Por Hernán Andrés Kruse.-

Los números siguen sin sonreírle al presidente de la nación. Por primera vez desde que asumió, quienes opinan bien o muy bien de él se sitúan por debajo del cuarenta por ciento mientras que quienes opinan mal o muy mal se ubican por encima del 57 por ciento. El saldo negativo es del 18 por ciento, el mayor en toda su gestión. Hoy por hoy, quienes se consideran opositores superan a quienes se consideran oficialistas en 26 puntos porcentuales. Los temas que más preocupan a la población son, en orden de importancia, la inflación, los tarifazos, el empleo, la recesión, la inseguridad, la salud y la educación. Según los índices de satisfacción, el gobierno no supera los cuatro puntos, muy lejos de la autocalificación de ocho puntos que se puso el presidente hace un tiempo. Todavía gran parte de la población considera que el presidente gobierna para los ricos. Tales las conclusiones a las que arriba el último estudio realizado por Roberto Bacman (CEOP), en el que fueron entrevistadas 1200 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.

“Febrero”, expresa Bacman, “especialmente la segunda quincena, fue muy malo para el Gobierno Nacional. Sin lugar a dudas y sin temor a equivocarse, este es el peor momento de la gestión de Macri desde que asumió la presidencia quince meses atrás. Con estos datos a la vista la situación remata en un importante desafío: el principal problema que debe afrontar es la gestión. Muchos argentinos, especialmente los pertenecientes al segmento de los independientes, que confiaron en el cambio propuesto y que a lo largo de todo el 2016 no percibieron solución alguna, se negaban en forma insistente a perder la esperanza y hasta perdonaron muchos errores y soportaron estoicamente alta inflación, aumentos en los servicios públicos y sueldos e ingresos que quedaron muy por debajo de la inflación. Pero febrero significó el punto de inflexión”. “Se sucedieron”, agrega, “varias cuestiones que se fueron potenciando en pocos días e impactaron de modo negativo en la opinión pública. La economía sigue sin arrancar, no se ven logros y la esperanza se pone en tela de juicio: nuevo aumento de tarifas, aumento de la conflictividad gremial, paritarias al límite, las clases que no arrancan, el fútbol tampoco arranca. Y, como si esto fuera poco, la sombra de la corrupción, aquella que relaciona a la familia Macri con el mundo empresario, empezó a sobrevolar por estas latitudes”. Entre diciembre y febrero, los que se consideran opositores pasaron del 45 al 49 por ciento, mientras que los oficialistas pasaron del 33 al 24 por ciento. “Esto es complejo para enfrentar un año electoral”, manifiesta Bacman. “Cuando Macri asumió”, afirma, “casi seis de cada diez argentinos, muchos más de los que lo votaron en la segunda vuelta, confiaron en los aires de cambios. No sabían con claridad de qué cambios se trataba; pero en definitiva confiaron. Hoy la ecuación se dio vuelta y alrededor del sesenta por ciento está abiertamente insatisfecho. Por tal motivo el Índice de satisfacción Ciudadana se convierte en el indicador clave de esta última encuesta, ya que sintetiza el mal humor social de estos tiempos: una satisfacción, que medida en una escala de 1 a 10 puntos, arroja un promedio de 3,94. Otra vez hay que hablar de pérdidas: con respecto a agosto del año pasado un 7 por ciento. El factor más crítico, el que justifica en mayor medida este bajo índice sigue siendo la economía donde ni siquiera logra un cuatro”. “Yo diría”, dice Bacman como conclusión, “que uno de los fenómenos más persistentes y que está en el espíritu de las opiniones mayoritarias es que en el imaginario popular está instalado que Macri gobierna para los ricos. Así lo afirman siete de cada diez entrevistados. Es otra mala noticia para la coalición gobernante, en un año de elecciones” (fuente: Raúl Kollmann, “Cuesta abajo en mi rodada”, Página/12, 5/3/017).

En su edición del 5 de marzo, Página/12 publicó un artículo de Alfredo Zaiat titulado “Economistas de la city al poder”, en el que analiza un hecho inédito en la historia económica del país: la invasión de economistas de la ortodoxia que provienen de diversas firmas dedicadas al asesoramiento económico y financiero, a varios ministerios y organismos públicos.

Dice el autor: “Casi 25 economistas de más o menos figuración pública provenientes de diversas consultoras de la city ocupan cargos importantes en el gobierno, y muchos más sin tanta exposición se han instalado en espacios técnicos de la estructura estatal de la Nación, Provincia de Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires” (…) “Están distribuidos en los ministerios de Hacienda, Finanzas, Interior, Producción, en los bancos Central, Nación y Provincia, en el Indec, en la Jefatura de Gabinete y en otras dependencias públicas. En el gobierno de Macri no sólo han desembarcado CEOs y miembros de ONGs en la aventura de aprender de qué se trata la gestión pública, también se ha sumado a ese experimento cool una cantidad elevada de economistas del establishment” (…).

