Por Hernán Martínez.-

Los sindicalistas, en reunión cumbre de pensadores, dijeron que están obligados a tomar medidas por la situación actual. Esto según estos dinosaurios eternizados y su prole salvaje. Apelan al único acto que rompe con todas las formas que es la violencia del paro, que pretenden legitimizar moviendo contra su voluntad a las masas de empleados que, de no asistir, seguramente recibirán reprimendas. Como contrapartida, nos debemos preguntar, ¿quién está obligado? En este caso miremos al gobierno, que es el que se encuentra obligado a tomar medidas extremas que rectifiquen los 30 o 40 años de desvíos y desvirtualización de lo que significa representar a los trabajadores y de “administrar a las obras sociales”. El sindicalismo argentino, y sus representantes eternizados en el poder, y sabemos que en muchos casos hay violencia de por medio, está totalmente en off respecto de la realidad, porque no defienden los derechos, sino que los crean a su conveniencia para mantener sus niveles de conflictividad que, como sabemos, es la posición que tienen, salvo que el gobierno sea condescendiente y permisivo para evitar ser “impopulares”.

Miremos en los países del primer mundo qué y cómo actúan los verdaderos representantes de los gremios, donde el acuerdo de partes fundamentado en que el trabajo, es el leitmotiv de su esencia. No están para entorpecer ni para obtener réditos personales o económicos como es aquí, están para asesorar, defender y representar a los trabajadores que los eligen, existiendo una rotación natural democrática. Los empresarios ven a esto como reales colaboradores que permiten rectificar y mejorar las condiciones. Acá las condiciones siempre fueron insuficientes, según ellos, porque todos los días su actuación y reclamo cuasi quirúrgico obliga a tener un conflicto que en muchos casos se acuerda con un beneficio nuevo de por medio o con un necesario acuerdo que amplíe los derechos ficticios.

Los paros son salvajes dirigidos por salvajes con intereses económicos, políticos y nunca sociales. Por eso, ¿quién está obligado a tomar medidas hoy? Es la primera vez que se lo pone en caja y se los remite a sus funciones. Veamos las obras sociales, que siendo alrededor de 400, la de los sindicatos son las que más carencias tienen, salvo alguna puntual que usan como demostración de servicios, abandonando a su suerte a los afiliados. La crisis sanitaria es mayúscula y los aportes se diseminan en intereses personales y no colectivos. Nuevamente, ¿quién es el que está obligado?

Share