Por Carlos Tórtora.-

La falta de transparencia y la improvisación del gobierno en el manejo de la lucha contra la pandemia exponen ahora a Alberto Fernández a un serio desgaste político. La difusión de que la vacuna Sputnik V no se aplicaría por ahora a los mayores de 60 años fue el detonante de una catarata de críticas que llueven sobre el gobierno. Razones para estas críticas no faltan. El gobierno dio distintas fechas para la llegada de las primeras dosis al país y también dio pautas diversas sobre la cantidad de dosis que llegarían en una primera etapa. En este marco de improvisación, se habló de un ambicioso plan de vacunación masiva pero hasta el momento nadie sabe en qué consistirá el plan ni qué personal y medios tecnológicos se utilizarán, ni a qué grupos se les aplicará primero la vacuna. Después de los groseros errores oficiales subestimando la cantidad de muertos que sufriría el país, era de esperarse que el oficialismo se esmerara mucho más en el manejo del tema vacuna, pero ocurrió todo lo contrario.

Como broche de oro de lo ocurrido hasta ahora, está la misteriosa negociación con Pfizer, que terminó frustrándose por motivos desconocidos. Es notable el hecho de que el gobierno no difundiera el costo por dosis de la Sputnik V, habiendo cerrado ya el acuerdo con el laboratorio que la produce.

Los precios

Como es obvio, se ha desatado una guerra por el mercado del Covid-19 entre las grandes corporaciones de laboratorios. Los precios son dispares: en un extremo está la vacuna de Moderna a US$ 25 y en el otro la de Oxford y Astra Zeneca a US$ 2,8. Pfizer es la única en un precio intermedio de US$ 19,5 y su megacontrato con el gobierno de los EEUU alcanza los 2000 millones de dólares. Casi cincuenta por ciento más barata es la Sputnik V, que cuesta US$ 10 las dos dosis por persona.

La información de cuál es el precio que pagará la Argentina por la vacuna rusa es un dato que no debería seguir siendo secreto porque en caso contrario aumentarían las suspicacias.

Mientras tanto, la Casa Rosada tendría en elaboración un plan de vacunación con la participación activa de los gobiernos provinciales para explotar políticamente al máximo la campaña de vacunación.

En medio marchas y contramarchas, se abriría paso la idea de que los movimientos sociales se encarguen de vacunar así como La Cámpora en sectores carenciados. También los gremios entrarían dentro del plan de la Casa Rosada y el presidente, luego de su fracaso de la politización del velorio de Diego Maradona, no escarmentaría y se propondría hacer de la vacunación un show político de primer nivel.

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