Por Carlos Tórtora.-

El gobierno empieza a darle más probabilidades a su escenario más desfavorable en el manejo de la pandemia. Esto es que la llegada insuficiente de la Sputnik V se prolongue en febrero y se llegue así a marzo, cuando el cambio de estación hace prever un aumento masivo de los contagios. En su descargo, las autoridades rusas hacen referencia a que se está acelerando la producción de la Sputnik fuera de Rusia, para poder abastecer a América Latina, lo que en otras palabras quiere decir que la producción en Rusia estará volcada al mercado interno. La segunda opción argentina, un acuerdo con la china Sinopharm, parece todavía lejos de un cierre inmediato. Objetivamente, el panorama internacional muestra una incipiente guerra de las vacunas, que hace difícil avanzar en cualquier negociación.

El contexto europeo no ayuda. Se agrava en Europa el conflicto por las demoras en la entrega de las vacunas contra el coronavirus. La Unión Europea (UE) avanza en medidas para bloquear las exportaciones de las dosis ante futuros incumplimientos y comenzó una investigación contra la farmacéutica sueco-británica AstraZeneca, tras allanar una de sus plantas ubicada en Bélgica. La sospecha de Bruselas es que AstraZeneca estaría privilegiando a Gran Bretaña en la entrega de las dosis, además de la demoras en la producción y las denuncias de incumplimientos contractuales. Pero el alcance de la UE podría llegar más lejos. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha pedido que se esgrima el artículo 122 del Tratado de la Unión Europea, que permite hasta una intervención de las compañías para controlar su producción de vacunas u obligarles a producirlas en factorías de otros laboratorios.

17 dólares

En este contexto crítico, la Argentina pierde capacidad de negociación con Rusia y se enfrenta con la perspectiva de quedar rezagada en el plan de vacunación y expuesta al recrudecimiento de la pandemia. Tampoco faltan sospechas de corrupción. Un tema es la aplicación de la Sputnik en unidades básicas de La Cámpora. Otro, por cierto más grave, es la sospecha de la existencia de sobreprecios. La investigadora del Conicet Sandra Pitta afirma que el precio de mercado de la Sputnik V es de 10 dólares y que la Argentina la está pagando 17. Estaría en preparación una denuncia al respecto firmada por diputados de Juntos por el Cambio. Los detalles de la contratación entre los gobiernos de Moscú y Buenos Aires son reservados y siguen sin tener estado público, igual que las especificaciones técnicas que hacen crecer las dudas sobre las virtudes del producto.

Tal y como están las cosas, Alberto Fernández se arriesga a pagar un alto costo político -y sobre todo electoral- por su acuerdo con Rusia. El pomposo anuncio oficial de que la Argentina estaba entre los países con mayor índice de vacunación ha quedado descalificado por los hechos.

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