Por Carlos Tórtora.-

En las últimas horas son muchas las sombras que se ciernen sobre el Pacto de Mayo. Para empezar, está la sugestiva suspensión de la reunión de gobernadores convocada para mañana en la Casa Rosada.

Para analizar el tema, lo primero que hay que destacar es que al gobierno lo que realmente le interesa es la sanción de la Ley Ómnibus más que el Pacto. Diversos gobernadores de JXC, empezando por el cordobés Martín Llaryora, ya plantean que el proyecto debe ser modificado para su tratamiento. La postura tiene fundamentos lógicos. No se puede pretender -sin que haya escándalo- que los diputados de la oposición dialoguista que votaron en contra de parte del articulado voten ahora a favor de los mismos artículos. Se trataría entonces de una situación inadmisible. Y para cambiar el articulado, Javier Milei debería hacer concesiones a las que no está dispuesto.

En otro orden de cosas, la negociación del gobierno con las provincias -tal como se empieza a dar- se encamina hacia la consolidación de dos bloques. El de JXC, aliado de Milei y el peronismo, encolumnado detrás de Axel Kicillof, que acaba de dar su grito de guerra en la apertura de sesiones de la Legislatura bonaerense. Con este esquema, Milei terminaría firmando el Pacto con provincias que en su conjunto representan apenas un tercio de la población nacional, ya que sólo Buenos Aires contiene más de un tercio. Esta perspectiva sería de una clara derrota para los libertarios, que sólo pueden firmar un Pacto con casi todo el país. Siempre dentro de estas perspectivas, el gobierno perdería con el Pacto más de lo que gana.

Por otra parte, aun los gobernadores más amigos, ya le están reclamando a Milei modificaciones en algunos de los 10 puntos del Pacto que el gobierno da como un hecho consumado.

Patear para adelante

Así las cosas, el Pacto, que pomposamente se llamó fundacional, podría terminar siendo un entretenimiento para salir de la situación de enfrentamiento con los gobernadores y una forma de dividir el bloque de las provincias. Pero no habría un resultado efectivo y, más temprano que tarde, Milei terminaría culpando a los gobernadores peronistas por haber saboteado la iniciativa. Para que el Pacto se haga efectivo, tendría que ponerse el gobierno a consensuar punto por punto, lo que es impensable.

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