Por Carlos Tórtora.-

El hermetismo en torno a lo hablado por Francisco y Javier Milei es comprensible. Con una situación social en extremo tirante, no es muy difícil deducir que el tema estuvo presente en la charla. Que Bergoglio transitó por el lado de la prudencia no hay duda, ya que no hubo, al menos por ahora, aceptación papal a la invitación oficial para visitar el país.

El mayor éxito de Milei es que consiguió tender puentes y el de Francisco que dejó en claro que no le pondrá palos en la rueda a un gobierno que atraviesa una situación bastante delicada.

Hacia la guerra total

Si el balance de la relación con el Vaticano da positivo para Milei, su retorno al país muestra otro panorama. A menos que el presidente haya cambiado en las últimas horas, está por desatarse un nuevo capítulo de la colisión entre el gobierno y la clase política. Milei profundizaría su crisis con los gobernadores ya no sólo por cuestiones de caja, sino porque está convencido de que la polarización le brinda al oficialismo un espacio político invaluable. De ahí que prospere la idea de hablar el 1 de marzo, en la inauguración de las sesiones ordinarias, de espaldas al Congreso y no ante la asamblea legislativa. En esta reiteración agravada del discurso inaugural de su mandato, en vez de resaltar el programa de trabajo del Congreso, Milei acusaría a ambas cámaras de sabotear el accionar de la Casa Rosada y el abismo se profundizaría. Por ahora se impondría en el entorno presidencial esta postura y las palomas del oficialismo no se dejan ver, temerosas de las sanciones. Entre las objeciones que se escuchan está la mención del inciso 8 del artículo 99 de la Constitución Nacional, que establece que el presidente hace la apertura de sesiones ante ambas cámaras.

En síntesis, el presidente proclamaría que sólo se podrá gobernar con el Congreso cuando La Libertad Avanza cuente con mayoría en ambas cámaras, es decir, hipotéticamente en el 2025. Se trata de un planteo demasiado a largo plazo en una realidad tan cambiante y con un presidente que está registrando una importante tendencia a la suba de su imagen negativa.

Si efectivamente el 1 de marzo Milei cristaliza su ruptura con el Congreso, entraríamos en un abismo institucional sin precedentes en la historia democrática. Nunca un presidente constitucional se enfrentó con el Congreso institucionalmente y las crisis que existieron fueron breves y por problemas puntuales. Milei creería que con este libreto conseguirá alumbrar un movimiento político nacional que lo perpetúe en el poder. En este sentido, estaría convencido de que negociar con la casta sería para él un suicidio político.

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