Por Carlos Tórtora.-

Elisa Carrió, Miguel Ángel Pichetto y Martín Lousteau se ubican en espacios políticos distintos, pero parecen compartir similares diagnósticos. Los tres estarían convencidos de que el ajuste de JM se prolongará en una larga recesión que produciría un enorme desencanto político. «El gobierno sólo produce ajuste y las consecuencias se van a ver», graficó Pichetto recientemente. Carrió, por su parte, tiene una retórica más marcada y le augura a este proceso un final con caos. Lousteau, en la votación en la cual el Senado rechazó el DNU 70/23, le dio un golpe de timón a la UCR y votó junto al kirchnerismo. Este paso provocó enorme resistencia dentro del partido pero mostró a la vez que el radicalismo está buscando un nuevo horizonte electoral. Pichetto, a todo esto, tomó distancia de la Casa Rosada, abrió el juego con peronistas independientes como Guillermo Moreno y se prepara para trabajar en una nueva alternativa política.

El desencanto

Carrió, Pichetto y Lousteau le apuntan, cada uno a su manera, al 2025. Mientras que Milei apuesta todo a que una baja pronunciada de la inflación le hará ganar las elecciones de medio término, ellos tres ven otro panorama. Con la recesión firmemente instalada, creen que buena parte de la clase media que el año pasado votó a La Libertad Avanza empezará a buscar otros horizontes y que le será muy difícil al gobierno alcanzar la mayoría propia en el Congreso. Si la economía no despega en forma ostensible y siguiendo este análisis, a Milei le resultaría muy difícil sostenerse en la segunda mitad de su gestión.

De más está decir que un boom económico determinaría lo político y enterraría los pronósticos pesimistas.

La carrera para el 2025 ya está en marcha y parece evidente que La Libertad Avanza tiene serios problemas de organización. Prueba de ello es que un outsider como José Luis Espert pasó a ser días atrás el jefe de facto de la bancada oficialista de diputados, ante el fracaso de Oscar Zago.

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