Por Guillermo Cherashny.-

Pasado el mes de enero, donde a principios de mes parecía que la inflación bajaba, el aumento del 8% de los combustibles generó aumentos en todos los rubros, especialmente en los combustibles, y se habla de una inflación entre 1,7 y 1,9% y un aumento del número de despidos después que los empresarios se comprometieron en diciembre a no hacerlo y la inflación y los despidos fueron suficiente motivo para que el triunvirato de la CGT rompiera el diálogo y anunciara una movilización para el 7 de marzo y un paro con movilización para la segunda mitad del mismo mes, en un momento que el gobierno quiere un aumento del 30% en las paritarias pero los docentes de la provincia de Buenos Aires piden el 35%.

La idea de transparentar los precios al contado salió al revés de lo que pensaba el gobierno, porque bajaron muy poco y los pagos en cuotas sin interés desaparecieron, con lo cual se generó una nueva ganancia para los bancos y tarjetas de crédito, es decir, los sectores que más vienen ganando en este gobierno. El autor de esta idea para mejorar el poder de compra salió desastrosamente mal, aunque se dice que lo hicieron para tomar la pequeña baja del precio de contado para tomarlo para el INDEC y de ese modo que la inflación baje cuando en realidad la mayoría compra en cuotas y ahora le sale más caro; un verdadero disparate.

El principal mérito del gobierno fue que transcurriera todo el 2016 sin un paro general pero, a un mes de comenzado el 2017, está claro que negros nubarrones se ciernen sobre Cambiemos en este importante año electoral, donde esperaban una baja de la inflación y paritarias tranquilas, y todo indica que salió mal. Encima, el ingreso de fondos por el blanqueo hizo que el dólar bajara de los 16 pesos, acentuando el importante atraso cambiario y, por tanto, la caída de la competitividad de nuestra economía.

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