Por Carlos Fara.-

El crupier le puso fin a las apuestas de los jugadores. Ahora todos están a suerte y verdad, a ver cuánto de la teoría se verifica en la práctica. ¿Qué nos deja el cierre de listas?

1. Cristina se salió con la suya: digitó todo lo importante. Tuvo un dolor de cabeza con Randazzo (¿error de cálculo de Zannini?) pero dejó en claro que ella es la que manda, y con la posibilidad concreta que Scioli gane es muy difícil cuestionar su guía estratégica. Ahora: si pierde, pierde ella. Por eso la principal conclusión es que ahora ella está implicada en la necesidad. Pero si pierde, tendrá un control importante de sus bloques. Al no ser como candidata le quitó un argumento a la oposición (“busca fueros”).

2. Primaria Aníbal+Julián: a priori es para que la gane el jefe de gabinete por conocimiento, exposición y liderazgo. Con Sabbatella no expresa a los territoriales pero contiene al ala ideológica no peronista. Julián con Espinoza tiene más potencial con los intendentes, pero los votos no son de nadie… Escenario abierto a priori. No es una gran oferta, pero el PRO tampoco presentó algo muy competitivo por sí mismo.

3. Pro con fórmula pura: más allá del debate de si “puro o impuro” la jugada de Macri es la mejor posible. La segunda figura nacional es Gabriela, quien así permite desdoblar la campaña y multiplicar la presencia. Persistir en que haya una primaria también es correcto: al ganar, lo entroniza nacionalmente y le da juego a sus adversarios internos.

4. Sale Ritondo, entra Salvador: como gesto político es mejor (nos remitimos a nuestras observaciones de la semana pasada en esta columna). Sin embargo, el acompañante es un ilustre desconocido.

5. Massa y el intendente de Salta: al menos novedoso. Muestra interior, sub 45, ganador, territorio. Pero le costó encontrar el perfil, lo cual era lógico frente un escenario incierto.

6. Felipe Solá-Daniel Arroyo: costó pero al menos tiene una fórmula atractiva. Felipe es conocido, fue gobernador, se alejó de los K, los enfrentó 2 veces y les ganó (un invicto). Arroyo complementa con experiencia de gestión (viceministro de Alicia, ministro con Scioli) y especialista en uno de los temas más urticantes de la agenda: desarrollo social y juventud. Es el ministro en políticas sociales que todos los presidenciables desean.

Quedan muchas cosas en el tintero, y debe advertirse que ningún compañero de fórmula -por mejor que sea- resuelve el déficit del número 1.

No hay que descartar que haya novedades con los resultados de las PASO en la mano. Queda una vuelta más. (7 Miradas, editada por Luis Pico Estrada)

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