Por Guillermo Cherashny.-

Cambiemos, pero especialmente el PRO y la Coalición Cívica de Carrió quieren terminar con el funesto pasado del kirchnerismo y eso es muy bueno pero al mismo tiempo no quiere oposición, ni críticas a su gobierno y mucho menos la alternancia democrática. En efecto, no quiere una oposición seria y responsable como la que proponen Sergio Massa, Margarita Stolbizer y Martín Lousteau. En realidad, quieren destruir en forma definitiva al peronismo pero al mismo tiempo no quieren radicales díscolos como Ricardo Alfonsín y Ramón Mestre, o aliados como Martín Lousteau, y mucho menos al Frente Renovador y el GEN. Lo que quieren es mantener vivo al cristinismo para poder polarizar en la provincia más importante como es Buenos Aires. Incluso es aceptable que Macri no quiera un Pacto de La Moncloa o un gran acuerdo pero las reformas estructurales que necesita el país Cambiemos solo no las puede hacer, aunque se materializaran ocho años de Macri y otros ocho de Vidal y Rodríguez Larreta. Para el desarrollo del país y no para un crecimiento corto insustentable es necesario que esas reformas se hagan entre el oficialismo y Sergio Massa, Margarita Stolbizer y Martín Lousteau, porque intentarlo solamente con una liga de gobernadores peronistas a los que se puede comprar girándoles fondos para que paguen sueldos no solucionará nunca los graves problemas de país. La inseguridad, el crecimiento de la economía, la reducción de la pobreza y el aumento del empleo hasta es un catálogo de buenas intenciones no cumplidas.

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