Cocinando la revuelta
Por Paul Battistón.-
“Cada cocina es una célula revolucionaria”.
A confesión de partes relevo de pruebas. Nada de nuevo, nada que no se sepa. ¿Y entonces?
Entonces lo que mata es la inercia. Esa misma inercia que ante pruebas de confesión similares mostraban el ejército de Milagro Sala, su financiamiento narco y de desvío de fondos y su entrenamiento insurgente con ex elementos de Sendero Luminoso. Todo este combo a la vista hace ya más de siete años. Casi el mismo tiempo desde que se tuvo noticias de los videos instructivos de las FARC en manos de los movimientos Mapuches. Casi también el mismo tiempo que la inacción es la que enfrenta los vandalismos y atentados.
Quizás ésa es la mejor herramienta de las agrupaciones revoltosas: agregar peso a esa inercia con aceitadas estrategias de comunicación y arenga que se traducen en la barrera infranqueable (de elevados costos) de esa corrección política donde todo debe ser pensado diez veces o debatirse con convidados de piedra antes de concretarse o donde debe esperarse lo peor para recién poder mover la ficha. Y si esa arenga contó con el aparato oficial mucho mejor.
Atados a los protocolos de la democracia y encadenados con el peso de organizaciones que se llenan la boca de la misma pero que brindan apoyo a quienes van por fuera, seguramente deberemos esperar que traspasen la puerta de “la Rosada” para vencer la inercia y convencernos de que la acción es lo correcto. Mientras tanto, las FFSS deberán seguir yendo a declarar por los destrozos de otros.
Desprecian la democracia y por añadidura la voluntad popular; la única democracia válida para ellos es la que les permitiría mantenerse en el poder indefinidamente y convertirse en el estado mismo.
Como siempre, en Argentina damos la nota y ahora están de vuelta en las calles (casi en la banquina de la clandestinidad nuevamente) después de que Scioli reconociera una derrota del triunfo que el correo y C5N le asignaban ¿?
Extraño camino en reversa del que han demorado casi 2 años en recomponerse.
Sus primeros pasos parecen ser no repetir ciertas falencias y comenzar por deshacerse a puntazos de infiltrados y dudosos. Luego continuar firme apuntando a “la piba” esa que no era montonera pero estaba lo suficientemente cerca como para aún no perder el gusto por la moda uniformada. Además de conocerlos demasiado.
Habrá que sacar boletos en primera fila para cuando en octubre los resultados les indiquen que quizás la única forma que les quede de atravesar nuevamente la puerta de la Rosada sea sin golpear y poder reafirmar así su vocación de dueños de la misma por posesión manifiesta, con el riesgo de la ruptura de la inercia.
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