Por Guillermo Cherashny.-

No fue una derrota; no fue una paliza; fue una verdadera catástrofe electoral del Frente de Todos, en la cual no tuvieron incidencia los gobernadores peronistas y Sergio Massa, que son convidados en el reparto de cargos y poder en el gobierno nacional. Tanto Massa como la mayoría de gobernadores peronistas y aliados -como Zamora y Rovira- son pragmáticos y no profesan la ideología «progre» que comparten el Presidente, Cristina y La Cámpora con frases comunes de la soberanía alimentaria, marítima y alguna pavada más.

La política de inseguridad expresada por la extraterrestre de Sabina Frederic -la protegida de «el nietito», como Cristina llama a Santiago Cafiero-, que integran un gabinete de ineficientes a imagen y semejanza del presidente, que es muy buen operador político pero como presidente usa un traje que le queda muy grande. En tanto, Cristina, la accionista mayoritaria de la coalición, sigue con las anteojeras ideológicas de siempre, con su revolución imaginaria, donde los enemigos son los medios, el campo y el empresariado, y sosteniendo un régimen laboral que ya no da para más.

Como es casi seguro que no vengan cambios de política, es muy probable que la catástrofe electoral se profundice en noviembre próximo.

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