Por Carlos Tórtora.-

¿Cómo disertará Milei ante la asamblea legislativa el 1 de marzo, después de calificar ayer de nido de ratas al Congreso? Ayer corrían distintas especulaciones sobre las intenciones políticas del presidente. Para empezar, parece obvio que Milei, en los meses cruciales del ajuste, se propone descargar la responsabilidad de todos los males del país en la casta. Esto le permitiría, según su punto de vista, consolidar su capital político a través del combate con la dirigencia política. El costo a pagar por esta polarización es alto: nunca en la historia un presidente constitucional se plantó agrediendo de tal manera al Congreso, lo que plantea un conflicto de poderes de consecuencias imprevisibles. Con mayoría opositora, el Congreso podría a partir de marzo sancionar leyes contrarias a la Casa Rosada. Siguiendo con la prospectiva, Milei podría entonces vetarlas y los legisladores a su vez intentar la insistencia del proyecto. Este escenario no está lejano y las actitudes del presidente apuntan en este sentido.

Algunos legisladores, imaginando el futuro, no descartan un escenario de juicio político.

La otra alternativa, cada vez más improbable, es que el presidente dé marcha atrás y tienda puentes de negociación con la oposición para atenuar la crisis. Este camino le significaría resignar su principal bandera, el combate a la casta, y es por lo tanto inviable.

La batalla del 1 de marzo

Para el 1 de marzo, el escenario es complejo. Si Milei habla ante la asamblea legislativa en los términos insultantes en que lo viene haciendo, se desataría allí un escándalo incontrolable. Otra posibilidad es la de ignorar el inciso octavo del artículo 99 de la Constitución Nacional y hablar entonces de espaldas al Congreso, como lo hizo el día de su asunción. El mismo Milei desestimó esta posibilidad días atrás.

Es difícil anticipar entonces qué opción adoptará el jefe de estado para esta instancia decisiva de su batalla contra el Congreso.

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