Por Hernán Andrés Kruse.-

Acompañado por Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña, Héctor Daer leyó lo siguiente: “Nos movilizamos en defensa del trabajo y la producción nacional, paritarias libres, convenios colectivos de trabajo, del sistema previsional y de salud, de la educación, en contra de la flexibilización y del aumento indiscriminado de tarifas”. La movilización tendrá lugar el 7 de marzo y el paro general anunciado se efectuaría durante la segunda quincena del mismo mes. La reunión duró cuatro horas y la conclusión es que la Central Obrera decidió dar por concluida la luna de miel entre el movimiento obrero y el gobierno nacional. La ola de despidos que aquejó al sector público y al ámbito privado, el cierre de numerosas empresas, los tarifazos a los servicios públicos, el ajuste y la inflación, fueron los factores que determinaron la decisión sindical de retornar a la lucha. Dijo Daer: “es el inicio de un plan de lucha para que se cumpla con los compromisos. No hay tiempo para el diálogo, la única forma es que reviertan todo lo que están planteando”. Por su parte, Schmid expresó que “el diálogo está roto en la medida en que el gobierno no reaccione y tenga otro enfoque económico. Este gobierno sigue generando incertidumbre en los trabajadores, las tarifas siguen subiendo y eso está erosionando el poder adquisitivo del salario”. Durante el cónclave el triunvirato decidió poner en marcha las primeras medidas de fuerza contra el ajuste macrista. En este sentido, estableció tres puntos principales que dieron a conocer a través de un documento: a) “no participar más de las mesas de diálogo ante la falta de confianza con el Gobierno y mientras dure esta situación crítica con los empresarios”; b) plantearon la movilización “con los gremios de la industria a la cabeza, el 7 de marzo, hacia el Ministerio de la Producción”, “en defensa del trabajo y la producción nacional, de paritarias libres, de los convenios colectivos de trabajo, del sistema previsional y la salud de la seguridad social, de la educación, y en contra de la flexibilización y el aumento indiscriminado de tarifas”; c) anunciaron “un paro nacional y movilización para la segunda quincena de marzo” y una huelga de 12 horas que comenzará “entre las 12 y 14”. Para los líderes cegetistas el día indicado es el 30 de marzo a manera de evocación de la huelga comandada por Saúl Ubaldini en 1982 contra el gobierno de Galtieri.

La CGT esperó demasiado tiempo para romper lanzas con el gobierno de Macri. Durante todo este tiempo mostró mesura y predisposición para el diálogo, a la espera de lo imposible: un cambio en el rumbo de la economía. En ese marco formó parte de una mesa de diálogo en la que participaron también el gobierno y los grandes empresarios. De ahí surgió el acta antidespidos, cuyo objetivo era impedir el continuo despido de trabajadores debido a la caída del consumo, la apertura de las importaciones y otros factores. Como pasaron los meses y todo siguió igual, el sindicalismo decidió pasar al terreno donde se mueve más cómodo: la lucha obrera. Un dirigente que participó de la reunión explicó a Página/12: “todos los compañeros tenían necesidad de hablar y explicar la realidad que están viviendo los trabajadores de sus gremios. Por eso se extendió el encuentro, para tener una visión integral de la mayoría de los sindicatos”. Daer señaló que “los empresarios incumplieron las actas firmadas en la Mesa de Diálogo -el pago del bono de 2 mil pesos a fin de año y el compromiso de no producir suspensiones y despidos-, lo que generó falta de confianza y la decisión de no participar más”. Al tocarle su turno, Schmid manifestó que “el gobierno debe tener otro enfoque porque no hubo aciertos en la aplicación de las medidas económicas. La CGT cuestiona muy dura y concretamente esas políticas oficiales”. Para Acuña “ya hubo mucho contacto, diálogo y reuniones con los funcionarios y nada se cumplió, lo que demostró que todo lo firmado por el gobierno y los empresarios con el sindicalismo fue verborragia total. Están jugando en conjunto y eso atenta contra los intereses de los trabajadores, como en el caso de los bancarios, que obtuvieron un aumento paritario y la cartera de Trabajo se negó a homologarlo e impide su cobro” (fuente: Julián Bruschtein, “El diálogo está roto si el gobierno no reacciona”, Página/12, 3/2/017).

