Por Luis Américo Illuminati.-

Para Paul Auster -recientemente fallecido- «escribir un libro es una tarea en última instancia inagotable», porque a Auster le mueve la convicción de que entre el mundo y la palabra hay una brecha, una distancia que nunca puede salvarse. Las palabras son una herramienta insuficiente, pero única. Al igual que el mundo, las personas son un misterio inalcanzable. Auster afirmaba que escribir sobre cualquier guerra es una tarea destinada al fracaso y citando a Samuel Beckett, añade: «Fracasa de nuevo, fracasa mejor». Y agrega: «Me di cuenta de que nunca había adquirido el hábito de analizar las cosas con detenimiento y que, en consecuencia, los resultados eran inadecuados. Hasta entonces había tendido a generalizar, a captar las semejanzas entre cosas distintas más que sus diferencias. Sin embargo, pese a todos los recaudos y prevenciones el esfuerzo de poner los detalles en palabras es bastante desalentador». Atento esta disquisición de Paul Auster intentaremos entender un poco las razones y sinrazones de la Guerra en Medio Oriente. Quién es el villano y quién es la víctima no resulta fácil determinarlo hasta que uno no lo sufre en carne propia. Los cruzados cristianos después de muchas batallas con los musulmanes, finalmente tuvieron que dejar Tierra Santa. En la época actual ni judíos ni musulmanes ceden un palmo de la tierra santa que pisan, convertida hoy en un volcán a punto de estallar.

Es una muy mala noticia para el mundo que se hayan suspendido las negociaciones en El Cairo, donde Hamás e Israel no se pusieron de acuerdo en cese el fuego. El intrincado conflicto bélico entre Israel y Gaza -que parece la Guerra de los Cien Años- comenzó cuando los terroristas de Hamas hace casi 8 meses penetraron en territorio israelí y cometieron crímenes atroces y se llevaron de rehenes alrededor de 200 personas. Lo mismo hicieron los babilonios hace 4.000 años antes de Cristo cuando invadieron el mismo territorio y mataron una parte del pueblo judío y se llevaron cautivos al resto de los habitantes. Cuarenta años los judíos permanecieron cautivos de sus invasores. De las 12 tribus de Israel sólo regresaron dos, el resto tomó otro camino. La mayoría de los historiadores están contestes en que las 10 tribus perdidas se dispersaron y habitaron algunas importantes regiones de Europa y Asia y, un reducido número de arqueólogos sostiene que no se mezclaron, sino que son la simiente de las primeras monarquías europeas, la corona alemana y británica. De ahí el estrecho vínculo que existe entre Israel y EE.UU. Sea como fuere, la cuestión es que el pueblo judío tiene una larga tradición de resistencia y conservación, para unos admirable y para otros cuestionable. Para entender la geopolítica del pueblo israelí es necesario primero leer la Biblia, los capítulos referentes al rey David y su hijo Salomón y no achacarles como herencia atávica a los de la época actual la inicua crucifixión de Jesucristo perpetrada por un grupo pérfido encabezado por el Sumo Sacerdote Caifás. De Netanyahu se podrá decir cualquier cosa, menos que abandonará la lucha y cederá a las presiones de naciones que de haberles sucedido el secuestro de una porción de sus habitantes, seguramente no se habrían quedado de brazos cruzados. La arbitrariedad e ignorancia de mucha gente que opina se puede apreciar leyendo los comentarios faltos de objetividad e imparcialidad en los portales que han tocado el tema al que, a decir verdad, se lo ha tratado hasta ahora superficialmente.

¿Qué sucedería si la Argentina sufriera un ataque idéntico al que sufrió Israel por parte de un país vecino, por caso Bolivia, y el gobierno estuviera en manos de Cristina Kirchner o Alberto Fernández y dicho país no escuchara razones de ninguna índole? O pongámoslo de otro modo: supongamos que un grupo terrorista de seudo mapuches, hubiera perpetrado un hecho de las mismas características en perjuicio de la República de Chile. En el primer caso hipotético es probable que ningún rescate se intentaría, que si se haría de inmediato en el segundo caso. La guerra no la comenzó Israel sino Hamás que gobierna por la fuerza en Gaza, y el pueblo palestino paga las tristes consecuencias. Sería el mismo caso si el ERP o los Montoneros en los años setenta hubieran conquistado por las armas el poder y conseguido imponer sus siniestros objetivos y cometido una masacre dentro del territorio de un país vecino y tomado rehenes. Lo más probable es que un contraataque sería el correlato inmediato y nadie podría culpar al país extranjero si hubiera habido destrucción y muerte dentro del territorio argentino.

He visto la valentía de una profesora de la carrera de comunicaciones de la UBA, quien en soledad y ante la indiferencia general, luce en clase frente a sus alumnos una remera con las caras de los rehenes secuestrados en Gaza. Entrevistada por el periodista Eduardo Feinmann, expresó la profesora en cuestión que tomó esa decisión ya que ningún colectivo femenino ni los estudiantes universitarios protestaron ni hicieron marchas reclamando la liberación de un centenar de rehenes judíos, entre los cuales hay niños, bebés y mujeres.

El antisemitismo abierto o embozado, es una intoxicación del espíritu, una perversión que se autojustifica y se absuelve a sí misma. En nuestro país el narcoterrorismo está diezmando a nuestra gente y no hacemos nada. Los delincuentes de países vecinos tienen acá su paraíso. Y al que dice algo en contra de esta plaga, el kirchnerismo lo tilda de racista y facho.

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