Por Oscar Edgardo García.-

Alberto Fernández durante su campaña como precandidato presidencial del Frente de Todos prometió que si era elegido incrementaría las jubilaciones en un 20% con el objetivo de captar los votos de la clase pasiva.

La realidad es que hasta la fecha no sólo no cumplió con su promesa sino que, por el contrario, las jubilaciones han perdido sustancialmente su poder adquisitivo en virtud del índice de actualización de los haberes previsionales establecido por una ley que fue dictada y promulgada durante su gobierno.

Sergio Massa, candidato presidencial de Unión por la Patria, persigue el mismo fin al prometer que, si es electo presidente, los jubilados y pensionados van a ser parte de sus prioridades y buscará una solución para los 20 mil jubilados argentinos que cayeron víctimas del sistema de AFJP, justamente cuando él era el Jefe del Gabinete de Ministros de la Nación Argentina.

Ergo, igual infame patraña con diferentes palabras.

Durante su gestión en el actual Gobierno, ya sea como legislador o como Ministro de Economía, Massa no mostró interés alguno sobre el particular así como tampoco para que la ANSES les pague las reparadoras sentencias judiciales a las miles de víctimas de su perverso sistema de liquidación de haberes «para darles el derecho a una jubilación digna como merecen», tal como pregona en su fantasioso discurso de campaña.

Empero, mucho peor ha sido el daño que produjo a los ya alicaídos recursos financieros de la ANSES al haberse apropiado indebidamente del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de los jubilados para financiar el déficit fiscal así como también otorgando bonos, dádivas y préstamos anteponiendo sus miserables objetivos personales a los intereses y necesidades de los millones de damnificados integrantes de la clase pasiva.

No es necesario demasiado discernimiento para concluir que las promesas electorales de Sergio Massa terminarán en el mismo lugar que las de Alberto Fernández: la papelera.

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