Por Luis Américo Illuminati.-

El caradura de Alberto Fernández -patético turista- quiere hacer creer en el extranjero que en este momento la democracia argentina está amenazada, la cual nunca estuvo más en peligro que con él, que al negarse a comprar a tiempo la vacuna Pfizer durante la pandemia del Covid-19 que por su culpa murieron 130.000 argentinos. ¿Será su conferencia en la UNAM una forma de hacer creer en el extranjero que es un «perseguido» ante el escándalo mayúsculo de los seguros, causa penal en que podría ir preso?

Como no podía ser de otro modo, Don Seguro sigue el mismo derrotero penal que su madrina la doctora sin título -condenada por corrupta-, que lo puso en la fórmula con ella para usarlo como vil instrumento y convertir la democracia en una titerocracia como continuidad de su modelo desquiciado de gobernar como una autócrata populista durante 20 años. Horrible fórmula, horrible dúo. Horrible herencia que le dejaron al nuevo gobierno.

Y, para colmo, conspirando todos juntos: «los jinetes del fracaso» -con Kicillof a la cabeza- seguidos por piaras y jaurías de lobos deshumanizados, los zombis K, anunciando su autoextinción por exceso de locura. La obra final del kirchnerismo, una burda e infumable copia de una tragedia griega que enojarían a Esquilo y a sus colegas Sófocles y Eurípides.

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