Por Sebastián Dumont.-

El peronismo y sobre todo el de la provincia de Buenos Aires se mueve como si ya comenzara a asumir que en octubre será muy difícil ganarle a Cambiemos. En el horizonte de las conversaciones, los gestos y las señales que se empiezan a dar, ya están en agenda las futuras conformaciones de los bloques legislativos en el orden nacional, la provincia y también la pelea por la jefatura del PJ bonaerense, hoy en manos del licenciado Fernando Espinoza, candidato a diputado nacional de Unidad Ciudadana. Claramente, se vislumbra una fecha de vencimiento para la conducción de Cristina Kirchner, al menos como se la ha visto hasta aquí. Mucho más con los números del 22 de octubre en la mano y el rol que quieren tomar los gobernadores de las provincias que ya le desconocen jefatura.

La foto en el cementerio de San Isidro, la semana pasada en ocasión del homenaje a Antonio Cafiero, generó mucho revuelo en las filas del peronismo. La presencia de delegados de Sergio Massa alimentó la información que se venía dando en este medio de la idea de una unificación del peronismo bonaerense con eje en los intendentes municipales, únicos representantes institucionales con poder territorial. Pero la presencia de ultra K como Oscar Parrilli entre otros, provocó tensión.

Rápidamente, Sergio Massa salió a diferenciarse e incluso a desestimar una invitación de Fernando Espinoza para unificar bloques en la legislatura bonaerense, donde el oficialismo podría quedar muy cerca de la mayoría propia desde diciembre aunque lejos de los dos tercios que se necesitan para aprobar leyes clave como el endeudamiento. “Con algunos no voy ni a la esquina” dijo el ex intendente de Tigre en lógica alusión al cristinismo ortodoxo. Muy lógico. Después de haber armado el Frente Renovador, ganarle a los K en 2013 y mantenerse como una fuerza con peso electoral, sería poco entendible que Massa volviera a sentarse, políticamente, al lado de ese sector. La brecha se agrando cuando este lunes CFK publicó una nota convocando al votante opositor a Cambiemos y el propio Massa la cuestionó con dureza.

Todos estos movimientos tienen su correlato con algo que se está gestando a nivel nacional. Y es la firme posibilidad que desde diciembre tiendan a unificarse los bloques en diputados de quienes responden a los gobernadores que no reconocen la jefatura de CFK y el massismo. Las conversaciones de echo ya existen. Y hay actores clave en esta movida como José Manuel De La Sota, quien se muestra bastante enojado con el curso que viene llevando adelante el gobierno nacional. De aquí a fin de año, hay varios puntos clave a tratar en el congreso. La sumatoria de ese interbloque podría llegar a los 70 escaños. Mientras que el cristinismo llegaría a cerca de 60. La pelea por quien presida ese espacio será toda una cuestión para alquilar balcones.

El PJ bonaerense en la mira

Días atrás, mientras muchos dirigentes y militantes viajaban a La Plata para escuchar el “festejo” de CFK por haber obtenido 20324 votos más en las PASO que Cambiemos, en el quincho de Villa La Ñata se empezaba a cocinar la idea que el PJ bonaerense haga su elección de autoridades el 17 de diciembre. Allí estaban, además del anfitrión, intendentes como Alberto Descalzo y Julio Pereyra, que en tiempos de Kirchner los llamaba la “tota” y la “porota”, y varios ex jefes comunales que siguen conservando la presidencia del partido en el orden local. La idea sería renovar las autoridades partidarias casi con el brindis de fin de año encima y hacer la convocatoria ahora mientras se desarrolla el proceso electoral. Los contactos con Fernando Espinoza existen y el tema ya se comenzó a dialogar.

Hay un grupo de intendentes que quiere liderar esa movida. Es el denominado grupo Fénix que llega con la idea de “renovar” el partido y quien se ha puesto al frente, como se adelantó hace tiempo en este medio, es Gustavo Menéndez, alcalde de Merlo que ya le manifestó su voluntad a Espinoza. A el lo acompañan, de arranque Leonardo Nardini (Malvinas), Ariel Sujarchuk (Escobar) y Walter Festa (Moreno) entre otros de la primera sección. En la tercera, fuerte región si las hay, Espinoza no se quedará con los brazos cruzados y quizá juego a Magario. Habrá que ver como se mueve en ese sentido Martín Insaurralde. Y si se trata de Lomas de Zamora, el ex presidente Eduardo Duhalde viene tejiendo la idea de avanzar en la jefatura del partido, no sólo en la provincia, sino también en el orden nacional.

Como se ve, el peronismo fuera del poder, está en ebullición y busca su cause. Empieza a quedar claro que su desembocadura ya no tiene un nombre excluyente como hasta hace un tiempo. Las miradas hacia CFK empiezan a ser cada día que pasa, más débiles. Aunque sólo su permanencia, sea el tapón que impida al PJ convertirse en alternativa posible. Por ahora, festeja Macri.

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