alguien muy poderoso que pretende que la gente se olvide lo más rápidamente posible de uno de los hechos más dramáticos que se produjeron a partir de la restauración de la democracia.

Apocalíptico diagnóstico de Federico Storani

En diálogo con Opinión Pública, el histórico dirigente radical Federico Storani expuso su parecer sobre la complicada situación política actual. No dudó en apoyar al neurocientífico Facundo Manes y criticar al ex presidente Mauricio Macri. Afirmó que la relación entre Macri y el radicalismo que apoyó su postulación a presidente, jamás fue un gobierno de coalición sino únicamente una alianza electoral. “El caso más palpable es el acuerdo con el FMI, le comunicaron por teléfono al radicalismo”, sentenció. Más adelante, recordó cuando el ex presidente tildó de populista a Hipólito Yrigoyen: “Creo que hay un problema en Macri que ignora bastante la historia”. “Señaló que el primer populista fue Hipólito Yrigoyen, ignoró que la Ley Sáenz Peña, con mucha sangre de por medio, logró el sufragio universal en la Argentina, exactamente lo contrario a un planteo populista fraudulento”. Ratificó la intención del radicalismo de tener un rol protagónico en la elección que se avecina: “Cuando se nos ha dicho 20 veces que hay un liderazgo supuestamente tácito, impuesto y demás, 20 veces hemos respondido que no conocemos otro liderazgo que no sea de nuestro partido y en todo caso esto se tiene que dirimir a través de las PASO” (fuente: Perfil, 10/10/022).

Pero su frase más polémica se vincula con lo afirmado recientemente por el ex senador nacional Miguel Angel Pichetto, quien había señalado que la elección presidencial de 2023 debía ser protagonizada por los titulares, es decir por Mauricio Macri y Cristina Kichner”. Storani no anduvo con vueltas: “Si es Mauricio Macri o Cristina Kirchner organicemos un suicidio colectivo”, sentenció.

Para Storani el retorno de Mauricio Macri a la Rosada o la continuidad del kirchnerismo por intermedio de su jefa, Cristina Kirchner, significaría para el pueblo argentino algo similar a una maldición bíblica. En el fondo lo que fleta el dirigente radical es la idea del seguro fracaso del macrismo como del cristinismo. Para Storani ni Macri ni Cristina están en condiciones de sacar al país del atolladero en que se encuentra por una simple y contundente razón: porque ellos siguen siendo parte del problema y no de su solución. En consecuencia, sólo el radicalismo es el único garante de la salvación del país.

La tajante afirmación de Storani no hace más que respetar la tradición del radicalismo en cuanto a su ubicación ideológica: jamás congenió ni con el conservadorismo ni con el peronismo ortodoxo. El radicalismo fue un enemigo para el conservadorismo. Durante su apogeo (presidencia de Justo) sufrió persecución, represión y fraude electoral. Para Justo y las fuerzas políticas que lo apoyaban (conservadores, socialistas independientes y radicales alvearistas) el radicalismo personalista, el radicalismo seguidor de Yrigoyen, era sinónimo de populismo, demagogia y corrupción. El yrigoyenismo implicaba la entronización de la plebe en el poder, lo que constituía una anomalía que no podía ni debía tolerarse.

El radicalismo también fue un enemigo para el peronismo ortodoxo o, si se prefiere, el peronismo de derecha. Durante el apogeo de Perón varios de sus más prominentes dirigentes sufrieron cárcel y exilio. Ricardo Balbín, Arturo Frondizi y Oscar Alende fueron sus emblemas. Varios de sus militantes formaron parte de los comandos civiles que tuvieron un rol muy importante en el derrocamiento de Perón el 16 de septiembre de 1955. Durante la Revolución Libertadora el radicalismo se dividió en dos sectores, uno aliado a los militares gorilas y otro partidario de un acercamiento a Perón. El retorno de Perón en los setenta hizo posible lo que durante mucho tiempo había sido una misión imposible: la reunificación del radicalismo. La UCR histórica compitió en las dos elecciones presidenciales celebradas en 1973, con resultado adverso. En 1983 el radicalismo liderado por Alfonsín venció al peronismo en la histórica elección presidencial del 30 de octubre. En la elección presidencial de 1999 se produjo un hecho inédito en la historia electoral del país: la UCR enhebró con el peronismo disidente de Chacho Alvarez una alianza que venció al peronismo. Durante la etapa kirchnerista el radicalismo fue un bastión de la oposición y en las elecciones presidenciales de 2015 apoyó a Mauricio Macri, el candidato conservador de Cambiemos, en otro hecho sin precedentes en la historia electoral de nuestro país. En 2022 un sector del radicalismo (Storani, Morales. Manes, etc.) pretende retornar a sus orígenes, respetar su historia, es decir volver a ser el histórico partido que concurría solo a los comicios a presidente.

