Por Paul Battistón.-

Agenda mata agenda, calamidad opaca calamidad. La llegada de Alfonsín con la voz de Jairo, empujando como ventarrón de aire fresco, desembarcó una esperanza herida de confianza temerosa. La imposibilidad había cruzado la meta colándose en la siguiente largada. La calamidad que Alfonsín recibía, la deuda externa impagable, lo condicionaba a un casi seguro fracaso (esa era la medida de la confianza que le teníamos). Y un fracaso económico era nuevamente el camino a la discontinuidad al ritmo de botas en marcha (la historia no nos ofrecía otro recuerdo vivido).

Si alguien cree que la otra calamidad, la de los DDHH, era la mayor preocupación, se equivoca o solo leyó historia desde los panfletos. Alfonsín impuso la agenda de los DDHH (algo que el peronismo había desestimado) y quizás fue esta el arma con la que abatió la posible destitución de origen castrense premio a su fracaso. Fracaso esperado en el inconsciente (a Alfonsín se le asignó esperanza más que confianza).

La calamidad de la deuda impagable que angustiaba hasta la ausencia de sueño fue opacada por la calamidad propia de la híper.

La agenda de los DDHH puso las botas en el freezer pero la calamidad económica puso en manos de Alfonsín la ampolla de cianuro (pacto de Olivos) para que por sí solo se golpeara las puertas del adelanto de traspaso. Las botas no, pero el bombo y la marchita anti capital sí pudieron.

Las agendas duraban períodos, luego un par de años, un año, meses, semanas, nada… En la máxima decadencia, la de los períodos K, las agendas se volvieron epilépticas, al igual que la sucesión de calamidades sepultadas con más calamidades. El tramo Alberto podría decirse que inauguró un nuevo sistema, una gran calamidad compacta compuesta de una sucesión de calamidades internas y superpuestas (ya más no se podía pedir). La última de todas, Sergio Tomas Massa, en su superpuesta condición de ministro, candidato y presidente de facto, procedió a la confección de un complicado tejido de despropósitos sólo posible de ser tratado en su conjunto.

Tanto la pregunta que podemos hacernos como la respuesta que podemos darnos pueden ser reversibles. ¿Este tejido de entramado ciego que dejó Sergio Massa es el generador de la agenda de acciones conjuntas y al unísono de Javier Milei o fue una estrategia de Sergio Massa de anticipación al embate de una derecha que se suponía que asociándola a una figura de dictadura debería ser inaceptable?

Un Milei cuerdo no habría tenido chances y su hoy agenda de cambio diametral expuesta como voluntad de una mayoría advertida de la misma es cuestionada no desde su construcción sino desde el intento de conservación del inviable modelo derrotado con argumentos de inocencia frente a las consecuencias dejadas.

A 12 mil kilómetros de distancia, Javier Milei ha hecho su primer cambio de agenda; ha dejado su agenda del cambio para la reconstrucción de Argentina convertida en una agendita. Ha reconvertido su condición de creador de expectativa a la de exponente de diagnóstico. Ha aceptado responder con unidad de criterio desde lo más alto, a modo de ejemplo a los frentes de batalla de los personajes del socialismo miserable, en especial de América Latina, sin dirigirse específicamente contra ninguno sino contra el modelo en sí mismo. Ha pateado al planeta, a la ONU y en especial a Occidente (a modo de alerta).

Hace sólo un año Alberto mendigaba comprensión para nuestro fracaso recitando progresismo, hoy Milei advierte…

¿Quiénes nos creemos que somos después de casi 80 años consecutivos de fracaso para advertir de la distracción de Occidente?

Respuesta de vaso medio vacío: pues somos un país miserable (hasta de racionalidad).

Respuesta de vaso medio lleno: somos la resistencia viva a 80 años de intentos de someternos al socialismo empobrecedor mediante todas sus formas (fascismo, populismo, comunismo, socialismo light, progresismo…) y mediante todos sus medios (miedo, opresión, adoctrinamiento, terrorismo, encierro…)

Y aquí estamos hoy… para asombro de muchos, aún de pie en la batalla frente al desconcierto progresista, el miedo de los populistas y la azorada cruzada de los socialistas de Sao Paulo y Puebla.

Sencillo: somos Argentina, lo perdemos todo y lo damos todo.

En tu cara, Davos, el enemigo de Occidente ha sido expuesto, cuando los votos en contra del «Proyecto de Ley de Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos» queden expuestos, quedarán revelados los partícipes locales de la decadencia de Occidente.

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