Por Luis Tonelli.-

Se habla mucho de los tercios irreductibles en la política argentina y la resistencia del electorado de Sergio Massa a caer presa de la polarización entre los dos candidatos que van al frente en las encuestas puede ser presentada como prueba de ello.

De todas maneras, ese tercio parece ocasional. Pese a los coquetos históricos de Mauricio Macri con el peronismo, hay muchos peronistas que rechazan el aire de clase alta de Macri con un voto sociológico (los mismos que no tendrían problemas quizás en votar a alguien con dinero pero que no hablará con la “papa” en la boca).

De este modo, Massa se alimenta del voto peronista anti K que se resiste a votar junto con los gorilas, y de nada vale inaugurar estatua de alguien parecido a Perón rodeado de tordos sindicalistas para vencer esa resistencia.

Pero hay tercios que son más estructurales en la política argentina y que son como el bajo continuo no sólo de las elecciones sino también hasta de la política económica. Esos tercios se localizan territorialmente y están caracterizados por lo que, diríamos con mucha licencia, su “modo de producción”.

Hay un tercio que podríamos llamar “avanzado” y es el tercio electoral que habita en las grandes ciudades y en el interior de la provincia de Buenos Aires. En términos generales, se trata del sector que tanto trae los dólares que necesita la economía argentina como también quien mayoritariamente los gasta. Hay otro tercio que podríamos llamar “atrasado” y que radica en las provincias interiores menos desarrolladas. Ese tercio vive fundamentalmente del empleo público. Y por último, está el tercio que vive en el conurbano bonaerense. A este tercio podríamos llamarlo “subsidiado” porque vive de empleo subsidiado, transporte subsidiado, ingreso subsidiado, servicios públicos subsidiados y etc.

Las coaliciones gubernativas se arman con la suma de al menos dos sectores, y la coalición clásica del kirchnerismo ha sido la de provincias interiores más el conurbano (a punto tal que Kirchner en persona subsidiaba en mano a sus intendentes bypaseando al gobernador). Coalición invertida de la que armó Duhalde, (el-Estadista-que-no-fue) o sea, conurbano más provincias interiores.

Económicamente la fase ascendente de esta coalición es producto de una devaluación fuerte y retenciones al sector exportador, lo que abre cause -con viento de cola externo- a los superávit gemelos y a la recuperación galopante vía capacidad instalada y consumo creciente. Su fase descendente (verbigracia, ahora) se da cuando al no poder atraer inversiones –dado que el sector avanzado colabora a reglamento- mantener el nivel de consumo queda atado a una alta inflación y a una revalorización del peso que arruina la actividad industrial y desequilibra la balanza comercial. Cada vez se demandan más dólares y cada vez entran menos dólares.

La otra coalición clásica de nuestra democracia es la de los grandes centros urbanos y las provincias interiores. Aquí, las finanzas mandan y atraen los dólares que al comprar pesos también queda sobrevaluado, dado que el precio de los transables pasan a dominar la economía y por lo tanto entrando en crisis el sector de los no transables como lo es el de la economía conurbana.

Algunas acotaciones al margen: en primer lugar, nótese que las provincias interiores son el pivot de las dos coaliciones, cosa que no extraña ya que apoyan lo que sean con tal de que se les resuelva su ingreso para pagar sueldos.

La plasticidad del peronismo es en ese sentido única. Puede hacer base en el conurbano y armar la coalición las provincias interiores (como lo fue a partir de ese 17 de octubre de hace setenta años atrás). O puede hacer base en las provincias interiores y switchear según el estado de la economía entre las grandes ciudades, como lo hizo Menem (la ALIANZA fue la misma coalición pero invertida, con base en las ciudades grandes), o el conurbano (Kirchner que como dijimos invirtió la de Duhalde, que fue la clásica peronista).

Ahora nos encontramos en el fin del ciclo de las commodities y por lo tanto en la crisis de la coalición e provincias interiores conurbano. El país pese a la pose de CFK, Kiciloff y demás deudos K necesita atraer dólares y por lo tanto es necesario darle primacía al tercio “avanzado” para que, de garantías a los inversores.

No por casualidad, entonces, tenemos los candidatos que tenemos. Ambos dos (diríamos los 3) son productos cittadinos, pero por historia y estrategia, Daniel Scioli pasa a recostarse más en las provincias interiores dominadas por el peronismo e intenta también no perder la liga de intendentes. Por su parte, Mauricio Macri con una fórmula “obelística”, pretende concentrar la mayor parte del tercio de las grandes ciudades y hacer buen papel en las zonas pudientes de las provincias chicas, y el conurbano para poder forzar una segunda vuelta.

Por supuesto, que el tipo de coalición, hace que la de Daniel Scioli tenga un perfil más redistribucionista que la de Macri. Pero cualquiera de ellos, ya en el poder, deberán establecer un modus vivendis con el conurbano de la provincia de Buenos Aires. Tendrá que recibir compensaciones a cambio de apoyo y en esa relación se jugará la gobernabilidad del nuevo experimento presidencial. (7miradas, editada por Luis Pico Estrada)

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