Anexo

El Informador Público en el recuerdo

Popper y la clave de la historia

26/02/2016

En el final de su libro “La sociedad abierta y sus enemigos”, Karl Popper se pregunta si hay realmente un significado en la historia. Su respuesta es contundente: la historia no tiene significado. La historia, tal como la entiende la mayoría de las personas, no existe y ello constituye un motivo más que suficiente para negar significado a la historia. Popper sostiene que las personas comienzan a hablar de “historia” a partir del momento en que comienzan a cursar la escuela primaria para seguir profundizando el tema en la universidad. Las personas que se interesan por la historia leen libros acerca de ella y es así como se acostumbran a ver una serie de hechos que configuran, según creen, la historia de la humanidad. Ahora bien, el reino de los hechos es muy rico, lo que obliga a una necesaria selección. De acuerdo a los intereses de cada uno de nosotros, se puede hablar de una historia del arte, una historia del lenguaje, una historia de la matemática, etc. Pero ninguna de estas historias, que se enfocan en un aspecto de la realidad, sería en verdad la historia de la humanidad. Cuando las personas aluden a la historia de la humanidad, en realidad están pensando en la historia de las antiguas civilizaciones, egipcia, persa, babilónica, griega, macedónica y romana, hasta la época actual. Esas personas, en realidad, no están pensando en la historia de la humanidad, sentencia Popper, sino en la historia del poder político, que es la historia que aprendieron en la escuela. Popper es muy claro: no existe tal cosa como “historia de la humanidad”. Lo que existe realmente es una serie inabarcable de historias de sucesos y acontecimientos que se han dado a lo largo del tiempo y que aluden a aspectos de la vida del hombre. Pues bien, uno de esos aspectos es precisamente la historia del poder político que las personas han elevado a la categoría de historia de la humanidad. “Pero esto es”, acusa Popper, “creo, una ofensa contra cualquier concepción decente del género humano y equivale casi a tratar la historia del peculado, del robo o del envenenamiento, como la historia de la humanidad. En efecto, la historia del poder político no es sino la historia de la delincuencia internacional y del asesinato en masa (incluyendo, sin embargo, algunas de las tentativas para suprimirlo. Esta historia se enseña en las escuelas y se exalta a la jerarquía de héroes a algunos de los mayores criminales del género humano”.

Este párrafo de Popper invita a un análisis de la historia en este sentido, la historia del poder político, destinado a promover innumerables polémicas. Dice Popper que la historia del poder político no es sino la historia de la delincuencia internacional y del asesinato en masa. Si uno rememora tan sólo el siglo XX y lo que va del siglo XXI, hay que darle toda la razón a Popper. Basta con mencionar a Adolph Hitler, Benito Mussolini y Joseph Stalin y la hipótesis de Popper se corrobora en el acto. Que Hitler y Stalin hayan sido capaces de edificar los Auschwitz y los Gulags lisa y llanamente eriza la piel. También los Estados Unidos, considerados el emblema de la democracia capitalista moderna, fueron gobernados durante el siglo XX por “destacados” delincuentes internacionales, verdaderos criminales de guerra, uno de ellos galardonado en 2009 con el Premio Nobel de la Paz y que el 23 y 24 de marzo estará en la Argentina. Harry Truman ordenó el ataque atómico contra el imperio del Japón provocando la muerte a centenares de miles de inocentes, muchos de ellos niños y ancianos. Estados Unidos ha sido el único país de la tierra que fue capaz de cometer semejante atrocidad. Pero Truman no está solo en esta lista de delincuentes internacionales que llegaron a la Casa Blanca. Me vienen a la memoria dos “personajes” como Lyndon Johnson y Richard Nixon, que no dudaron en enviar a la muerte en territorio vietnamita a miles y miles de soldados. Más acá en el tiempo, no queda más remedio que hacer mención a George W. Bush, uno de los presidentes más espantosos de la historia de los Estados Unidos. El atroz ataque contra las Torres Gemelas en 2001 (un hecho que jamás fue esclarecido) fue utilizado por este energúmeno para legitimar lo que el complejo militar-industrial-financiero tenía en mente: invadir a Irak para apoderarse de su petróleo. La invasión a ese milenario país destruyó la vida de millones de personas, la mayoría de ellos civiles. Para colmo, G.W. Bush no dudó un segundo en mentirle al mundo al acusar a Saddam Hussein -otro criminal de guerra- de poseer armas químicas y de estar vinculado con Osama Bin Laden, el supuesto cerebro del atentado del 11 de septiembre. Su sucesor, Barack Obama, se presentó ante la opinión pública mundial como el gran pacificador. Durante sus ocho años como presidente de los Estados Unidos, la inseguridad y el terrorismo aumentaron de manera geométrica. Basta mencionar su apoyo a la destrucción de pueblos enteros como el libio y el sirio para catalogarlo como un criminal de guerra. Pero sería injusto olvidar a otro gran criminal de guerra, un gobernante frío y letal, que ejerce el poder sobre un inmenso territorio desde hace varios años: Vladimir Putin. Su cruzada contra el terrorismo checheno lo acercó a Occidente hasta que decidió anexar Crimea. Por último, cabe mencionar a aquellos presidentes europeos que fueron obsecuentes de los Estados Unidos a partir del 11 de septiembre, legitimando la política exterior criminal de la república imperial: José María Aznar, Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy, Angela Merkel, Nicolás Zarkozy, François Hollande, Tony Blair, James Cameron y otros menos relevantes.

Efectivamente, la historia del poder político es la historia de los delincuentes internacionales que llegaron al poder para satisfacer sus ambiciones ilimitadas de poder y para dar rienda suelta a su instinto criminal.

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