Por Carlos Tórtora.-

La marcada tendencia de Horacio Rodríguez Larreta a huir de las definiciones encuentra sus límites en el transcurso del tiempo. Ahora queda expuesta la preparación de un acuerdo por el cual Larreta apoyaría a Martín Lousteau para jefe de gobierno porteño a cambio del apoyo de la UCR a su candidatura presidencial. La entrega del principal bastión del PRO levanta la indignación de Jorge Macri y Patricia Bullrich y le abre más espacio a Mauricio Macri para alzar las banderas amarillas.

Claro está que esta encrucijada tiene que ver con otros temas. Por ejemplo, con la suspensión o no de las PASO. Si no se modifica la ley de primarias, Larreta podría consolidar su candidatura presidencial sobre la base de captar votos independientes para las primarias. Pero si éstas se suspenden, estaría en una situación de dependencia de la UCR, que tiene una mayor estructura partidaria y el voto de una importante base de afiliados en todo el país para determinar una elección interna. En otras palabras, que si hay suspensión, Larreta quedará mucho más sujeto a las pretensiones radicales. Por otra parte, esto se ve reforzado por el simple hecho de que Patricia Bullrich es la presidenta del PRO y podría entonces imponerle condiciones a su rival el jefe de gobierno.

Preparativos

Es obvio que con su acostumbrado estilo de sortear los conflictos, Larreta busca evitar que surja en el PRO una polarización en torno a la no entrega de la ciudad a la UCR. Una vez más, el tema de las PASO se mete en el medio, ya que sin las mismas el peso del aparato partidario radical sería decisivo a la hora de elegir candidatos, lo que disminuiría mucho con las primarias.

Ahora la iniciativa la tiene el kirchnerismo, a ver si cuenta con los votos necesarios en Diputados para sancionar la reforma electoral. Alberto Fernández es el obstáculo más importante para la suspensión y una eventual transacción podría llevar a que sólo se posterguen las PASO un mes, con lo cual el kirchnerismo lograría algo más de tiempo para que haya una ligera reactivación económica.

Volviendo a JxC, al juego de las alianzas entre Larreta y los radicales todavía le quedan varios meses por delante, aunque es evidente que la fisura en el PRO se agranda. Esto en el marco de un discurso cada vez más diferenciado entre un radicalismo cada vez más socialdemócrata y un Macri cada vez más liberal. Dos posturas que van aumentando el tono irreconciliable de la lucha interna en JxC.

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