Por Carlos Tórtora.-

El acto de anoche en el Luna Park tuvo un tono monocorde carente de presencialidad política. Javier Milei se dedicó a pasear por los clásicos de la economía liberal entrando muy poco en el terreno de la coyuntura, como cuando embistió una vez más contra Pedro Sánchez y también contra Cristina Kirchner. Pero en general el tono de la exposición rozó lo aburrido y quedó muy lejos del Milei chispeante al que estamos acostumbrados. Cabe entonces la pregunta de por qué el presidente convocó ayer al Luna Park. La respuesta más evidente es que necesitaba una reafirmación de la identidad libertaria ante los momentos difíciles que se avecinan. Por ejemplo, hay que tener en cuenta el fracaso del Pacto de Mayo, por el cual Milei culpa a sus palomas, que creyeron en la viabilidad de un gran acuerdo político.

Ensamblado con esto se encuentra la muy dificultosa sanción de la Ley Bases en el Senado, donde el gobierno ya empieza a dudar de si habrá sanción y, si la hay, quedarían varias semanas más si la Ley vuelve a Diputados.

Además, la perspectiva de que el PJ se parta entre moderados y ultras se va diluyendo. En el Senado las 33 bancas peronistas se mantienen unidas y ya casi no hay riesgos de una fractura.

Malas señales

Sólo en relación al PRO, el futuro de LLA parece harto satisfactorio. En torno a Mauricio Macri hay hoy por hoy la sensación de que los dirigentes amarillos están cada vez más cerca a la Libertad Avanza y nadie puede revertir este proceso.

A todo esto, hay que agregarle que la interna de La Libertad Avanza sigue floreciendo y que, para tratarse de una fuerza oficialista, se encuentra notoriamente fracturada.

Este repertorio de problemas deja instalada las dudas en los dirigentes y van dando pase a un clima de incertidumbre. La situación puede agravarse si los indicadores económicos siguen mostrando rebelión.

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