Por Luis Américo Illuminati.-

Lealtad primero hay que tenerle a la Patria y no a un partido tomado y dominado por el kirchnerismo que permite que un traidor se reúna con terroristas seudo mapuches, justificando su bárbaro e injustificado accionar como lo hicieron en los setenta los montoneros asesinando en 1973 a José Ignacio Rucci a poco de ganar Perón las elecciones tras desalojar del poder al bolche del tío Cámpora. «Me mataron un hijo», dijo Perón llorando al enterarse del crimen -casi un magnicidio teniendo en cuenta que Rucci era su potencial sucesor- y a Nélida Vaglio, viuda de Rucci, le confió en el velorio: «Esos veintitrés balazos iban dirigidos a mí». Esos buenos muchachos, «jóvenes idealistas» son los que hoy hablan de «lealtad al general».

Si el General Perón regresara a la vida -como dice Pérez Quevedo, asiduo lector sarcástico del IP- «lo primero que haría es echar a patadas en el culo a estos cacatúas que se dicen peronistas porque cantan la marchita y dicen «Viva Perón» y permiten que cualquier terrorista malnacido, seudo mapuche o montonero se cague en la Patria desde el gobierno».

Traición a la Patria es el lema de este extraño peronismo copado por extremistas ideológicos que hoy festejan muy ufanos el «día de la lealtad». ¿Día de la lealtad a quién? El General ya murió hace más de 40 años y si viviera no hay ninguna duda que con este gobierno no se llevaría para nada bien y lo repudiaría igual que con el impresentable «tío bolche» Héctor Jota Cámpora, actualmente un «ícono» del advenedizo kirchnerismo. Un ícono de la traición a Perón, dicen los viejos peronistas, ya ancianos, en muletas o en sillas de ruedas. Un Judas. Tenía razón Tato Bores cuando decía de la fertilidad y veloz reproducción de hdp en serie de aquel primer almácigo que un maldito diablo plantó en la Argentina.