“Otras experiencias de gobierno han cedido el manejo de la economía a determinados grupos de economistas. Carlos Menem lo hizo primero a Bunge y Born (uno de los integrantes de ese equipo económico fue el ahora consultor Orlando Ferreres), luego a la Fundación Mediterránea de Domingo Cavallo para terminar con el CEMA de Roque Fernández, Carlos Rodríguez y Pablo Guidotti. Fernando de la Rúa se entregó a José Luis Machinea y equipo, cuyos principales jugadores eran Miguel Bein, Pablo Gerchunoff y Mario Vicens, para luego abrazarse al staff de FIEL liderado por Ricardo López Murphy, secundado por Daniel Artana y Manuel Solanet, y finalmente desbarrancar con Domingo Cavallo. Esa lógica de administración de la cuestión económica, donde el poder político transfiere la responsabilidad de un área clave de gobierno a una corporación o a una fundación de economía solventada con aportes de grandes empresas, fue interrumpida en los tres gobiernos kirchneristas” (…) “Ahora con la Alianza macrismo-radicalismo muchos de sus miembros o sus descendientes ideológicos, algunos con cargo y otros en la periferia, han recuperado ese lugar privilegiado en la determinación de la política económica” (…).

“Hasta diciembre pasado el Ministerio de Hacienda y Finanzas estuvo a cargo de Alfonso Prat Gay, ex ejecutivo del banco JP Morgan pero antes de asumir lideraba la consultora Tilton Capital, especializada en el negocio financiero. Pedro Lacoste, viceministro de Prat Gay, y Luis Caputo, entonces secretario de Finanzas y hoy ministro de esa área, también provienen de esa firma. El actual ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, además de ser columnista de La nación y de TN, tenía su propia firma de asesoramiento económico”(…) “Enrique Szewach fue presidente de Evaluadora Latinoamericana, firma dedicada a la calificación de alto riesgo, y fue designado vicepresidente del Banco Nación, responsabilidad que amplió ante la convalecencia del nuevo titular de la entidad Javier González fraga (de GF Macroeconomía), quien reemplazó a Carlos Melconian (de la consultora Macro View). El jefe de asesores del Banco Nación es Luis Secco, director de la consultora Perspectivas Económicas. Eduardo Levy Yeyati de Elypsis fue director del BICE hasta mediados del año pasado y mantiene el cargo como asesor en el Consejo de la Producción” (…) “En ese ámbito participan Félix Peña, Bernardo Kosacoff, Andrés López, Jorge Forteza y Dante Sica, socio fundador y director de la consultora Abeceb, quien fue parte de la comitiva que acompañó al presidente Mauricio Macri en su reciente viaje a España. El ministro de Interior y Obras públicas, Rogelio Frigerio, era titular de Economía y Regiones, sumando a su equipo a Ricardo Delgado, líder de la consultora Analytica, como subsecretario de coordinación de la Obra Pública. Empiria consultores aportó a Hernán Lacunza, ministro de Economía de la Provincia de Buenos Aires, Francisco Grismondi, director del Banco Central, y Damián Bonari, subsecretario de Coordinación Económica de la Provincia de Buenos Aires. Luciano Cohan es una de las últimas incorporaciones al staff de funcionarios del gobierno de Macri desde el mundo de las consultoras de la city. Trabajaba en Elypsis, la de Levi Yeyati, y desde mediados del mes pasado es subsecretario de Desarrollo del ministerio de Hacienda” (…).

“El factor que diferencia este gobierno de CEOs, ONGs y economistas de la city de otras experiencias es la fragmentación del área económica. Esto derivó en la convocatoria de líderes y técnicos de varias consultoras del establishment. No existe ahora un manejo orgánico del Ministerio de Economía porque ha sido parcelado y, por este motivo, no hubo la cesión a un equipo de economistas identificado con una única entidad (fundación, centro de estudios) para la distribución de los cargos. El gobierno de Macri decidió dividir la responsabilidad de la administración económica, incorporar a todos los técnicos de su propio think tank (Fundación Pensar) y sumar economistas de la mayor cantidad de consultoras posibles. Esta debilidad de contar con pocos cuadros propios y salir a buscarlos en el mercado se ha convertido a la vez en una fortaleza relativa al neutralizar críticas de esas firmas dedicadas a comercializar información económica. Al tenerlos dentro del gobierno logra minimizar los daños de observaciones a una política económica que, pese a los esfuerzos del marketing de generar expectativas positivas, no logra resultados satisfactorios” (…) “Es muy amplia la benevolencia en el análisis de la mayoría de esos economistas, con escasas excepciones” (…) “Las motivaciones para trazar un panorama económico optimista con escasas señales en ese sentido por parte de esos consultores hoy reconvertidos en funcionarios y de gurúes de la city que actúan de soporte al oficialismo desde el ámbito privado, pueden ser las siguientes: a) la afinidad ideológica con el macrismo reivindicando el neoliberalismo y el predominio del mercado en el orden económico; b) la identificación política con el gobierno, por pertenecer al PRO, al radicalismo o por ser un activo militante antikirchnerista; c) el desafío de realizar la experiencia de transitar la función pública e incorporar de ese modo un capítulo más al currículum vitae; d) conseguir un empleo bien remunerado con privilegios de funcionario público; e) obtener contratos de asesoramiento muy bien pagos a cuenta del estado; f) aspirar a un cargo en alguna institución financiera internacional gracias al antecedente de haber sido funcionario público; g) cuidar las inversiones propias en el mercado financiero-bursátil o en la actividad agropecuaria”.

