Por Luis Américo Illuminati.-

«Sin non errasset, fecerat ille menos». Éste es un verso de Marcial, extraído del epigrama XXI del libro I, que traducido significa: «Si no hubiera errado el golpe, habría conseguido menos».

En este epigrama, el escritor latino se refiere a Scévola, un héroe romano de finales del siglo VI AC a quien se atribuyó el intento de asesinar al rey etrusco Pórsena. Scévola mató por error a un ayudante, y al ser descubierto, colocó su mano derecha sobre un brasero para castigarse por su fracaso. Este gesto asombró a Pórsena, quien le perdonó la vida, y gracias a ello, Scévola urdió una segunda trama que frustró los planes del rey etrusco de tomar Roma. Con ironía Marcial concluye su epigrama alabando el error de Scévola, pues de no haberlo cometido, no habría obtenido ni gloria ni éxito.

Esta misma frase la utiliza el español Leandro Fernández de Moratín -autor de «El Sí de las niñas»- para criticar a Shakespeare por haber ignorado todas las reglas del teatro clásico que hubieran horrorizado a Esquilo y demás dramaturgos griegos. Aplicado el aforismo de Marcial y el episodio de Scévola a Milei y la Ley Ómnibus que, si bien no erró el primer golpe, sino que «la casta» logró sortearlo, el knockout que le aguarda antes de fin de año, ni se la esperan. La pelea recién empieza. Faltan 12 rounds o 12 meses. Milei le va cerrando al perokirchnerismo todos los grifos de la corrupción. Por más exclamaciones farisaicas, aspavientos, reuniones para reagrupamientos y amenazas del club del helicóptero, nunca más «volverán las falsas golondrinas (feroces cuervos) en tu balcón sus nidos a colgar», parafraseando a Bécquer. Ni que Maturana y Moyano paren todos los trenes y camiones del país, lograrán que Milei dé marcha atrás. «Alea iacta est». La suerte está echada.

Share