Por Guillermo Cherashny.-

Luego de la experiencia fallida del 2015 al 19, donde el PRO era un partido de negocios que tenía un solo líder y una forma de gobernar que se parecía a la socialdemocracia, su fundador, Mauricio Macri, al salir del gobierno abrazó las ideas del liberalismo y paseó por el mundo con Vagas Llosa y varios expresidentes de esa línea y pregona “o somos el cambio o no somos nada” y plantea cambios drásticos en la economía del país. Patricia Bullrich piensa lo mismo y le agrega una impronta de mano dura frente al delito y al narcotráfico, incluso con intervención del ejército. Horacio Rodríguez Larreta, en cambio, sigue con la impronta del anterior gobierno del PRO y pide un consenso del 70% para efectuar los cambios que necesita el país.

Esta definición demostraría que hay una discusión ideológica pero hay otra discrepancia muy importante, cual es la permisividad de Horacio Rodríguez Larreta de aceptar que la UCR pueda quedarse con el gobierno de la Ciudad en las PASO entre Jorge Macri y Martín Lousteau, en tanto «los halcones» como Macri dicen que de ninguna manera el denominado «maxikiosko» de CABA cambiará de manos y aquí no es un problema de ideas sino de caja. En efecto, la infinidad de negocios que se gestaron desde el 2007 en adelante es la fuerza del PRO por dos motivos: 1) todos los dirigentes de Capital y de todo el país están nombrados en el presupuesto con altos sueldos y 2) hay una telaraña de negocios non sanctos que maneja Nicky Caputo, el «hermano de la vida» de Mauricio, que hoy apoya la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta, quien por tanto dispone de una suma muy importante para la campaña electoral; es «aparato y plata» de lo que carecen los otros dos. Nicky Caputo ya dio el OK para discutir cómo se reparten las cajas con Emiliano Yacobitti, el líder de la UCR porteña, y con la intermediación de Daniel Angelici, el líder de la rama judicial, quien se ocupa de que esos «negocios» no lleguen a la justicia. El problema es que la UCR condiciona el apoyo de Horacio Rodríguez Larreta para la candidatura presidencial a su neutralidad en las PASO de la Ciudad. Como vemos, hay una discusión judicial pero en el fondo siempre en el PRO se discute quién maneja los apetitosos negocios capitalinos.

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