En su edición del 5 de marzo La Nación publicó un artículo de Joaquín Morales Solá titulado “La primera rebelión gremial contra Macri”, en el que evalúa el peor momento desde que Macri llegó a la Rosada.

Dice el autor: “Dicen que María Eugenia Vidal encontró por fin el símil de Aníbal Fernández que le estaba haciendo falta. Es Roberto Baradel, líder de los docentes bonaerenses, un cristinista de malas formas y peores compañías” (…) “Baradel bailó de algún modo la melodía que le propuso Vidal. La gobernadora subrayó su posición dialoguista mientras Baradel acentuó su perfil brutal e intransigente. Ella o él. La opción la beneficia a ella. Es lo que ella quería. Sin embargo, el conflicto gremial es mucho más vasto que el que comprende a los docentes bonaerenses. Es, en primer lugar, un paro nacional de maestros aguijoneados por Baradel. Es una huelga contra el gobierno nacional que no tiene ninguna escuela en el país” (…) “La huelga docente convivirá en el tiempo también con la primera marcha gremial (y un paro parcial) que la CGT le hará a Mauricio Macri en casi 15 meses. Ocurrirá pasado mañana. Se lo mire por el costado del peronismo cristinista de Baradel o por el del peronismo ecuménico de la CGT, lo cierto es que también los gremios decidieron estrenar el año electoral con un alboroto político” (…) “Es necesario descifrar los planteos concretos. ¿Están los trabajadores en peores condiciones que hace seis meses, cuando los gremios no hacían ni paros ni marchas? Según el ministerio de Trabajo, que conduce Jorge Triaca, en el primer semestre del año pasado se perdieron 110.000 puestos de trabajo, pero se crearon 85.000 en el segundo semestre. El método que usa Triaca para medir el empleo es el mismo que usaba Carlos Tomada. Entre enero y febrero, según estimaciones parciales, se habría alcanzado en la creación de puestos de trabajo el mismo número de despidos del primer semestre de 2016. No hay más trabajo; sólo el mismo que había cuando asumió Macri”.

“No obstante, hubo cesantías en los últimos dos meses que rompieron el acuerdo firmado entre el Gobierno, los sindicatos y los empresarios. Fueron en casi todos los casos poscierre de empresas” (…) “Los empresarios, sobre todo los medianos y pequeños, son actores necesarios del conflicto. Hay quienes ahora piden una devaluación y lo hacen al lado de los dirigentes gremiales. La devaluación es la mejor receta para bajar rápidamente los salarios. Ningún extranjero entendería nunca por qué la Argentina es el único país donde sus líderes sindicales están de acuerdo con las devaluaciones” (…) “Si bien la dura semana gremial que le aguarda a Macri tiene un sesgo político y electoral, también constituye un precalentamiento para el inicio del período anual de paritarias que comienza este mes y terminará en junio. La inflación de los últimos meses es inferior a la del primer semestre de 2016. Las cosas no están peores que hace seis meses. La inflación subirá un poco en tiempos próximos por el efecto de las subas de las tarifas de servicios públicos, pero los cálculos del Gobierno aseguran que el aumento del costo de vida se estabilizará en un 18 por ciento anual” (…) “La CGT se siente la “novia” del peronismo, dice un dirigente gremial. ¿Qué significa eso? Que quiere ser el centro del sistema solar. Por eso recibió a los movimientos sociales por primera vez en la historia; se acercó a las CTA, otrora archienemigas, y forcejea también para que Sergio Massa dispute su candidatura dentro del peronismo” (…) “La CGT se resiste a una sola cosa: a volver a caer en brazos de Cristina Kirchner. Es su límite, a pesar de que ella también quiere acercarse a la central obrera”.

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