Por Alexis Di Capo.-

Los intendentes peronistas del conurbano son uno de los mejores termómetros de la crisis. En la última semana, varios de los mismos dejaron trascender que iríamos en camino hacia un estallido social, acelerado por la negativa de Luis Caputo a transferirles fondos para la contención social a los municipios. El planteo se lo hicieron el jueves pasado varios intendentes a un Guillermo Francos con los brazos caídos, ya que el Ministerio del Interior ahora carece de fondos para gobernaciones y municipios.

A todo esto, la cúpula de la CGT juega sus cartas para ubicarse frente a la crisis. Los sindicalistas, antes de sentarse a negociar con el gobierno -que es lo que desean-, necesitan enterrar definitivamente el capítulo cuarto del DNU 70/2023 que dispone la reforma laboral. La Cámara Nacional del Trabajo suspendió su aplicación pero el gobierno presentó el viernes pasado un recurso extraordinario contra el fallo de Cámara.

Así las cosas, la cúpula gremial sabe que esta batalla puede ir para largo, es decir, para un fallo de Corte sin plazos. En este marco, la CGT estaría obligada a mantener su ofensiva, lo que significa que profundizaría su alianza con los movimientos sociales. La fecha que se tiene en vista para la explosión de las protestas sociales es marzo y el epicentro de la crisis sería el conurbano bonaerense, donde la tensión acumulada es mayor. Si para ese entonces la ley ómnibus todavía no está sancionada, la presión social sobre las bancadas del Pro, la UCR y Coalición Federal operaría como una barrera contra la ley.

La táctica amarilla

Desde el curioso status de aliado disidente del gobierno, Mauricio Macri es otro que apuesta a la crisis de marzo como oportunidad política. El expresidente desarrolla la siguiente argumentación: Milei carece de articulación política y sigue adelante con un plan inflexible que sólo puede llevar a una crisis. Sería necesario entonces preparar un gabinete de recambio para cuando el presidente resulte debilitado por la reacción social. La alianza de Macri con Victoria Villarruel es la clave de este esquema. Mientras tanto, el fundador del Pro se prepara para ser electo presidente del partido, lo que Patricia Bullrich tratará de evitar como presidenta del mismo. A juicio de Macri, Milei carecería de capacidad política para timonear el gobierno con una sociedad revelada y apostaría sistemáticamente al todo o nada. En estas especulaciones cabría también la eventual ruptura de las bancadas de La Libertad Avanza, donde hay disidentes con la estrategia del todo o nada.

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