Por Carlos Tórtora.-

El miércoles pasado, la Casa de Salta en Buenos fue sede de una cena patrocinada por la Revista Siglo XXI (cercana a Miguel Ángel Pichetto). El evento pareció convalidar la ofensiva que Juan Manuel Urtubey desencadenó contra Sergio Massa y se vio allí a operadores pichettistas como Carlos Brown y Humberto Roggero. Pero también se dejaron ver figuras del sciolismo como Gustavo Marangoni y Santiago Montoya junto a nuevos operadores de Urtubey como Miguel Saredi.

Pero la batalla por el predominio en Buenos Aires entre Urtubey y Massa está lejos de agotar la multipolaridad de la interna peronista. Es que no está claro que haya un consenso completo entre los gobernadores del PJ para allanarle al camino a la candidatura presidencial del salteño. El tucumano Juan Manzur no ha dicho que no quiere ser candidato a presidente y a veces da a entender lo contrario. Cerca de Manzur están, por ejemplo, los gobernadores de Catamarca Lucía Corpaccci, y de La Rioja, Sergio Casas. Si alguien puede complicarle la vida a Urtubey éste parece ser Manzur y ambos compiten diariamente por el control del NOA.

Nuevos matices

Mientras tanto, otro polo de poder interno se está activando luego de meses de quietud. Se trata del Consejo Nacional Justicialista, cuyo presidente José Luis Gioja mantiene una relación fuerte pero a veces tensa con Cristina Kirchner. Gioja, por ejemplo, le dice a quien quiera escucharlo que él controla los pasos del gobernador sanjuanino Sergio Uñac. Pero éste también tiene ambiciones propias y, por ejemplo, estaría conversando con Macri para desdoblar las elecciones provinciales y, una vez reelecto, trabajar para la reelección de Macri. Un enfoque similar tendría el entrerriano Gustavo Bordet.

No parece, por otra parte, casual, volviendo al Consejo Nacional Justicialista, que Scioli se haya reintegrado como si nada a su cargo de vicepresidente del mismo y que varios de sus operadores estén activando reuniones con la dirigencia territorial. Tampoco parece casual que el ex motonauta se muestre activo cuando la causa por enriquecimiento ilícito que puede costarle una condena está prácticamente paralizada desde hace varios meses. El canje parece consistir en el congelamiento del expediente a cambio de que Scioli disperse aún más al peronismo. Eso si es que esto fuera posible.

Volviendo a Massa, que está siendo arrinconado por Urtubey por un lado y Felipe Solá por el otro, su salida de la encerrona sería blanquear sus acuerdos con el gobierno. Por ejemplo, que Malena Galmarini sea candidata a intendente de Tigre por Cambiemos. El tiempo le corre en contra al tigrense porque el macrismo lo apura sin contemplaciones. Uno de sus seguidores, el intendente de San Fernando Luis Andreotti, ya tiene un pie dentro de Cambiemos.

En síntesis, todo indica que el peronismo no kirchnerista está lejos de un acuerdo de unidad y que el gobierno juega cómodo a multiplicar las divisiones existentes.

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