Por Carlos Tórtora.-

El mantenimiento a toda velocidad del ajuste no sólo es una condición esencial para el funcionamiento de la economía de JM. Es también el único eje de su estrategia política. El presidente busca mantener sus altos niveles de adhesión a través de la identificación de su público con los despidos masivos y la desarticulación de organismos públicos. Se trata de una forma de destrucción creativa bastante original, porque se basa fundamentalmente en arrasar con el Estado, partiendo de que éste, como dice Milei, es para el oficialismo «una organización criminal».

En medio de esta realidad, La Libertad Avanza empieza a intentar plantarse como una fuerza política nacional, compitiendo esencialmente con el PRO, que definitivamente se niega a ser absorbido. Durante la convertibilidad de los 90, el éxito de la misma hizo que la UCD fuera absorbida por el menemismo. El paralelismo con el PRO es muy distinto. El éxito libertario es mucho más moderado y el PRO encuentra espacio para auto afirmarse.

Además, Milei no ejerce un verdadero liderazgo partidario ni conduce como un caudillo su fuerza política. En este sentido, Mauricio Macri se anota más claramente como un líder tradicional.

Carencias

Otra de las desventajas políticas de Milei es su ausencia de gobernadores frente a los 10 que suma JxC. Esto deja expuesto al gobierno a la hora de la construcción territorial. Hasta el momento, el pase de legisladores del PRO a las filas de La Libertad Avanza se cuenta con los dedos. La ausencia de liderazgos libertarios importantes se hace sentir y es otro de los factores que le juegan en contra al oficialismo. El caso más paradigmático es Buenos Aires, donde las huestes de Axel Kicillof se las van arreglando para controlar la legislatura, ante las bancadas divididas de La Libertad Avanza.

Share