Por Guillermo Cherashny.-

Elisa Carrió continuó con sus ataques contra los tres candidatos presidenciales que fueron al programa de Marcelo Tinelli, y también contra TN y Canal 13, por considerar que se lo trata demasiado bien a Daniel Scioli, gracias a la enorme pauta publicitaria de la provincia de Buenos Aires, y se autocalificó como la única verdadera defensora del ministro de la Corte Suprema Carlos Fayt, acusando a todos los demás políticos, incluso a Mauricio Macri, de estar en la pavada y no ocuparse de este grave problema institucional. Van ya dos días seguidos en los que la diputada critica a su principal socio y todavía no llegaron al gobierno, lo que genera una gran incógnita para el futuro pero también demuestra que la líder de la Coalición Cívica teme que Daniel Scioli gane las elecciones presidenciales porque Mauricio Macri, fiel a las directivas de Jaime Durán Barba, hace una campaña light.

La iniciativa es otra vez K

En el trasfondo de estos ataques de Carrió está la preocupación que tiene porque su triple alianza está estancada en las encuestas, mientras que Scioli y el Frente para la Victoria siguen creciendo pese a la estanflación, el atraso cambiario, la corrupción generalizada y a la voluntad de cambio del 60% de la sociedad, que la coalición opositora no sabe, no puede o no quiere aprovechar. Para salvarse ella, Carrió les echa la culpa a Macri, Ernesto Sanz y sus aliados, después de acusar a Sergio Massa de narco, en lo que fue una denuncia falsa. Ahora la diputada pasó a acusar de adicto al senador Juan Manuel Abal Medina y también apunta sus cañones contra el gobernador de Buenos Aires, exigiendo al grupo Clarín y al matutino La Nación, a quienes pretende amedrentar para que no informen sobre la campaña naranja. Su objetivo es que de este modo se derrote al peronismo en cualquiera de sus variantes, lo que es su máxima aspiración. Como intuye que se aleja la derrota del peronismo, se siente como la única superhéroe que lucha contra el creciente autoritarismo de la presidente, lo cual es verdad, pero de ningún modo es la única que defiende a Carlos Fayt.

Este ego de Carrió, cuestionando a todo el gobierno y a casi toda la oposición, impide que ésta se una para poder derrotar al oficialismo que, con su populismo clientelar, tiene una base electoral importante que no disminuye porque no hay una gran pérdida del empleo, que es la clave para que la mayoría de la población se encolumne contra un gobierno. En cambio, si el empleo se mantiene y el dólar blue está quieto, se podría verificar la tendencia actual en Latinoamérica, en donde los oficialismos terminan imponiéndose a la tendencia al cambio.

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