Por Guillermo Cherashny.-

El gobierno sigue al borde del abismo pese a que Massa, el nuevo ministro de economía, planteó un rumbo correcto con el cual coincidieron los analistas económicos, pero todavía no explicó qué medidas tomará para cumplir la meta de déficit del 2,5% del PIB y no queda mucho tiempo para anunciarlas. Massa parece tener el apoyo de Cristina para tomar medidas pro mercado y espera como todos los resultados favorables, lo mismo que el presidente. Pero no es el frente interno el que socava las medidas del ministro. En efecto, el sector mayoritario del establishment, que disputa poder con el llamado «Grupo Roldán», es decir, los empresarios que apoyan al ministro y a través de la oposición y los medios de comunicación son los principales objetores. Asimismo, los economistas racionales no quieren que el kirchnerismo por medio de la figura de Massa ingrese en el realismo económico, porque desean que el kirchnerismo desaparezca del sistema político si se espiraliza la crisis económica. A estos sectores no pareciera importarles si se produce un crisis parecida a la del 2001 pero Macri está convencido de que, si ocurre esa tragedia, le mejorarían las condiciones para su «segundo tiempo», es decir, volver a La Rosada con mayoría parlamentaria y con posibilidades de que la gente soporte que entre con la motosierra para hacer los cambios liberales que no quiso hacer en 2015. Pero parece que ahora sí está decidido a aplicar las recetas liberales. Estos sectores no pueden permitir que el gobierno adquiera cierta estabilidad hasta las elecciones y pueda ganar la gobernación de la PBA, porque la elección presidencial hoy por hoy es muy favorable a Juntos por el Cambio, cuyo triunfo parece inexorable, hasta ayer en la primera vuelta. Pero si Massa empareja los números, necesitaran una segunda vuelta igualmente con seguras chances de ganar, porque el gobierno no puede dejar de perder reservas del BCRA, que están en un nivel crítico.

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