Increíble pero real. El ministerio de Energía acaba de publicar un instructivo para estimular de manera eficiente el consumo de energía eléctrica. Para ello será muy importante, por ejemplo, que la televisión y la computadora estén prendidas a lo sumo cuatro horas diarias y que el aire acondicionado deje de estar en funcionamiento los sábados y domingos. Pero la clave del consumo eficiente sería: a) tener lámparas de bajo consumo y b) electrodomésticos nuevos. Al respecto, el presidente señaló que “todo lo que estamos haciendo es para tener más energía, para tener más fábricas y más trabajo y así reducir la pobreza. Hacemos esto porque es absolutamente necesario, si hubiera alguna alternativa a los aumentos yo la hubiese aplicado. Estamos sincerando lo que vale la energía. Con estos aumentos recién llegamos al 47 por ciento del valor que cuesta generar la energía. No queremos que las empresas vendan más gas o electricidad, sino que se consuma menos. No estamos haciendo algo loco”. El gobierno dio a conocer días pasados el incremento de la energía mayorista para todo el país y especificó que en los casos de Edesur y Edenor los aumentos oscilan entre el 60 y el 148 por ciento en función de la categoría del consumo energético. Lo concreto es que el 83 por ciento de los usuarios se verán obligados a hacer frente a una suba máxima mensual de 183 pesos. Para el gobierno los usuarios se verían obligados, además de soportar la pérdida de su poder adquisitivo, a modificar hábitos de consumo para hacer más eficiente el gasto en energía. Las sugerencias publicadas por Aranguren son sencillamente desopilantes: 1) el aire acondicionado debe estar prendido 4 horas diarias 22 días al mes; 2) la televisión y la laptop deben estar encendidas 4 horas diarias; 3) la heladera puede estar prendida todo el día (menos mal, porque sino se pudre la comida); 4) el microondas debe estar prendido 10 minutos diarios; 5) el lavarropas debe utilizarse en tres lavados semanales; 6) debe haber 9 lámparas encendidas 4 horas por día. Al respecto, Aranguren señaló que “el consumo ineficiente de energía de una familia tipo es equivalente a 300 kw/h por mes. Pero el gasto es la mitad si lo hace de manera eficiente en lo que son las lámparas y televisores o los electrodomésticos” (fuente: “Apagá la tele, dice Aranguren”, Página/12, 3/2/017).

La decisión del presidente de la nación de incrementar el precio mayorista de la energía eléctrica (el megavatio/hora pasará de 320 pesos a 400 pesos en febrero y a 640 pesos en marzo), provocó la activación de los aumentos tarifarios a lo largo y ancho del país. Por el momento, los mayores incrementos de las facturas se concentran en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) por el hecho de que tanto Edenor como Edesur estaban retrasadas en relación con las restantes distribuidoras. Todas las empresas provinciales esgrimieron idéntica queja: el fuerte aumento tarifario impuesto por el gobierno. En la provincia de Córdoba el incremento tarifario para 2017 había sido aprobado en noviembre de 2016. Tendría lugar en tres etapas: 14 por ciento en diciembre, 7 por ciento en febrero y 6,15 por ciento en abril. El titular de la EPEC (empresa provincial), Jorge González, adelantó que a raíz del aumento del precio mayorista impuesto por el presidente de la nación, no queda más remedio que agregar un “extra” del 19 por ciento a la boleta. Ello significa que los cordobeses deberán soportar este año un incremento del 50 por ciento en su boleta energética. Edelap, encargada de abastecer el área del Gran La Plata, maneja un porcentaje similar. Esteban Rezza, vocero de la EPE (Empresa Provincial de la Energía de Santa Fe), manifestó que “los técnicos ya comenzaron a evaluar todos los puntos y los aumentos que va a haber”. Alfredo Muzachiodi, presidente de Energía Entre Ríos (Enersa) dijo que “el megavatio sube un 100 por ciento. Habrá que pensar que la suba va a estar en torno a ese porcentaje. Es automático. Lo que nos cobra el mercado mayorista, lo trasladamos”. Elián Japaz, presidente del Epre mendocino (Ente Provincial Regulador Eléctrico) consideró que la suba del precio estacional hasta los 640 pesos por megavatio/hora provoca automáticamente un aumento del 30 por ciento en las facturas. Por su parte, la empresa de Misiones le hizo saber a los misioneros que las boletas subirán entre el 30 y el 40 por ciento. Oscar Nocetti, presidente de la Cooperativa Popular de Electricidad de Santa Rosa, La Pampa, confirmó que a partir del 1 de febrero la boleta sufrirá un incremento de entre el 35 y 40 por ciento. “La medida molesta porque será un nuevo golpe al bolsillo y va a poner presión a la inflación ya existente. Esto altera el orden salarial, el cobro de las facturas y hasta el humor de la gente”, indicó. La empresa tucumana EDET les hizo saber a los contribuyentes que el impacto del precio mayorista superará el 10 por ciento. Por último, Ricardo Aversano, gerente general de la compañía que distribuye el servicio en Jujuy, calculó un aumento en la tarifa de entre el 23 y el 30 por ciento (fuente: Javier Lewkowicz, “Un golpe extendido”, Página/12, 3/2/017).

