Por Carlos Tórtora.-

El 19 del corriente vence el plazo para la presentación de candidaturas en la interna para la elección de autoridades en el PRO y la ausencia de acuerdo entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich está tensando la cuerda. La ministra de seguridad aspira a quedarse con una porción importante de cargos partidarios pero el expresidente quiere ceder lo menos posible. Mientras tanto, ambos pulsean en la guerra posicional dentro del gabinete de Javier Milei. En este campo, pesa la destitución del Secretario de Trabajo Omar Yasin, señalado como chivo expiatorio en el escándalo del aumento de sueldos al Poder Ejecutivo. Yasin representaba al exministro de trabajo Jorge Triaca, uno de los operadores de Macri. El despido de Yasin debilita la presencia del macrismo en el gobierno nacional. Como no es un secreto, Macri está intentando negociar con JM si el PRO terminará fusionado con la Libertad Avanza, a cambio de lo cual aumentaría su presencia en el gabinete nacional. Pero el expresidente choca sobre todo con la férrea resistencia de Karina Milei, que cierra las puertas a un acuerdo global. Esta situación hace que Bullrich esté funcionando en la práctica como aliada de la primera dama.

La cuenta regresiva

En la compleja interna entre Macri y Bullrich, la crisis de seguridad en Rosario pasaría a tener un rol determinante. La ministra, obligada por la escalada narco, se vio obligada a jugar todas sus cartas con un despliegue operativo gigantesco que ahora incluye la participación de las Fuerzas Armadas. Bullrich sería consciente de que su futuro político se juega en obtener resultados concretos. Esto es, disminuir los niveles de violencia en Rosario. Para ello no duda en intentar asimilar los narcos al terrorismo y prueba con un operativo de saturación de efectivos en la calle, un método que está cuestionado en su efectividad. Como parte de la escenografía montada, Bullrich apuesta a comprometer al presidente con su plan, haciendo que viaje a Rosario, lo cual éste habría decidido postergar.

La crisis narco tendría entonces efectos indirectos importantes en la interna Macri-Bullrich. Si en las próximas semanas Bullrich no consigue disminuir los homicidios que cometen una multiplicidad de bandas, su poder en el gobierno podría deteriorarse y esto le ensancharía el camino a Macri.

Para ella, habría comenzado la cuenta regresiva en un tema donde no puede darse el lujo de fracasar.

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