Por Guillermo Cherashny.-

Mucho se viene hablando de que Marcos Peña, por indicación del presidente, quiere convencer a la gobernadora Vidal de romper el acuerdo de gobernabilidad que tiene con Sergio Massa desde que asumió el 10 de diciembre del 2015 y que estableció que por dos años el primer presidente de la Cámara de Diputados de la provincia sería la «Oveja» Sarghini y en el 2017 se invertirían los términos y Manuel Mosca, actual vice primero, ocupe la presidencia y el Frente Renovador la vicepresidencia.

Así las cosas, pocos saben que la presidencia de la legislatura bonaerense siempre es por dos años y para modificarla, o sea, un cambio de alianzas, por ejemplo si cambiemos quiere romper con Massa y arreglar con un sector del alejado del cristinismo, liderado por Florencio Randazzo, necesita 2/ 3 del total de los integrantes para modificarlo y, si se diera este caso en donde cambiemos tiene 28, el FR y el GEN 24 y el FpV 36, pero dividido en ocho bloques, de ninguna manera los 36 que fueron electos por el Frente para la Victoria en el 2013 y 2015 votarían juntos, especialmente más de 15 que no quieren ningún tipo de alianza con Cambiemos sino todo lo contrario, es decir, se desviven por desgastar a la gobernadora Vidal y no quieren ni aprobar el presupuesto ni darle los 86.000 millones de pesos que Vidal pide de endeudamiento. O sea que el desconocimiento de ministros del gabinete nacional y del provincial, que ofrecen la vice presidencia primera a peronistas que provienen del FpV, es inútil porque ninguno garantiza apoyo para los 2/3. En efecto, como Cambiemos tiene 28 legisladores, necesita 33 de los 36 ex FpV, lo cual es imposible y demuestra que en el PRO no leen los reglamentos y  los ex kirchneristas se divierten diciéndole que van a aceptar la propuesta que, como explicamos, es imposible de cumplir.

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