El presidente de la nación marcó el techo del incremento salarial que el gobierno espera imponerles a los gremios: debajo del 20 por ciento. “Estamos dispuestos a pagar la inflación, no podemos pagar para arriba”, fue su canto de guerra. Horas más tarde, la CGT anunciaba las primeras medidas de fuerza desde que Cambiemos arribó al poder en diciembre de 2015. “Estamos propiciando la paritaria del Estado, después, cada sector privado hará su paritaria”, señaló el primer mandatario. Eso sí: reconoció y entendió el malestar que reina en el sindicalismo. Humanista y comprensivo, el hombre. Durante la campaña electoral Macri había prometido erradicar la pobreza. Ahora prometió erradicar la pobreza en dos décadas. Al romper con el presidente, el sindicalismo modificó el escenario. Macri no tardó demasiado tiempo en responderle. “El Gobierno está dispuesto a pagar en términos de salario la inflación, porque si no, el déficit público va a ser peor”, aseguró. “Hay que entender que la Argentina tiene un problema severo, que es el nivel de pobreza, y una de las causantes de la pobreza ha sido la inflación”, remató. Respecto a la inflación, el primer mandatario consideró que el gobierno se comprometió “a reducirla. El último semestre fue menos del 9 por ciento y aspiramos este año a tener una inflación, en el año, debajo del 20 por ciento”. También aludió a la pobreza: “hace falta crecer 20 años para sacar a todos los argentinos de la pobreza”. “Hace falta crecer y se puede, si trabajamos de esta manera, juntos, escuchándonos, diciendo la verdad, comprometiendo cosas que sean cumplibles. Esa confianza es una fuerza arrolladora, que moviliza a todo un país, como lo está movilizando hoy; entonces espero que nos sigamos encontrando, para demostrar que las cosas a las que nos estamos comprometiendo se cumplen”, manifestó Macri en el barrio Nueva Esperanza de la capital de Sant Fe, flanqueado por el gobernador Miguel Lifschitz, el intendente Corral y el sindicalista Venegas. También hizo alusión a las inundaciones: “el problema no se termina cuando el agua se va, al contrario, los problemas se quedan y ahí es cuando apreciamos con mayor claridad el dolor que nos provocan las consecuencias que tiene el agua. Detrás de cada inundación hay una vivienda que se pierde, hay una familia que sufre, hay un campo que se abandona, porque el agua arrasa con todos los medios de trabajo y eso ocasiona mayor pobreza, mayor frustración, por eso justamente cuando el agua se va es donde todos tenemos que encontrarnos en el terreno”. En Santa Fe, afirmó el presidente, “son décadas de obras de las cuales se habla y no se han hecho”. “Las obras no pueden nunca más comenzar y nunca terminar, las obras no pueden ser otra cosa que fuente de alegría, de esperanza, de futuro, nunca más sinónimo de corrupción, nunca más ligadas al robo, a la frustración, a la mentira. Las obras tienen que comenzar y terminar en los plazos que han sido comprometidas”, afirmó Macri. La campaña, evidentemente, ha comenzado (fuente: “El techo de Macri”, Página/12, 3/2/017).

