Por Carlos Tórtora.-

La oleada de sospechas sobre los alcances de un pacto entre Mauricio Macri y CFK, alzadas cuando Margarita Stolbizer habló de una marcada tendencia a darle trámite lento a las causas judiciales contra aquella, tiene su despliegue propio en el territorio bonaerense, donde se definirá la batalla electoral del año que viene. Se dice, por ejemplo, que en la reunión que mantuvieron la semana pasada Mauricio Macri y Daniel Scioli se anudaron algunos preacuerdos significativos. Uno consistiría en que el gobierno haría sentir su interés en varios tribunales en el sentido de que las causas que afectan a Scioli también caminen despacio. Como parte del consenso, Scioli aceptaría participar de una primaria del PJ bonaerense donde competiría con Florencio Randazzo por la primera candidatura a Senador Nacional. Esta primaria validaría entonces un rival importante para Sergio Massa en caso de que éste decida presentarse en la elección. En este sentido, el verdadero objetivo del macrismo no sería que el tigrense no se presente sino que lo haga y pierda ante CAMBIEMOS por una diferencia importante y sobre todo gracias a la fragmentación del voto peronista. Para el líder del Frente Renovador la apuesta sería entonces extremadamente difícil. Si escucha los consejos que desde las sombras emite por ejemplo Eduardo Duhalde, le sobra juventud para reservarse y reaparecer peleando directamente la presidencial del 2019. Otros opinan que el tren de la historia pasa pocas veces y que si el año que viene no gana en Buenos Aires, a Massa se le pasaría simplemente el cuarto de hora. El caso es que una cosa es perder contra el oficialismo por 4 o 5 puntos y otra muy distinta es por 12 o 15. Si se presenta como candidata CFK, la dispersión del voto peronista sería total.

Los intendentes del PJ, en su inmensa mayoría, adhieren al juego de negociar prebendas con el gobierno a cambio de debilitar a Massa. La repartija es generosa, ya que el Grupo Esmeralda (Randazzo, Martín Insaurralde, etc.) acaba de beneficiarse con la designación del ex intendente de La Plata Pablo Bruera como director del Banco de la Provincia.

La jugada de la dama

Son Macri y su círculo intimo los que impulsan que Juliana Awada sea la candidata a primera senadora nacional seguida de Jorge Macri. Ganando y sobre todo si le gana a Massa. Awada sería un emergente político con proyección nacional en el PRO.

Está claro para quién va dirigido el mensaje de proyectar a la primera dama. Un objetivo de la operación es ponerle límites a María Eugenia Vidal, que hoy por hoy supera holgadamente a Macri en las mediciones y que pretendía capitalizar el eventual triunfo del año que viene. Con la primera dama de candidata, el triunfo sería de Macri y el vidalismo tendría un papel más modesto.

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