Por Luis Américo Illuminati.-

En la emisión de este sábado de La Noche de Mirtha se produjo un tenso cruce entre Amalia Granata y Rocío Oliva, cuando en la «mesaza» se estaba recordando a Diego Armando Maradona, fallecido hace casi dos años. Mientras Oliva, exnovia del 10, contaba cómo había sido su relación y reivindicaba los gratos momentos vividos en ella, la legisladora intervino para repetir la dura acusación contra «el astro» que hace un año hizo la cubana Mavys Álvarez Rego.

La intervención de Amalia Granata, indudablemente, ha sido la de una parresiasta. ¡Enhorabuena! En este país de papanatas es sumamente necesario que se venga la parresía y desplace al «caretaje nacional», esto es, la hipocresía como falsa religión, donde el vicio se disfraza de virtud.

Ya hemos definido en otras notas -y seguiremos insistiendo en este país amante de «lo políticamente correcto», es decir, el fariseísmo al palo- que la parresía es exponer con franqueza y valentía una verdad tergiversada, exponiendo contra la corriente de la moda la verdadera cara de una situación, asunto o mala fama de un personaje, como es el caso de Maradona, que el estúpido vulgo idolatra, siguiendo una manía de aplaudir y «venerar» a personajes nefastos que por el hecho de haber muerto se les perdona todo, abusos, malos ejemplos, desplantes, vicios y desmanes morales.

Únicamente una masa de estúpidos energúmenos puede exaltar a semejante personaje inmoral y decir que se debe separar el deportista del ser humano. Es lo mismo que decir que de la personalidad de un delincuente o criminal hay que separar sus crímenes de su desempeño como atleta por haber ganado algunos campeonatos mundiales. Es una forma de reivindicar el mal en nombre del deporte. La personalidad e identidad humana es una unidad mental y espiritual que no se puede disociar. Cuando ello se produce entonces estamos en el campo de la psiquiatría y se está indudablemente ante un caso patológico.

Es no ser un pueblo digno sostener y profesar este tipo de fanatismo vergonzoso y denigrante y propio de masas delirantes hacer panegíricos de un ser descarriado, no olvidemos que Maradona fue admirador y amigo de dictadores como Fidel Castro y Hugo Chávez y de cuanto demagogo marxista hay en el mundo. Pero nadie se acuerda ni defiende a un auténtico héroe como el Capitán (IM) Pedro Giachino, héroe indiscutible de Malvinas, que ha sido cancelado y quitados todos los carteles de las calles con su nombre por haber combatido contra la peste negra que fueron las organizaciones subversivas. La conclusión forzosa es que este es un país delirante. Floja, muy floja la «Legrand» en provocar este tipo de situaciones con la única mira puesta en el rating.

Por último, justo es decirlo, los líderes públicos deben haber dado en vida no malos sino buenos ejemplos, como los combatientes de Malvinas. La mejor memoria a los hombres y mujeres que llevaron una vida errática y se desviaron por un camino del que no se vuelve, es dejarlos descansar en paz. Si pudieran enviarnos un mensaje de ultratumba eso mismo nos dirían.

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