Por Carlos Tórtora.-

Guillermo Francos reconoció anteayer que, dentro de la ley ómnibus que Javier Milei enviará al Congreso, se encuentra incluida la derogación del régimen de las PASO. Se impondría de este modo un criterio de ajuste, ya que con la eliminación de las primarias el Estado Nacional se ahorraría arriba de 5000 millones de pesos. Este fuerte recorte del gasto político tiene, sin embargo, derivaciones complejas. Para eliminar las PASO es necesario entonces derogar la ley 26571, uno de los engendros jurídicos más resonantes de Néstor Kirchner. Este, al instrumentar las PASO, dispuso una importante intervención del Estado en la vida interna de los partidos políticos. En vez de elegir sus candidatos a cargos electivos de acuerdo a sus respectivas cartas orgánicas y conforme a su esquema interno de decisiones, quedaron sometidos a que los votantes no afiliados pudieran decidir sus candidatos y que todo su funcionamiento interno quedara regido por la nueva normativa. Por ejemplo, el esquema de las candidaturas pasó a ser rígido y no se admitió modificación alguna por vía de acuerdos partidarios. El artículo 38 de la Constitución Nacional, que consagra las funciones de los partidos, se convirtió así parcialmente en letra muerta. En principio, la finalidad de las PASO era fomentar la competencia interna en los partidos. Pero en la práctica se convirtió en un instrumento de dominación electoral del kirchnerismo, que con su gran estructura logística realizaba primarias avasalladoras que garantizaban el triunfo en primera vuelta. La casi totalidad de los partidos se vieron entonces perjudicados por las PASO pero poco podían hacer para modificarlas ante la mayoría peronista en el Congreso.

La vuelta al pasado

De este modo, en realidad la eliminación de las PASO implicaría liberar del yugo kirchnerista a la masa de los partidos políticos. Se terminaría el exceso de intervención del Estado en la vida partidaria y cada partido podría elegir candidatos de acuerdo a su carta orgánica, recuperando la libertad perdida. En síntesis, que «la casta», para usar el diccionario libertario, recuperaría el pleno control sobre el funcionamiento de los partidos. Se trata de un cambio con profundas implicancias que dejaría atrás 14 años de dictadura kirchnerista sobre el sistema de partidos políticos.

Lo paradójico de esta reforma es que, para eliminar las PASO, Milei deberá restituirle entonces una importante cuota de poder a su odiada casta, que fue largamente oprimida por el kirchnerismo.

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