Por Jorge Augusto Cardoso.-

En la antigüedad, la esclavitud no era considerada inmoral. Los ciudadanos griegos, poseedores de todos los derechos a diferencia de los esclavos, utilizaban su tiempo para lo que les diera más placer, para lo que quisieran; por lo general, para la recreación, el arte, la ciencia, la filosofía y la guerra. Los esclavos eran los que realizaban las tareas productivas para el sostenimiento del Estado.

En la Argentina actual, la situación no ha cambiado. Los que producen son los verdaderos esclavos del gobierno, que los esquilma para solventar los estrafalarios gastos de la política y para que otros hagan lo que más les place: cortar calles, hacer piquetes, destruir los bienes públicos y privados; no trabajar y vivir de planes.

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