Por Enrique Guillermo Avogadro.-

«Quien es piadoso con los crueles acaba por ser cruel con los piadosos». Talmud.

La noche del domingo los argentinos recuperamos la libertad después de la larga noche kirchnerista. Mucho se ha dicho sobre el fraude que se habría producido en el escrutinio provisorio que, por cierto, carece de efecto legal, ya éste queda reservado al definitivo que se conocerá en pocos días. Las encuestas «boca de urna» que se difundieron durante la jornada electoral, que arrojaban márgenes en favor del candidato de Cambiemos que iban desde 8 hasta 16 puntos, generaron dudas cuando el dato final fue un escasísimo 2,8, producto del éxito de la campaña del miedo oficialista.

Con esa pequeña diferencia y por lo mucho que conozco al kirchnerismo, me formulé una pregunta: ¿por qué Scioli reconoció su derrota tan temprano, a las 21:36, y con sólo 50% de las mesas escrutadas? El viernes, respondió que temía que la situación se saliera de cauce por la agresiva presencia de Quebracho, La Cámpora, Miles, la Tupac Amaru y el Movimiento Evita en la Plaza de Mayo.

Se confirmó ahora que el oficialismo prepara una gigantesca concentración para el 9 y el 10 de diciembre, para despedir a la Presidente e impedir que la ciudadanía acompañe a Macri en la asunción. La machacante recomendación de la imitadora local de Nicolás Maduro a sus militantes «empoderados» para que defiendan «en la calle» las supuestas conquistas y las incitaciones a la violencia de la «soñadora» Hebe Bonafini y Fernando Esteche, a sueldo de la ex-SIDE, pronostican incidentes complicados pero no deberá temblar la mano que ordene la represión de eventuales hechos antidemocráticos.

Por su parte, María Eugenia Vidal, Gobernadora electa de la Provincia de Buenos Aires, alertó sobre la posible generación de saqueos a fin de año, e instó firmemente al kirchnerismo -al cual responsabilizó- a desactivarlos.

Lo descripto, más el vergonzoso trato de la Presidente a Macri y, en especial, la bochornosa sesión en Diputados del jueves, en la cual fueron aprobados casi cien proyectos del Ejecutivo que, de transformarse en leyes, costarán al Estado la friolera de US$ 1.600 millones, justifica el título de esta nota; la esencial e imbécil colaboración de la izquierda para lograr el quórum, me recordó un artículo de José Enrique Miguens, «Darse cuenta», que está disponible en Internet. El kirchnerismo, siempre canalla, continuará sembrando bombas para intentar, hasta el último día, impedir que la próxima administración tenga éxito y, así, permitirse soñar con retornar al poder.

La Corte Suprema, por su parte, también salió a reafirmar su poder y, después de largos años de injustificado atraso, decretó la inconstitucionalidad de la ampliación del Consejo de la Magistratura, y falló en favor de las provincias en su reclamo por la cesión de coparticipación federal; ambas sentencias, sin dudas, son correctas pero no se puede decir lo mismo del momento elegido para dictarlas. La injustificable demora en la primera cuestión permitió los avances de Cristina contra la Justicia, y las consecuencias de la otra agravarán, aún más, el frágil panorama financiero del Estado.

Mauricio Macri ha designado un gabinete de lujo, quizás -como él mismo ha dicho- uno de los mejores de la historia, y su mejor gesto político fue la ratificación de Lino Barañao como Ministro de Ciencia y Tecnología. Confío en el profesionalismo y en la vocación altruista de todos sus integrantes, muchos de los cuales han resignado importantes cargos en la actividad privada, para superar la grave crisis que, a contramano de las mentiras y de falsedades del discurso agotador de la Presidente, deberemos enfrentar.

Los problemas financieros, que por cierto no son menores, quizás resultarán más simples que los demás por la muy favorable acogida internacional que tuvo el resultado del domingo. Pero la confrontación social, la pobreza, la salud, la educación, el narcotráfico, la inseguridad, los irracionales subsidios, la falta de energía, la obsoleta infraestructura, la insensata ubicación geopolítica regional y mundial, la colonización del Estado en todos sus niveles, la independencia de la Justicia, la revisión de las sentencias írritas, los derechos humanos de todos y, sobre todo, la implacable persecución a los corruptos de todo linaje, deberán concentrar los mayores esfuerzos de ese grupo de notables.

Por lo demás, confío en que el Frente Renovador y el peronismo federal ejercerán una oposición inteligente y responsable y colaborarán con el Ejecutivo otorgando a sus proyectos el respaldo político y legislativo que nos permita evitar el abismo que estas demenciales conductas intencionalmente han generado; solo así sus nuevos líderes podrán transformarse en una verdadera alternativa a la hora de la indispensable alternancia, ya que habrán atravesado el Jordán y lavado en él sus pecados de juventud.

Nuevos vientos han soplado y los argentinos hemos cambiado, en pocos días, nuestra imagen; hemos dejado atrás la cris-pasión y el pesimismo, y eso se nota en la calle. Pero para eso se convierta en un decidido respaldo a la gestión del Mauricio Macri, éste deberá tratarnos como adultos y, el mismo día de su asunción, hacer el inventario de la real situación del país y convocarnos a todos a poner el hombro, aunque esto implique, como dijo Churchill, sangre, sudor y lágrimas.

Así, el futuro nos pertenecerá. Habremos enderezado el rumbo y recuperado los laureles que, en un pasado lejano, supimos conseguir; entonces, los libres del mundo podrán genuinamente responder «al gran pueblo argentino, salud».

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