Por Luis Alejandro Rizzi.-

Los primeros cien días de “CAMBIEMOS” coincidieron con el fin del verano y, si bien el gobierno sigue contando con un respaldo mayoritario, según las encuestas disponibles, también se mantienen vigentes las principales preocupaciones de la sociedad, la inflación, la inseguridad y el temor a la desocupación. El inicio de las clases en término y el ajuste de la base del impuesto a las ganancias para los trabajadores dependientes, fue considerado como algo normal y no habría influido para calificar la gestión.

Se tiene la impresión que estos cien días no fueron aprovechados y no habló de solucionar problemas sino mas bien porque no se han exhibido hojas de ruta, no se tomaron decisiones, si bien dolorosas, esperadas por una gran mayoría, como la eliminación, en algunos casos su disminución gradual, de los subsidios vigentes, esencialmente para los habitantes de la Capital Federal y Gran Buenos Aires.

Esa baja o eliminación de los subsidios no debería afectar su mantenimiento en los casos necesarios para que puedan acceder al consumo de algunos bienes públicos, como la energía, el transporte o el agua potable aquellos que por su nivel de ingresos quedarían excluidos.

Reconocemos que la focalización del subsidio a los necesitados no es una tarea sencilla ya que primero hay que definir con máxima certeza los criterios para trazar la línea entre unos y otros.

Tampoco se expusieron programas con relación a empresas públicas altamente deficitarias, siendo quizás el caso emblemático Aerolíneas Argentinas que parece enredada en sus propios vicios y no se advierte una clara decisión con relación a YPF y en especial al legado que dejará el Señor Galluccio, que ya el ministro del área habría criticado por el nivel de endeudamiento.

Parecería que el gobierno de “Cambiemos” estuviera sumergido en una confusión con relación a los conceptos de “gradualismo” y “shock”. Este último concepto está relacionado con la noción de acciones enérgicas y rápidas y hasta quizás con un sentido de dolor, el otro con la noción del “paso a paso”.

En síntesis parecería que el gobierno cree que debe dedicarse a corregir “abusos”, así entiende su misión, se debe reformar lo que se hizo mal, pero manteniendo los mismos usos, diría con más profundidad usando las pautas culturales vigentes.

Si realmente la intención del gobierno de Mauricio Macri era y es la de producir un “cambió”, no entendió que la misión propuesta a la sociedad era más bien la de contribuir a crear una nueva cultura, representada por nuevos usos, lo que no quiere decir que su régimen debería ser “fundador” de una nueva era, como lo pretenden algunos.

El gobierno creyó que por su sola presencia lloverían dólares para inversiones, que la clase empresaria prebendaria se convertiría en benefactora, que los K confesarían sus pecados que los gremialistas creerían que el 25% era una pauta salarial justa, que cesarían los piquetes, los paros sorpresivos y que la llave mágica para lograr esos resultados era su firme voluntad de arreglar con los holdouts, lo que facilitaría el acceso al crédito para financiar el gradualismo, es decir gasto, otro mal uso que viene de antaño.

Con relación a este caso lo normal, el buen uso, es cumplir con una sentencia judicial definitiva, aunque nos parezca arbitraria. La demora en su pago elevada a la categoría de virtud por el gobierno “k”, no fue un simple abuso, fue resultado de nuestros malos “usos”, que nos hace creer que lo justo es lo que uno quiere o hubiere querido.

Mauricio Macri se equivocó fiero cuando deslizó que Sergio Massa sería un “ventajero”, porque el ser ventajero es un “uso” que hace a nuestra cultura y el mismo recurrió al dictado de varios DNU sin haber intentado convocar previamente a sesiones extraordinarias como hubiera correspondido para mostrar a la sociedad que los resultados queridos se deben lograr siguiendo procedimientos sanos.

El intento de designar jueces por decreto, en comisión, fue una clara muestra de cómo perdura nuestra mala cultura, lo mismo que la modificación de la ley de medios por otro DNU y en consecuencia haber autorizado algunas cesiones o ventas accionarias, como la de Nextel a Cablevisión o la inminente de Canal 11 al grupo Turner o la venta de Telecom Argentina al grupo Fintech Telecom LLC, empresa liderada por el mexicano David Martínez, consecuencia del DNU 267/2015, que se dictó sin que se haya realizado el debido Acuerdo de Ministros, como lo exige la constitución, acuerdo que no se sustituye con la firma de los ministros.

Macri también dijo que es necesario cambiar la justicia y no las costumbres y como lo declaró Jorge Lanata, la cosa no es así, agregaría para cambiar la justicia, antes tenemos que cambiar nuestras costumbres, es decir nuestros “usos”.

Hoy una gran mayoría no creemos en la justicia porque sabemos que esta contagiada por nuestras malas costumbres, nuestra cultura y la justicia debe ser oportuna, no oportunista.

Conclusión, pasaron los cien días, pasó el verano, es obvio que “Cambiemos” aún no sabe qué es lo que debemos “cambiar”.

El año pasado el verano se extendió así hasta mitad de mayo, quizás este año pase algo similar y “cambiemos” tenga tiempo para que ahora no haya que pasar el otoño y luego el tan temido invierno…

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