El ambiente en el sindicalismo educativo está que arde. En el acto convocado el jueves 2 por las cinco gremiales docentes, el canto era “Olé olé, olé olé olá, a paritarias nos tenés que convocar. Olé ole, olé olé olá, sin paritarias qué quilombo se va armar”. Al mediodía la zona del Congreso estaba repleta de docentes que representan a las 24 provincias del país. El acto recibió el apoyo de la CGT y la CTA. Silvia Angelof, docente de la provincia de Neuquén y compañera del fallecido Fuentealba, dijo a Página/12 que “venimos perdiendo derechos laborales y nuestro salario se queda con la inflación. Los docentes en épocas de crisis social y económica son los que más ponen el cuerpo, porque la escuela es el único lugar donde van los chicos con problemas, para que se sientan mejor y puedan tener una taza de leche”. “Antes las paritarias nacionales servían de piso, ahora se quieren imponer como techo”, remató. Sonia Alesso, secretaria general de Ctera, advirtió: “sin paritarias, habrá paro general. Sin paritarias, habrá marcha federal educativa. Sin paritarias, llenaremos todas las plazas del país y la Plaza de Mayo”. Y agregó: “quieren que no tengamos derechos ni paritarias, pero quieren también cargarse la escuela pública. Quieren que nuestros pibes no terminen la secundaria ni la universidad. No estamos discutiendo solamente un porcentaje, sino un modelo de país”. Valeria Perrone, miembro del sindicato de docentes privados (Sadop) de Mendoza, destacó que la paritaria nacional es un “derecho adquirido y hay que defenderlo”. Roberto Baradel, de Suteba, fue contundente: “el gobierno tiene que cambiar la metodología. No les vamos a permitir que sigan aplicando políticas de ajuste, porque sino nos van a tener en la calle peleando. Si no hay paritarias nacionales, hay conflicto nacional”. Javier Galluccio, del sindicato docente de Santa Fe, sostuvo que “nos movilizamos porque tal como prevé la ley nacional de Financiamiento Educativo, que conquistamos los maestros, se plantea la convocatoria a una paritaria nacional a efectos de establecer un piso salarial para todo el país”. Destacó que esta lucha implica una “paritaria testigo para el resto de los trabajadores del país, del área que sea”. Camila Golzman, miembro del programa Turismo Educativo del Ministerio de Educación, dijo que “es un programa educativo de integración, inclusión y valores, que ayuda a los chicos para que se conozcan con alumnos de otras provincias. Este es el segundo verano seguido que no sale el programa y los chicos no pueden viajar. Hay compañeros que no cobran desde julio del año pasado y otros desde octubre. Aunque no estemos en el aula, sí trabajamos con las escuelas. Por eso apoyamos la paritaria docente, es también nuestra lucha” (fuente: Gastón Godoy, “Sin paritarias, llenaremos todas las plazas”, Página/12, 3/2/017).

En su edición del viernes 3 de febrero, La Nación publicó un artículo de Luciana Vázquez titulado “La estrategia oficial abrió una inesperada brecha de conflicto”, en el que brinda un claro panorama de lo que está pasando a nivel educativo en la Argentina. Dice Vázquez: “(…) La estrategia que el gobierno nacional lanzó como un intento de mantener a raya la conflictividad propia de las paritarias docentes empieza a ponerse a prueba. Este año los gremios encontraron otro motivo de lucha, además del reclamo salarial, para cerrar filas y presentar oposición al Gobierno: la apertura de la paritaria nacional docente, que el Ejecutivo Nacional se niega a convocar. Ése fue el puntapié inicial, y central, de una estrategia de varios pasos que el macrismo viene desplegando. Le sigue la provincialización total de la negociación salarial con los docentes. Además, la conformación de un bloque de gobernadores que fije piso pero también techo del aumento salarial. Y ambos, piso y techo, consensuados a puertas cerradas, sin convidar a los gremios docentes a la negociación. Finalmente, la decisión de desplazar al ministro de Educación Esteban Bullrich del centro de la escena paritaria para poner en su lugar al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, precedido por su fama de negociador exitoso con los gobernadores” (…) “El horror a la foto de paritarias nacionales fracasadas y del paro docente en vísperas de elecciones obligó al gobierno a pensar fórmulas novedosas para resistir el embate de los gremios. La corporación gremial docente argentina es implacable en el ejercicio de sus derechos y beneficios corporativos. Desactivar la paritaria nacional, además, daba respuesta a un pedido de varios gobernadores que prefieren que este año la Nación no fije pisos salariales” (…) “Además, el gobierno creyó contar con un argumento imbatible por incumplir el artículo 10 de la ley de financiamiento educativo, que establece que el salario mínimo docente debe surgir de una paritaria nacional” (…) “Finalmente, la ilusión de alinear la voluntad de los gobernadores, presionados por los paros docentes” (…) “Sin embargo, la reunión de gobernadores de ayer mostró grietas en ese bloque que el macrismo soñaba monolítico. El problema no son los porcentajes de aumento. Ahí hay consensos. Las diferencias están en la carta que la Nación puso sobre la mesa creyendo ganar la partida: varios gobernadores expresaron la necesidad de convocar a paritaria nacional docente. Falta todavía saber si en el intento de apagar una mecha, la puja salarial de siempre, Macri no terminó encendiendo otra, el conflicto disparado por la negativa del Gobierno de convocar a una paritaria nacional docente”.

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