Por Carlos Fara.-

¿Cuánto hay de renovación en el peronismo PJ (PPJ)? ¿Es un camino claro y sólido? ¿U opaco y endeble? Un flashback. Al perder las elecciones de 1983 post dictadura, se produce un fenómeno de pase de facturas y pedido de renovación de metodologías, caras y aggiornamiento ideológico, con mayor democracia interna. La cúpula derrotada no acepta abrir el juego, y se produce un debate que termina en ruptura, sobre todo en la provincia de Buenos Aires. Eso genera que la renovación de Cafiero le gana en la elección general “la interna abierta” a la ortodoxia. Epílogo: la renovación toma el poder del partido, unificando al movimiento.

Volvamos a la actualidad. Scioli y Aníbal pierden, con el poder en la mano, no en un período post dictadura. Ambos se identifican con CFK, la presidenta saliente. La mayoría de la dirigencia cree que es mejor que Cristina sea parte del pasado, pero las noticias por causas de corrupción la devuelven al presente todo el tiempo. A su vez, el PPJ no tiene líder nacional, y CFK -aun desgastada- no mide nada mal en el crítico GBA. Por otra parte, muchos de los que quieren que ella desaparezca la defendieron hasta el 10 de diciembre, con lo cual no tienen la autoridad política de los renovadores de los ‘80 para pelear contra los mariscales de la derrota.

Hasta aquí los hechos. ¿Qué les puede deparar el futuro?

Pasaron 9 meses de la asunción de Macri y el PPJ sigue dando vueltas. Se fragmentan los bloques, eligen una conducción de transición, tratan de juntarse las caras menos expuestas y desgastadas, pero el kirchnerismo no desaparece, el debate sobre lo que debe hacerse va lento, los intereses de corto plazo se multiplican, CFK no se va y el peronista con mejor imagen está fuera (y no tiene pensado volver, al menos hasta que pasen las elecciones del año que viene y se visualice cómo quedó el panorama).

El acto para conmemorar el triunfo de Cafiero en 1987, cuando recuperó la gobernación bonaerense, para expresar una “neo renovación”, dejó más dudas que certezas. Entre los que no pudieron subir al escenario, más el reciclaje de caras muy comprometidas con el pasado, todo se convirtió en una escena poco motivadora para que los bloques se vuelvan a unir, y Massa considere regresar. Simplemente porque nadie compra caro lo que quizá dentro de un año pueda comprar mucho más barato y con derecho de aceptación y permanencia.

Adentro nadie quiere echar a nadie, simplemente porque nadie tiene legitimidad ni fuerza para hacerlo. Para eso se necesita liderazgo, que no existe (e insistimos, Cristina no está jubilada).

Para que exista liderazgo auténticamente renovador hace falta una estrategia profesional en estos tiempos que corren, que tampoco existe.

Dada la carencia de los factores básicos que podrían generar un producto distinto, las perspectivas no son alentadoras. Lo cual no significa que el PPJ haga una mala elección el año que viene, sobre todo si la reactivación tarda en llegar. Pero con una elección decente no se resuelven los problemas. Podría ser pan para hoy, hambre para mañana.

Mientras tanto, seguirán habiendo homenajes a Cafiero. (7 Miradas, editada por Pico Estrada)

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